Sin duda, en este momento la opción de nuestro país es reforzar el T-MEC por encima de la incorporación al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). No obstante, habrá que tomar en cuenta a este grupo, debido a la fuerza que tendrán, en todos los sentidos, desde ahora y en los próximos años. Es importante considerar que, además del grupo original, hay cerca de 60 países que han manifestado su intención de participar.
En la reciente reunión en Kazán, Rusia, se admitió a otros cinco países: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Irán y Etiopía. De nuestro continente iba a unirse Argentina, pero el impresentable Javier Milei decidió retirarse, y se vivió una situación bochornosa ya que el segundo país latinoamericano en integrarse iba a ser Venezuela, e incluso el presidente Maduro viajó a Kazán con el apoyo de Rusia; sin embargo, en ausencia del presidente Lula, el asesor presidencial brasileño en Asuntos Internacionales, Celso Amorín, vetó la entrada de Venezuela argumentando abuso de confianza de este país, al señalar: “Nos dijeron algo y no se hizo”, en referencia a la publicación de actas de cómputo de la pasada elección.
Sin duda, la consolidación de este grupo cambiará el mapa geopolítico, y será algo a considerar. Hay numerosos datos que confirman la fortaleza de algunos de sus países miembros, comenzando por el hecho de que agrupan casi el 50% de la población mundial, que ocupan el 33% del territorio del planeta y representan el 36% del Producto Interno Bruto (PIB) global.
Otro dato importante es que tres de sus fundadores, Rusia, China e India, son potencias nucleares, lo cual también es relevante, en vista de los conflictos existentes en diversas partes del mundo.
El mayor desafío que persiguen actualmente es sustituir y modificar la estructura financiera mundial creada en Bretton Woods en 1944, la cual dio origen al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), instituciones que han sido garantes y defensoras del capitalismo global. Cabe mencionar que la Unión Soviética, aunque participó en la reunión de Bretton Woods, nunca ratificó los acuerdos.
Este proceso de sustitución comienza con la creación de un sistema alternativo al dólar, que poco a poco avanza mediante el denominado BRICS Pay, que utiliza tecnología avanzada para permitir transacciones seguras, rápidas y, según afirman, de bajo costo entre los países miembros, lo cual facilita el comercio entre ellos y minimiza el impacto de variaciones externas.
Además, cuentan con el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), creado en 2013 como alternativa al FMI y al BM. Este banco inició con un capital de 100,000 millones de dólares, tiene su sede en Shanghái, y su primera presidenta, Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil, ha señalado en Kazán que la meta es la soberanía financiera y la reducción de riesgos geopolíticos, afirmando: “Queremos liderar una red de pagos más equitativa, enfocada en las necesidades de nuestras economías emergentes.”
Ahora bien, la consolidación económica del grupo no será fácil. Un ejemplo de ello es el intento fallido de crear una moneda única, promovida principalmente por Rusia, con el objetivo de reducir su dependencia del yuan chino, mientras que las negociaciones comerciales con países no miembros aún se realizan al margen del grupo.
Asimismo, es importante recordar que ha habido enfrentamientos armados previos entre China e India, y que Irán ha amenazado varias veces a Arabia Saudita con una guerra. Si el conflicto económico entre China y Estados Unidos se intensifica, tampoco será fácil que el grupo BRICS ampliado adopte una posición definida a favor de China, ya que algunos países aún dependen en gran medida de Estados Unidos.
Es decir, el panorama plantea algunas interrogantes que los BRICS deberán resolver para lograr consolidarse como grupo.