Los colombianos en México

28 de Noviembre de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Los colombianos en México

maria idalia gomez

Lo que hubiera parecido imposible una década atrás, ocurrió. La Procuraduría General de la República (PGR) ya tiene datos concretos de la asociación de organizaciones colombianas en México, vinculadas a un nivel jerárquico con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y operando en algunas zonas del territorio nacional. El gran problema que enfrentan las autoridades es que los grupos sudamericanos dedicados a operaciones ilegales, particularmente de narcotráfico, han evolucionado y adquirido un grado de sofisticación que sólo el trabajo institucional, bien coordinado y especializado, podría hacerle frente a esta amenaza. Esto permite entender no sólo cómo creció en silencio el CJNG en las últimas dos décadas, a pesar del combate del gobierno a finales de los años noventa, y de la persecución de sus enemigos. También cómo perfeccionó su trabajo y estructura, dividiéndola en dos ramas, la operativa en donde está Nemesio Oseguera y la financiera-empresarial, que dominan Los Cuinis. Permite comprender su capacidad de fuego, no sólo por el tipo y la cantidad de armas que maneja, sino por el entrenamiento al que son sometidos y que, de acuerdo a las indagatorias, tiene un nivel tipo militar. Y detalles aún más interesantes, como el uso de estrategias que generan confusión y disfrazan sus operaciones, usando para ello mantas y redes sociales. Aparentemente mucho de este perfil más sofisticado es parte del aprendizaje transmitido por los colombianos. Este descubrimiento se suma a otro que
 ejecentral dio a conocer el año pasado, que grupos de colombianos dominaban ya, y tenían bajo su control, una franja muy importante del Istmo de Tehuantepec, una zona clave para el trasiego de drogas. Sus operaciones han desestabilizado la zona y generado una violencia creciente, que sólo contuvo el terremoto del 7 de septiembre del 2017. La presencia colombiana fue ya evidente con la captura de 18 personas, el 15 de marzo pasado, como responsables del secuestro, tortura y asesinato de los dos agentes Alfonso Hernández y Octavio Martínez, cuyos cuerpos fueron hallados el 15 de febrero en Xalisco, Nayarit. Entre los detenidos hay cuatro colombianos, tres mujeres y Mauricio Valera Reyes, El Manotas, señalado por Omar García Harfuch, titular de la AIC, como presunto jefe plaza del CJNG en Puerto Vallarta y autor material e intelectual del plagio y homicidio de los agentes federales. Al interrogarlos, ofrecieron pistas a la PGR sobre la capacidad operativa del cártel y su expansión territorial, con personas entrenadas en los campos construidos para ello y que, aparentemente, crearon y administran los colombianos. Por lo pronto, los cuatro colombianos detenidos en México serán investigados para desarticular la red criminal que se ha instalado en el territorio nacional. Pero, esta transformación del escenario criminal de México, sólo puede entenderse porque las autoridades no hicieron su trabajo. A finales de los años noventa el Cártel del Milenio comenzó a ser investigado, desde entonces se supo de la sociedad con los colombianos, aunque en ese tiempo no operaban los sudamericanos en el territorio. Entonces detuvieron a una decena de personas y ya, no más. Las autoridades en la época del gobierno de Vicente Fox apostaron a que sus enemigos los eliminaran; y sí, los golpearon mucho, asesinando en Michoacán a todo el que se apellidara Valencia y debieron huir de lo que era su territorio. Adoptaron bajo perfil, se mantuvieron operando y renacieron hasta convertirse en el cártel del sexenio. Es una organización con capacidad para enfrentar a la autoridad y crear escenarios de inestabilidad, lo ha hecho antes al derribar un helicóptero, al emboscar a policías y miembros de las Fuerzas Armadas. Y ahora lo está haciendo en Nayarit con asesinatos selectivos y notorios, y en Michoacán, en donde más de una decena de municipios y poblados, de las regiones de tierra caliente, costa y la zona serrana, entre otras, permanecen en alerta ante la ola de enfrentamientos y bloqueos que Los Viagras, asociados con el CJNG, organizaron desde la primera semana de marzo. Algo que ha facilitado el flujo operativo entre el cártel mexicano y los colombianos es que se ha relajado la supervisión de ingreso al país de los ciudadanos procedentes de Colombia.