Durante décadas había tenido un enorme éxito el ahora fiscal Alejandro Gertz Manero en su peculiar forma de forzar y hasta torcer la ley, en sus acuerdos y manejos políticos y legales. Había logrado, hasta ahora, convencer sobre su vocación de servidor público, sus principios éticos y su pensamiento progresista.
Ahora que aparecieron más audios sobre sus presiones y negociaciones, muchos mensajes de personas que lo conocen desde hace dos, tres o 20 años, coinciden: ese es el verdadero Alejandro Gertz Manero, el que amenaza, presiona y tuerce las evidencias.
Hay dos cosas que no acepta y que hacen enojar al ahora Fiscal: no tener la razón y quedar en evidencia. Su furia es tal, relatan desde el interior de la Fiscalía General de la República (FGR), que le tienen miedo, no respeto.
Sus conocimientos legales son tan limitados, detallan esas mismas personas que acompañan describiendo varios fracasos legales que han tenido en dos años, que es muy difícil generar una verdadera estrategia desde la Fiscalía. Se concentra tanto en sus intereses y casos que le den impacto que una gran parte de la FGR está suelta, sin control.
Aseguran que Gertz Manero ordena que se hable con los jueces, para “convencerlos” de que la FGR tiene la razón en sus casos, simplemente porque es la fiscalía y es de buena fe, y si no, que se busque apoyo más arriba. Pero el caso se debe ganar así. No le gusta perder, insisten.
Este día, comentan quienes fueron consultados, se ha hecho sentir la furia, de nuevo en el edificio de Insurgentes, como hace semanas atrás, pero ahora con palabras soeces se instruyó actuar contra Emilio Lozoya y su familia; investigar quién filtró los audios y mandarlos a la cárcel porque, han dicho sus colaboradores cercanos, “al fiscal no lo van a doblar”.
También comenzó a preparar su defensa, entre las frases que rondan es que se trata de una grabación fuera de contexto, hay más presiones porque se está avanzando en casos y el Presidente no lo sacará de la Fiscalía porque sería ceder… Más o menos en ese sentido, cuentan.
Pero si Gertz Manero se enfureció con estos audios en los que se escucha cómo está tranzando con la ley y operando el caso Lozoya; las investigaciones que avanzan en Estados Unidos en su contra, por sus operaciones financieras, y su poco apoyo en casos de investigaciones, entonces su furia no tendrá control.
Para Estados Unidos, Gertz Manero no es confiable, para el Ejército y Marina no es confiable, ni siquiera áreas de Hacienda quieren lidiar con su equipo. Sólo el presidente Andrés Manuel López Obrador lo defiende… en público.
Hay un pasaje que ocurrió más o menos hace tres meses, y que refleja las tensiones al interior del gobierno federal. El Presidente preguntó a uno de sus colaboradores más leales y cercanos qué pensaba de las acusaciones públicas contra Gertz Manero y los audios, si en realidad había algo. La respuesta fue que al parecer sí habían abusos y anomalías, López Obrador entonces respondió que había que revisar y actuar, pero no bajo presión externa.
Así es que mientras más se sienta presionado el mandatario, por intereses qué él identifica como oscuros (y que así se lo ha vendido el propio fiscal con eso de sus “extorsiones mediáticas”), no cederá en sacarlo de la FGR.
Sin embargo, estos últimos audios colocan en una situación muy compleja al presidente López Obrador, prácticamente el fiscal Gertz le ha visto la cara y con todo el poder que tiene, puede hacerle mucho más daño a su gobierno; así que tendrá que decidir si comienza a tramitar ante el Congreso su salida de una Fiscalía, que por cierto, ejecentral ha mostrado cómo no ha cumplido ni los objetivos que él mismo colocó en su programa de trabajo.
