La fascinación por convertir en víctimas a victimarios suele ser muy común en México, y sirve para diluir los delitos que podrían haberse cometido. En las últimas semanas pareciera que hemos entrado en esa ruta con el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte.
Pero si revisamos lo que ha ocurrido en los últimos tres años en este caso, queda en evidencia que el exfuncionario comenzó su show desde entonces y contó con amigos dentro del gobierno que le han facilitado el camino.
Lo realmente importante en esta trama de videos, cartas, entrevistas y declaraciones que ha dado últimamente, es que se demuestra, como se dijo en esta columna, que Duarte sí acumuló pruebas del apoyo que recibió, por si lo traicionaban, y lo hizo siendo gobernador de Veracruz. Ahora hay que exigirle que acuse penalmente a sus cómplices y no sólo construya un discurso, y a su vez la autoridad lo obligue a ofrecer pruebas, pero sin negociar algún beneficio legal.
Y es aquí donde hay un punto central, Javier Duarte se mantuvo más o menos callado toda la gestión del procurador Raúl Cervantes y del encargado del despacho Alberto Elías Beltrán, porque sí lo ayudaron. Al menos el fiscal Alejandro Gertz Manero a su llegada a la todavía Procuraduría General de la República no sólo encontró la reconfiguración de delitos que le ha facilitado la defensa al exgobernador; sino que también dejaron prescribir por lo menos tres acusaciones y, otras más, estuvieron al filo de conseguirlo, sólo les faltó tiempo.
¿Alguien se ha preguntado por qué comenzó ahora con esta exhibición? La hipótesis de la oficina que dirige Gertz es que se dio cuenta de que no les alcanzó el tiempo para cumplir con lo acordado, y porque tienen en su contra nuevos testimonios y pruebas que fortalecen las acusaciones que enfrenta, es por eso que siguió el manual más viejo, colocarse como víctima.
Pero antes de continuar con las razones de este nueva exhibición, recapitulemos sobre el gobierno de Javier Duarte. Recordemos a los jubilados de la Universidad Veracruzana y de oficinas estatales que no podían cobrar su pensión por falta de fondos y debieron protestar varios meses. Y qué tal los casos descubiertos por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y del Organismo de Fiscalización Superior (Orfis), y los que documentó ejecentral que muestran que la corrupción sí tiene consecuencias graves.
Por ejemplo, la muerte de nueve menores que tenían leucemia y que, a pesar de haberse aprobado su autotransplante de médula, la falta de recursos (por haber sido desviados ante la existencia de una red de corrupción que incluyó empresas fantasmas) impidió su atención.
Compraron pruebas falsas de VIH que se aplicaron a por lo menos a 23 mil pacientes. Lo mismo ocurrió en tratamientos de quimioterapias falsos y las medicinas para tratar el cáncer, muchas de ellas, nunca llegaron a los pacientes, porque se habrían desviado en un monto estimado en dos mil 300 millones de pesos, sólo de partidas federales.
Su administración vendió reservas territoriales de Veracruz a precios muy económicos y a sus familiares y amigos. El posible daño se calculó, de dos administraciones, en tres mil 800 millones de pesos. Además no aclaró el uso de 500 millones de pesos en publicidad.
Por lo menos, la ASF documentó que su gobierno no aclaró el uso de 47 mil 472 millones de pesos. Por si fuera poco, Duarte simuló que le pagaba a la Auditoría cuatro mil millones de pesos que le habían observado, y jineteó el dinero.
Sólo por parte del auditor federal se habían presentado hasta el año pasado 52 denuncias por posible daño al presupuesto federal, por posibles delitos cometidos en su gobierno y de su antecesor Fidel Herrera, en un monto estimado en 37 mil millones de pesos. Aún faltaban denuncias de los años fiscales 2014 y 2015. Cervantes y Elías Beltrán, asegura la Fiscalía, no hicieron su trabajo.
Duarte se entregó en 2017 y desde entonces ¿qué ha ganado? En realidad mucho: su familia salió del país, a pesar de que su esposa, Karime Macías, podría enfrentar algunos delitos; se frenó la confiscación de sus bienes, por ejemplo en Estados Unidos; le reclasificaron delitos; prescribieron expedientes y se dejó abierta la posibilidad de ganar algunas de las acusaciones que enfrenta porque se habían dejado con alfileres. Algo similar pasó en el ámbito estatal, no se formularon todas las acusaciones en su contra.
Un último dato que no se debe olvidar, el Coneval documentó que en la gestión de Duarte 601 mil 548 personas se hicieron más pobres.