La cuenta regresiva comenzó, pero el tiempo, la poca experiencia y el dinero no alcanzó. El aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía, será inaugurado y operará a partir del próximo 21 de marzo con sólo dos aerolíneas, y en breve cuatro más.
Su capacidad máxima será de 20 millones de operaciones, cuando pueda lograrlo. Y si añaden una pista más en el futuro, prácticamente se duplicaría esa cifra. Pero sólo tendrán, por ahora, cuatro rutas, y con ellas ocho operaciones. También se sumarán dos aerolíneas de carga, y una internacional.
Se irán sumando más vuelos, pero en realidad nadará de muertito este aeropuerto, porque no da para más, al menos en este año.
Dos factores son los que provocan el problema. Uno ya ha sido muy difundido, la falta de interconexión para llegar a la terminal aérea y abordar un vuelo; y la otra, muy preocupante, es de la falta de equipamiento tecnológico que permita garantizar un sistema de aeronavegación segura al operar al mismo tiempo con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Así es, en este momento ninguna autoridad puede garantizar que sea seguro el espacio aéreo de la capital del país, no sólo por la falta de dicho equipo, sino porque tampoco se han hecho las pruebas que permitan certificarlo. Estamos a ciegas.
En todo este enjuague hay dos responsables, el exsubsecretario Carlos Morán Moguel (ahora director del aeropuerto capitalino); y el director de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), Víctor Manuel Hernández Sandoval.
A pesar de la inexperiencia de ambos funcionarios, por alguna razón el presidente Andrés Manuel López Obrador confió en ellos, y los escuchó cuando le dijeron que Santa Lucía era la opción ideal y posible. El Ejército cumplió con toda la estructura, funciona y es seguro. Pero ni el exsubsecretario ni el director del Seneam cumplieron con su parte. El presidente lo sabe, el Ejército se lo hizo saber, pues no iba a cargar con esa responsabilidad. Pero el mandatario los ha justificado, porque es real que le quitaron presupuesto a la Secretaría para comprar el equipo que requería. Se supone que para finales de este año se contará con todo lo necesario, pero no es seguro
Además hay que recordar los graves errores que ambos han cometido en el camino, que llevó a México a ser degradado por la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés). Pero hay algo mayor, con la modificación de los procedimientos de aproximación para el aeropuerto capitalino, que se supone que se genera el espacio suficiente para las operaciones en Santa Lucía. Pero los conocedores ya comenzaron a advertir que los aterrizajes en la Ciudad de México se hicieron inestables, y ya se han registrado una decena de eventos casi de colisión. Ninguno reconocido por las autoridades.
Es real y posible, la inexperiencia de Morán Moguel y Hernández Sandoval puede generar accidentes catastróficos en el espacio aéreo del Valle de México, y esta posibilidad de acentuará cuando se incrementen las operaciones en Santa Lucía.
Los expertos aseguran que el Presidente deberá decidir, en algún momento, si por seguridad construye una o dos pistas más en el Felipe Ángeles, para luego cerrar la terminal aérea de la capital. Y lo otro que también deberá determinar es qué hará con esos dos funcionarios, que han colocado en un riesgo real el futuro de su presumido aeropuerto Santa Lucía.
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