Desde Palacio Nacional saben que tienen un tiro de penal imposible a fallar contra Cuauhtémoc Blanco, el todavía gobernador de Morelos, y el exjugador de futbol no tiene portero que detenga la jugada, sólo puede ceder.
Por desgracia no se trata de un partido de soccer, se trata de la situación en la que se encuentra el estado de Morelos en cuanto a corrupción e inseguridad. Aunque Blanco ha negado acusaciones, la información disponible en su contra, que está en poder del gobierno de la Ciudad de México y federal, y que ha sido alimentada por agencias de inteligencia nacionales y extranjeras, desnudan un gobierno familiar y de amiguismos vinculado a contratos irregulares, y a la permisibilidad y hasta alianza con grupos criminales poderosos y los que no son tanto.
Si el gobernador morelense pensó que el buen trato que ha recibido y hasta la defensa que de su figura ha hecho el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, era un muestra de cariño y porque le creía que no estaba metido en asuntos ilegales o su familia que son funcionarios, se equivocó. Y el mensaje le fue enviado.
Lo que parecía un ataque directo y único al fiscal de Morelos, Uriel Carmona Gándara, por parte de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, en el caso del feminicidio de Ariadna, en realidad fue una jugada en carambola, y pegar a dos bolas. La clave de este movimiento está en la relación del presunto asesino, Rautel “N” con personajes de Morelos.
Aunque al principio se sugirió que el ahora detenido pidió y recibió el auxilio del fiscal Carmona, días después brincó el nombre de Cuauhtémoc Blanco y su hermano Ulises Bravo Molina (dirigente de Morena en la entidad), aunque no tuvo más eco, la jugada se había lanzado para que llegara a sus destinatarios en el gobierno morelense.
El punto central es que la jefa de gobierno lo que hizo fue comenzar a abrir camino para el candidato al que ella quisiera colocar, y para hacerlo mostró el nivel de inseguridad e impunidad que persiste en la entidad, donde los crímenes y los feminicidios han aumentado y no se resuelven; pero también notificarle nuevamente a Blanco que si no quieren ir a prisión, deberán ceder y entregar el gobierno a Morena.
Si adicionalmente quiere la protección a través de un curul en el Congreso, como ha estado negociando el exjugador con Morena, para lanzarlo como candidato a legislador y así tener la protección legal, tendrá que ceder en todo.
Y es que Rautel, a quien era común ver en Morelos, tenía una relación de negocios con el gobierno de Blanco, y su contacto sería su hermano Ulises, quien asegura cuenta con el apoyo y cariño del presidente Andrés Manuel López Obrador, algo que no está muy claro desde que recibió toda la información sobre las anomalías y vínculos de corrupción en la entidad.
No sólo se trata del caso de Ariadna, sino de audios, mensajes de texto, testimonios, denuncias de legisladores locales, más de una decena de denuncias penales y hasta el seguimiento a dinero en efectivo. Son varios casos, muchos de ellos ni siquiera publicados.
Los funcionarios del gobierno federal consultados y de agencias estadounidenses aseguran que el gobernador Cuauhtémoc Blanco y su familia están en el radar de las investigaciones. De acuerdo a esas mismas fuentes, Morena tiene el balón, tiene el tiro y podrá conseguir todo en Morelos aprovechando la podredumbre que hay en la entidad y que ya había creado Graco Ramírez y profundizó su sucesor Blanco.