Yalitza Aparicio, la nominada al Oscar en la categoría la mejor actriz, por su papel como “Cleo”, fue entrevistada por la Organización de la Naciones Unidas, ONU para hablar de las trabajadoras del hogar y del mixteco, una lengua indígena del estado mexicano de Oaxaca. “Mi mamá es trabajadora del hogar y fue por ella que me nació, que tuve la intención de hacer la película. Alfonso [Cuarón, director del filme] ya me había dicho que Libo era como su mamá. Él tenía dos mamás, una de ellas era esta mujer, quien lo cuidó”, contó la actriz. Para la actriz, el de su mamá y Libo es un trabajo loable y merece reconocimiento: “Es un trabajo digno, al igual que cualquier otro trabajo. Merece derechos, merece tener una jornada laboral adecuada, que su sueldo sea el justo y, sobre todo, merece mucho respeto”. La película permite ver la nobleza de estas mujeres, que se convierten en madres de los niños de las casas donde trabajan. Son ellas las que los crían y les brindan la paciencia y el amor que necesitan. Yalitza Aparicio conoce el tema porque su mamá es una de esas trabajadoras, según dijo en la entrevista.
“El español es con lo que más convives”
A diferencia de Cleo, Yalitza no habla mixteco, aprendió sus líneas en esa lengua para interpretar al personaje. “En Oaxaca se hablan varias lenguas, dependiendo de la región y de la comunidad van cambiando. Hay mixteco alto, mixteco bajo -en el caso de mi región- y lo que sucede es que hay variantes, aunque sea en comunidades que están solo a media hora. Ese es uno de los motivos por los que a veces es complicado. En mi caso, vivo en el centro de Tlaxiaco. Aquí ya se ha perdido el mixteco. Está habitado por diferentes comunidades que hablan triqui, mixteco y algunas otras lenguas porque llegan personas también de otras regiones, pero no es muy común que lo escuches en la calle o que tengas vecinos que lo hablen. Fue una de las razones por las que yo no lo hablaba. Además, en mi casa, mi mamá habla triqui [otra lengua indígena] y mi papá habla mixteco y es difícil que entre ellos tuvieran comunicación con estas lenguas tan diferentes.” Además, hubo momentos en los que se consideró “sobre todo por lo que sucede en el contexto, que puedes ser objeto de discriminación cuando hablas una lengua y no puedes hablar bien el español. Me ha tocado observar también que muchas personas lo ven mal o, en ocasiones, se llegan a burlar de quienes no pueden pronunciar bien el español. En mi caso, me hubiera encantado hablar alguna de estas dos lenguas, pero cuando no la escuchas en tu casa ni fuera de ella, es complicado que llegues a entenderla y mis papás son originarios de otros lugares a los cuales casi no íbamos porque vivimos en Tlaxiaco y hay que asistir a la escuela y a los trabajos, y pues, el español es con lo que más convives”. Yalitza es una maestra normalista y como tal, considera que sería positivo integrar las lenguas indígenas a los programas de educación. “Me interesó mucho estudiar para maestra, es algo que había querido desde pequeña (…) sabía que podía hacer algo bueno por los niños y también porque, como maestra, puedes hacer que los niños amen la escuela o que la lleguen a aborrecer. Y sí, considero que es importante el tener estas lenguas en las escuelas. Yo conozco algunas en las que se enseña en la lengua materna [de los niños] y creo que esto es bonito. Es bueno tener esa oportunidad de hablar ya sea mixteco, triqui, zapoteco o cualquiera de estas lenguas, igual que el español o el inglés, porque hablar más lenguas te facilita la comunicación con las personas.” MM