Un profundo cambio en el país se instalará en menos de 90 días. Es tan grande la convulsión política que sufrirá el territorio en este tiempo, que sería prudente detenernos un poco, desde cada trinchera, para mirar con estatura de miras.
En este momento, México está siendo observado por organizaciones defensoras de derechos humanos y organismos internacionales, así como por entidades económicas y políticas. Además, diversos bloques de empresarios planean invertir en el país en los próximos años. Asimismo, las agencias de inteligencia estadounidenses, asiáticas y europeas están interesadas en el país, todas con objetivos geoestratégicos.
Y desde el gobierno, sin reconocerlo públicamente, hay preocupación. Desde el viernes pasado, varias de las amenazas se convirtieron en riesgos reales, posibles y algunos inminentes.
En la agenda de las autoridades federales, figura, por ejemplo, la imposibilidad de realizar campañas en al menos 10% del territorio, así como la incapacidad de designar candidatos o candidatas en 3% de las poblaciones en disputa, según sus cálculos.
Aunque se ha logrado impedir que algunos aspirantes relacionados con grupos criminales o intereses poco claros obtengan las candidaturas, las fuentes reconocen que lo logrado es mínimo. Aún quedan varios cargos locales por ocupar, pero no existe capacidad para identificar a los individuos que podrían representar un peligro.
Otro de los elementos que han dejado de ser amenazas y se han convertido en riesgos reales son los ataques dirigidos a quienes aspiran a los cargos de elección popular. Ya se han reportado algunas amenazas directas, pero carecemos de la capacidad para verificar su autenticidad.
Para las oficinas de seguridad, hay varios aspectos que también les preocupan debido a las posibles graves consecuencias. Los gobiernos estatales que tendrán procesos importantes de elección están “soltando” el control político y de seguridad, ya sea porque algunos serán candidatos o debido a peleas internas.
Mencionan también la estrategia identificada para empeorar la percepción a través de redes sociales, chats y medios de comunicación, así como las alianzas entre cacicazgos y políticos con grupos delincuenciales, lo que podría complicar el panorama. Si ambas situaciones son reales, aumentaría el riesgo de descontrol en el proceso electoral, en un contexto global de conflictos y debilitamiento democrático.
Al interior del país, la inseguridad es el punto más vulnerable del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ya que es el aspecto que más preocupa a los mexicanos, según la encuesta de Mitofsky para El Economista de enero pasado: “28% percibe una mejoría en la situación de seguridad, pero 46% afirma que es peor; mientras que 74% percibe mucha corrupción”.
Así, el país y todos sus habitantes somos testigos del inicio de uno de los cambios históricos que marcará el rumbo.
Ha llegado el momento, mi momento, de cerrar esta etapa como directora editorial de ejecentral, mi hogar durante casi ocho años. Agradezco esta gran oportunidad de aprender y crecer, de haber practicado periodismo de calidad, aquel periodismo que, como escribió Milan Kundera, tiene el derecho de exigir respuestas, gracias a su calidad y su compromiso con la información.
Gracias por la confianza que me fue otorgada por parte del grupo editorial de OFEM, tanto de los que permanecen como de los que ya se han ido. Agradezco al equipo de profesionales que admiro y respeto, porque cada día dan lo mejor de sí para reportar, diseñar, registrar y dar vida en internet a todo este esfuerzo.
“No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo…”: Mario Benedetti.
Vamos, pues, a continuar el viaje y a perseguir nuevos sueños. ¡Nos vemos!
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