Genaro, la puerta abierta

3 de Enero de 2025

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Genaro, la puerta abierta

maria idalia gomez

Cuando Genaro García Luna comenzó en las tareas de inteligencia, adoptó una máxima, “tu enemigo es por lo menos tan inteligente como tú”. Esta frase la utilizó toda su vida, un principio para no olvidar, solía decir. La olvidó.

El exsecretario tuvo un gran maestro, con principios y ética, reconocido por gobiernos, sectores sociales e instituciones nacionales e internacionales, el almirante Wilfrido Robledo, a quien después traicionó. El almirante, que al llegar al entonces Centro de Investigación y Seguridad Nacional se topó con que sus antecesores habían permitido que los estadounidenses tuvieran una oficina para espiar en México, desde el Cisen, y los corrió, no sin antes advertirles que habría colaboración, pero no sumisión.

Ese mismo almirante solía decir dos frases, que siempre lo guiaron, hasta el final: “si no eres parte de la solución, eres parte del problema” y “los estadounidenses no tienen amigos, sino intereses”. Esta última máxima la conocía bien García Luna y también se le olvidó.

Este gobierno, el de Andrés Manuel López Obrador no debe olvidársele. La aparición del nombre del mandatario mexicano, en una declaración y citada en la audiencia de García Luna es un foco rojo. El Presidente podrá decir que es una mentira, pero no podrá poner las manos al fuego por varios colaboradores ni mucho menos por gobernadores, integrantes del partido de alto rango y exfuncionarios que están siendo investigados desde hace tres años por las agencias estadounidenses.

Saben ya, con qué personajes del narco se han reunido y el dinero que han recibido, desde el partido y desde gobiernos locales. Pero también sus pesquisas incluyen a funcionarios corruptos, de los tres poderes y de todos los niveles. Y van por ellos.

Si algo mostró con enorme transparencia el juicio, es que las agencias estadounidenses son absolutamente pragmáticas, perversas y no tienen escrúpulos si se trata de sus intereses. A García Luna lo mantuvieron más de 15 años bajo observación sabiendo que era corrupto, lo hicieron su amigo, lo trataron bien, lo usaron y lo cazaron.

Mientras sedujeron al que fuera director de la AFI y al secretario de Seguridad Pública, y sus compañeros, les dieron entrenamiento, los pasearon, les dieron reconocimientos y equipo de alta tecnología, que incluyó herramientas de escucha y seguimiento, como el acceso a aviones de reconocimiento y localización en tiempo real, por ejemplo.

En la época de la Agencia y la Secretaría, García Luna dejó entrar hasta la médula a los agentes estadounidenses, participaban en operativos, hasta en interrogatorios, espiaron juntos e hicieron archivos juntos, y le dejaron pasar todo. Sin embargo, ahora el Departamento de Justicia estadounidense y la DEA lo llamó traidor.

En esos años, había una confrontación entre la CIA y la DEA, es cierto que García Luna quedó en medio, pero no como daño colateral de esta disputa, más bien como el único que cayó, porque tal parece que el gobierno estadounidense arreglará sus trapos sucios en silencio, los agentes y exagentes antinarcóticos también corruptos.

Así seguirán actuando las agencias, ahora con mayor intensidad. Aseguran que es mucha la ambición de muchos morenistas o priistas y expriistas convertidos, panistas, del Verde y hasta de Movimientos Ciudadano. Si es verdad esto, quizá ya han caído en las trampas de la DEA o CIA, y están fotografiados, filmados o hay testigos en su contra. La puerta ya está abierta para los que siguen detrás de García Luna, de acuerdo siempre a lo que convenga a los intereses estadounidenses.

Adicionalmente, México debe asumir la vergüenza de no tener ni la voluntad ni la capacidad de prevenir la corrupción ni perseguirla. El sermón mañanero no basta y las acusaciones o silencios de los expresidente tampoco los salva.

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