A un año de la partida del maestro Francisco Toledo, amigos y seguidores colocaron diversos arreglos florales sobre la banqueta afuera del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
Aunque la puerta del IAGO se encuentra cerrada, decenas de oaxaqueños no dejaron pasar desapercibida la fecha del primer aniversario luctuoso del internacionalmente reconocido artista plástico, Francisco Benjamín López Toledo, conocido como Francisco Toledo.
Debido a la pandemia del Covid-19, que prohíbe la concentración de personas para evitar contagios, no hubo un acto formal y presencial del primer aniversario de su muerte, sólo a través de redes sociales se difundió un video.
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De orígenes zapotecas, nacido el 11 de junio de 1940, en Juchitán de Zaragoza, aparte de destacar en las artes, fue un importante activista de izquierda, luchador social, ambientalista, promotor, difusor cultural y filántropo. Apoyó numerosas causas enfocadas tanto a la promoción y conservación del patrimonio así como defensor y el cuidado del medio ambiente natural.
Fue un férreo opositor a la instalación de una franquicia de una cadena de restaurantes de comida rápida en el Centro Histórico, mientras que abogó por la construcción del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca en el Cerro de El Fortín.
Su arte reflejó un gran aprecio por la estética de la naturaleza, particularmente la de animales que no son convencionalmente asociados con la belleza, como por ejemplo, monos, murciélagos, iguanas, sapos e insectos. Toledo gastaba lo que ganaba de sus obras, en instituciones en apoyo a los jóvenes de escasos recursos, en abrir bibliotecas e infinidad de becas.
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