Bye bye Acuerdo de París

30 de Enero de 2025

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Bye bye Acuerdo de París

Le Clercq

Por segunda ocasión, Trump decide que su país abandone el Acuerdo de París y desconozca los compromisos nacionales involucrados. Aunque durante su periodo presidencial anterior anunció que se retiraba y realizó los procedimientos para hacerlo de acuerdo con las reglas del tratado, esto no llegó a materializarse ante el triunfo electoral de Biden. Ahora es diferente, los Estados Unidos se retiran desde las primeras horas de la nueva administración y difícilmente tendrán la intención de cumplir sus obligaciones adquiridas previamente.

La decisión de abandonar el Acuerdo de Paris evidencia el sentido negacionista que caracterizará al gobierno de los Estados Unidos al respecto del cambio climático. Pero esto va más allá, la intención de abandonar la OMS y la suspensión de los fondos para la asistencia exterior, señala una profunda desconfianza, sino franco desprecio, hacia los mecanismos de la diplomacia multilateral y la cooperación internacional. Estamos en un contexto marcado por la erosión de la contención multilateral construida desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la irrupción de una geopolítica de poderes salvajes.

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El Acuerdo de París difícilmente tendrá sentido con la salida de los Estados Unidos, al igual que el Protocolo de Kioto estuvo condenado desde un principio por la negativa de ratificarlo por parte del gobierno de George W. Bush. Ahora que Estados Unidos se marcha, es cuestión de tiempo para que también lo abandonen o lo incumplan otros países desarrollados escépticos, como el denominado “Grupo Paraguas”, y aquellos con gobiernos abiertamente hostiles hacia la política climática global, como Rusia y recientemente Argentina.

A pesar del impacto de la decisión de Trump en las negociaciones climáticas, habría que reconocer que el Acuerdo de París está muy lejos de funcionar con efectividad. De acuerdo con reporte sobre la brecha de emisiones globales coordinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la humanidad avanza hacia un escenario de aumentos en la temperatura por encima de los 2.6º C y limitar el calentamiento global en solo 1,5 ºC, requiere de reducir las emisiones globales en el rango del 42% para 2030. Los compromisos nacionales no suman los suficiente para alcanzar esta meta y no es claro quién estará dispuesto a hacer más sacrificios después de que Estados Unidos ha optado por salir del Acuerdo.

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Tampoco puede perderse de vista que no se ha cumplido ni hay perspectivas que se cumpla, el compromiso de transferir 100 billones de dólares de los países desarrollados hacia aquellos de menores recursos o más vulnerables. En lo que respecta a las famosas COP anuales, estas se han convertido en espacios cooptados por países productores de petróleo y lobbies de la industria de los hidrocarburos cuyo objeto es retrasar la definición de decisiones más efectivas y justas. Lo que hace Trump es dar el tiro de gracia a un Acuerdo muy celebrado pero cuyos resultados han sido muy poco efectivos ante la magnitud de la emergencia climática.

¿Qué es lo que sigue? Las negociaciones climáticas internacionales continuarán su lógica pero bajo un ambiente de incertidumbre y futilidad. La acción climática dependerá del empuje de países en desarrollo preocupados por las consecuencias catastróficas en sus países y aquellos desarrollados comprometidos con las negociaciones, como la Unión Europea (siempre y cuando resistan la tentación del populismo de extrema derecha). Muy preocupante es que los proyectos de adaptación dependan de la oferta privada de soluciones locales y que la mitigación esté condicionada por la apuesta de los mercados por incrementar la oferta de energía solar. La irrupción de la geoingeniería es especialmente delicada ante las consecuencias impredecibles de manipular la atmósfera y la posibilidad de que esto sea producto de decisiones nacionales unilaterales y de oligarcas tecnológicos que vean en esto una nueva modalidad de negocios.

Tiempos muy complicados para la acción climática y un horizonte de incertidumbre absoluta en el mediano plazo.