Cuando comenzó 2023, la estrategia para América Latina, y en especial México, se aceleró. El gobierno de Estados Unidos ya no estaba dispuesto a permitir que sus aliados ofrecieran tanto espacio de maniobra a Rusia y China. Sus escenarios de seguridad nacional muestran cómo ambos países, junto con India, conformarían un bloque en su contra los países de la OTAN.
Un escenario que visualizó hace 30 años Estados Unidos, pero que no tenía tantas posibilidades, como ahora, de hacerse realidad y que abre nuevas formas de confrontación.
En el continente americano la ofensiva es cada vez más notoria. No sólo por la presencia de inversiones chinas y su mayor participación en la pelea de grandes contratos para tecnología, armas, movilidad y desarrollo de puntos económicos estratégicos; y en la compra de granos y venta de insumos, sino también por el crecimiento de sus agentes en embajadas y oficinas comerciales, pero que para los estadounidenses son despachos de inteligencia.
En el caso de los rusos, la construcción de bases de operaciones en las que se supone ofrecen entrenamiento a cuerpos de seguridad, la venta de armas, su intervención en la minería y el impulso en desarrollos inmobiliarios; así como también mayor presencia de agentes de inteligencia en diferentes países. Y un dato adicional, la llegada de ciudadanos rusos buscando refugio, que sigue creciendo, aparentemente también se está convirtiendo, en parte, en una operación de inteligencia del Kremlin.
Por ejemplo, la visita el mes pasado del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a China, la reunión en el país sudamericano con el canciller Sergei Lavrov y sus declaraciones contra Ucrania, molestaron tanto a Estados Unidos que escalaron a una confrontación directa y hasta económica. Detrás también está la producción de armas y suministros, en lo que Brasil es líder y que no han entregado a los estadounidenses.
Apenas el miércoles, el presidente Gustavo Petro aseguró que en la administración de Donald Trump se trató de invadir Venezuela a través del territorio colombiano. Una declaración que sorprendió, pero que muestra las tensiones que existen con el gobierno de la unión americana y en el marco de las relaciones con los asiáticos.
El recién electo presidente de Paraguay, el conservador Santiago Peña, anticipó esta semana que romperá con Taiwán para platicar con China, aunque incentivará el comercio con los asiáticos. Y un anuncio más, en una entrevista con la BBC, restablecerá relaciones con Venezuela.
Paraguay es visto por Estados Unidos como un foco rojo y parte de un nuevo corredor para el terrorismo y sus enemigos geopolíticos. En enero pasado, el Departamento del Tesoro acusó de corrupción y vínculos con el grupo islamista Hezbolá al expresidente Horacio Cartes, quien es líder del partido que llevó al triunfo de Peña y que es considerado su padrino político.
En suma, los estadounidenses han identificado todo un corredor que llega a México en el que los intereses chinos y rusos están confluyendo de una forma que hace peligrar su seguridad.
Así que los ataques contra México que acusa el presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo se desarrollan en el marco electoral del país del norte, sino como parte de una agenda geoestratégica en medio de una guerra que tiene varios rostros: el económico, político y digital. Es por eso que los estadounidenses quieren que nuestro país juegue claramente en armonía con sus intereses, de otra forma, seguramente los embates continuarán y escalarán.
