El escritor oaxaqueño Andrés Henestrosa citaba en su libro Alacena de minucias que el genio oaxaqueño no se expresaba solo en poesía, sino también en artes plásticas, música y política. Este comentario resulta extraño viniendo de un poeta. Agregaría la cocina al genio oaxaqueño, ya que posiblemente representa la fusión de poesía, arte y música. En Oaxaca, hay abundancia de todas estas manifestaciones.
La palabra “Oaxaca” proviene del náhuatl y significa “en la orilla del guaje”. En 1486, fue establecida por un destacamento del imperio azteca que taló un bosque de guajes, pinos y encinos para construir sus viviendas. Los aztecas llegaron a esta zona para mantener el control sobre sus aliados zapotecas.
En 1521, los españoles fundaron Segura de la Frontera sobre el antiguo asentamiento azteca (el buen clima fue un factor importante), y en 1528 esta villa recibió el nombre de Antequera de Guaxaca, título que conservó durante el virreinato (los españoles compararon la geografía de la zona con la de la ciudad de Málaga).
En 1872, la ciudad fue nombrada Oaxaca de Juárez. Como decía Henestrosa, el genio oaxaqueño se manifiesta en la política, y prueba de ello son Benito Juárez y Porfirio Díaz.
La ciudad de Oaxaca es mágica. Combina colores, olores y sabores con una arquitectura que fusiona iglesias virreinales construidas en cantera verde y edificios porfiristas de arquitectura francesa. Su clima es cálido y benigno, tanto que Friedrich Nietzsche consideró mudarse a esta ciudad en algún momento para mejorar su salud.
Aquí te presentamos cinco lugares que no te puedes perder en la antigua “verde Antequera”.
Zócalo y Catedral de nuestra señora de la Asunción
El centro de la ciudad es su Zócalo, alrededor del cual se construyeron los principales edificios de gobierno y eclesiásticos. En este espacio, destaca el quiosco. En los alrededores del Zócalo, encontrarás una gran variedad de restaurantes y cafés. Te recomiendo solicitar una mesa con vistas a la plaza.
Muy cerca de este lugar se encuentra la catedral, cuya construcción inició en 1535 y concluyó en 1574. Debido a los temblores, su estructura es de dimensiones muy sólidas. Su bellísima fachada es de estilo barroco y consta de tres niveles con esculturas de San Pedro, San Pablo, San Cristóbal y otros santos. En el centro se halla un hermoso relieve de la Asunción de la Virgen, rodeada de ángeles y apóstoles. El interior resulta sencillo en comparación con otras iglesias de la ciudad, pero caminar por sus pasillos es una grata experiencia. No dejes de visitar la Capilla del Señor del Rayo. La leyenda cuenta que un día cayó un rayo e incendió todo, excepto la efigie. De ahí que se le considere milagroso.
Basílica de Nuestra señora de la Soledad
Es una de las iglesias más hermosas de Oaxaca. Fue construida en cantera verde entre 1682 y 1690. Destaca su fascinante fachada barroca de cantera amarilla en forma de biombo. Está dividida en cuatro niveles, cada uno ornamentado con elegantes columnas corintias, dóricas e imágenes de santos. En el centro del segundo nivel, justo sobre la puerta, hay un relieve de la Virgen arrodillada y llorando junto a la cruz. En lo más alto de la fachada, se encuentra un relieve con la imagen de la Asunción. Tómate un tiempo en el atrio para apreciar este espectáculo del barroco.
El interior alberga una imagen de la Virgen de la Soledad, patrona de Oaxaca. Según la leyenda, un arriero encontró una mula cargada con alforjas que se negaba a moverse. Cuando la gente abrió los paquetes, descubrieron la imagen de la Virgen de la Soledad junto a la cruz. En ese lugar se construyó el templo. La basílica cuenta con un museo que resguarda las ofrendas presentadas a la virgen y arte religioso.
Mercado Benito Juárez.
La variedad y riqueza de Oaxaca tienen el escenario perfecto: su mercado. En él se concentran las tradiciones culinarias de sus grupos étnicos. No hay una cocina oaxaqueña única, sino tantas como regiones y comunidades existen en el estado. En el mercado, puedes disfrutar de una sencilla y deliciosa tlayuda de maíz o una memela, un plato de tasajo, o incluso un delicioso mole negro. El mercado fue inaugurado en 1894, y su estructura metálica recuerda a una estación de tren. No te pierdas las nieves de Chaguita, con sus exuberantes sabores.
Teatro Macedonio Alcalá
Fue inaugurado en 1909 poco antes del cumpleaños de Porfirio Díaz. Su fachada Art Nouveau fue elaborada en cantera, con elementos neoclásicos y una cúpula de diseño imperial. Su vestíbulo presenta un estilo Luis XV, complementado por una escalinata de mármol blanco. Originalmente, se llamaba Teatro Mier y Terán, en honor a un general oaxaqueño, pero en la década de los treinta se le dio el nombre del compositor del vals Dios Nunca Muere.
Iglesia de Santo Domingo
En 1551, la villa cedió terrenos a los padres dominicos para la construcción de un convento. El proceso de construcción avanzó lentamente y no fue inaugurado hasta 1608, aunque las obras concluyeron en 1666. El templo es una de las máximas expresiones del barroco en México. Su fachada es imponente, con tres niveles y un remate. Sobre la puerta se aprecia un relieve de Santo Domingo y San Hipólito sosteniendo un templo. El remate presenta el escudo de los dominicos flanqueado por ángeles. A ambos lados de la fachada hay un par de campanarios, y sus cúpulas están recubiertas por mosaicos. El interior del templo es una explosión del barroco. Destacan por su belleza la cúpula de la escalera, la capilla de la Tercera Orden y el portal de los Peregrinos. Hay dos elementos que no te puedes perder: la hermosa capilla del Rosario, donde en el centro se encuentra una pequeña imagen de la Virgen vestida de blanco, combinando con el dorado del retablo; y en la bóveda, el árbol genealógico de Santo Domingo de Guzmán.
El complejo de Santo Domingo incluye otros espacios asombrosos, como el Museo Etnobotánico y el Museo de las Culturas de Oaxaca.