Sin que existiera alguna razón en particular, esta semana apareció José Refugio Rodríguez, representante legal en México de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, con una petición, que su cliente fuera devuelto a su país de nacimiento y en una prisión compurgara las condenas que le faltaban, incluso la que le fue impuesta en Estados Unidos.
De acuerdo con el mensaje que le hizo llegar una abogada y un familiar del líder del Cártel de Sinaloa, la razón es que los tratos son más inhumanos en la prisión de Colorado, que las que vivió en México, de donde también se quejó antes de irse.
Abogados consideran que sería legalmente factible, pero políticamente imposible.
Pero los especialistas aclaran que no es como lo plantea Rodríguez, evidentemente tratando de colocar la posición más favorable para su cliente.
La forma en que fue extraditado Guzmán Loera, no fue distinta a la de otros capos de tan alto nivel. Simplemente fue una operación legal y rápida para que no pudiera tener espacio de posponerla con amparos o recursos leguleyos, como le llaman en el medio.
El principio de especialidad es una figura que para algunos es controversial, pero para otros indispensable para poder tener herramientas jurídicas contra quienes gozan de alto poder y capacidad criminal. Suponiendo que impugnara y ganara la violación a sus derechos al incluir esa medida quedaría firme, de acuerdo a abogados especializados, la extradición que se otorgó a Texas, y tendría que enfrentar todo un caso legal en Estados Unidos para que se le aplicara los delitos que enfrentaba allí, que eran también por narcotráfico.
Pero tendría que probar que realmente se violaron sus derechos y, los documentos han sido avalados por jueces de ambos países. y casos precedentes no han tenido materia.
Sería un largo camino por recorrer por esa vía, y mientras Guzmán Loera permanecería en esa prisión de súper máxima seguridad, que de acuerdo a los parámetros estadounidenses es la que le corresponde por la posibilidad de fuga (ya que escapó dos veces en México), por el acceso de recursos que tiene que pueden corromper su entorno y por el nivel de delitos que para las autoridades de ese país cometió. Por eso sus vecinos son terroristas, asesinos en serie y delitos similares.
Y sí, tiene razón Guzmán Loera, su celda es en extremo pequeña, no podrá salir al sol nunca, ni platicar con nadie, ni dedicarse a actividades recreativas, todo eso y más las reglas de ese tipo de prisiones lo impiden.
Un punto interesante es que el abogado quiera colocar de nuevo el tema en la agenda en este momento, con un discurso de descalificación al Poder Judicial de la Federación, a la Fiscalía General de la República y en general gobiernos pasados.
También cuando el exsecretario de seguridad pública federal, Genaro García Luna enfrenta el juicio en su contra, frente al mismo juez que sentenció a Guzmán Loera y que se supone el exfuncionario protegió precisamente al Cártel de Sinaloa.
Pero también en un contexto en el que Estados Unidos no sólo endurecerá su discurso contra los grupos criminales mexicanos, sino también sus acciones para impulsar su detención o frenar sus capacidades, y adicionalmente buscará ese país la extradición de Ovidio Guzmán, hijo del capo.
Y un dato más, pedirle al presidente Andrés Manuel López Obrador una entrevista para el tema o, por lo menos, escuche al abogado en los medios con la petición de su cliente, es obligar al mandatario a pronunciarse sobre un tema muy delicado, políticamente inviable a tratar con Estados Unidos, y que cualquier cosa que decida dañará su imagen.
Es por eso que para algunos se trató de un mensaje desde Sinaloa, para otros la manipulación del tema para golpear la imagen de López Obrador. Hay fuerzas ocultas que buscan hacer ruido, tal parece, y dañar las instituciones, no sólo a las personas.
