Luego de tres meses de confinamiento, la industria restaurantera en la Ciudad de México enfrenta un nuevo reto con las modificaciones obligatorias en sus establecimientos para operar dentro de la nueva normalidad.
De acuerdo con las medidas de seguridad publicadas en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, a partir de mañana los negocios que tienen como giro principal la preparación y venta de alimentos, podrán abrir nuevamente sus instalaciones para ofrecer servicios en sus establecimientos, pero funcionando al 30% de su capacidad.
Sin embargo, deberán realizar adecuaciones en los locales para instalar filtros sanitarios, utilizar termómetros para proteger a los comensales, instalar tapetes, sanitizar continuamente sus instalaciones,
así como garantizar el uso de cubrebocas y caretas de todo el personal.
La Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) estima que la inversión global que deberá realizar cada negocio será de alrededor de 10 mil pesos, pero la cifra tendrá que incorporarse a los gastos fijos de los establecimientos ya que será una medida permanente.
“Después de tres meses sin ingresos, es el peor momento. La recuperación se llevará hasta el próximo año. Vamos a estar trabajando a la mitad de la capacidad durante dos meses”, dijo Francisco Fernández Alonso, presidente del organismo empresarial.
Los primeros dos meses de contingencia la industria restaurantera reportó pérdidas superiores 50 mil millones de pesos y la cancelación de más de 250 mil empleos.
En la Ciudad de México y en el área conurbada, se localizan casi 100 mil unidades económicas dedicadas a la venta de alimentos, alrededor de 15% de todos los negocios a nivel nacional, del total, 58% de los restaurantes en México son familiares, con una plantilla inferior a 30 personas.
Suben las cortinas
A partir de mañana, los restaurantes deberán priorizar el uso de ventilación natural, y de no ser posible, el sistema de ventilación sólo podrá operar con recirculación de un mínimo de 30% hacia el exterior en las áreas de comensales. La administración debe garantizar la limpieza y desinfección constante de los filtros.
También deben cambiar manteles y servilletas después de cada servicio y desecharlas en un depósito específico. Las mesas tienen que colocarse a una distancia de 1.5 metros de distancia y en zig zag o en su defecto, colocar barreras físicas para garantizar la “sana distancia” entre los clientes y sólo se permiten a 4 personas por mesa.
Entre otros cambios, los restauranteros deben evitar el uso de menús impresos e individuales, y colocar pizarrones, carteles y tableros en las paredes, así como priorizar el cobro electrónico para reducir al mínimo el uso de efectivo.
Algunos establecimientos cuentan con áreas para fumadores, pero no podrán utilizarse. También está prohibida la música en los establecimientos. En la entrada deben colocar dispositivos de gel antibacterial para los clientes, trabajadores y proveedores.
“Lo más caro de todo esto, es que abriremos con 30% de aforo, pero los gastos son los mismos. En un momento de bonanzas yo pongo los tapetes, pero este es un momento desafortunado”, dijo Fernández Alonso.
Las especificaciones establecidas por el Gobierno de la Ciudad de México para apertura de negocios, contempla la realización obligatoria de pruebas de Covid-19 a 5% del personal que labore en establecimientos que cuenten con 30 trabajadores o más, y estas pruebas deberán hacerse semanalmente. El precio de la prueba dependiendo del laboratorio o el hospital que lo realice, oscila entre los 1 mil 300 y
5 mil 500 pesos por persona. El costo será
asumidos por la empresa.
Según la Canirac, en la Zona Metropolitana hay alrededor de 2 mil 500 restaurantes de cadena, que tienen más de 30 empleados “empezando por un McDonald’s”.
“Abrimos mañana, pero la crisis no ha terminado. Va para largo y la gente no regresará de manera inmediata”, aseguró.
El dirigente empresarial dijo que se han reunido con las autoridades capitalinas para conocer los alcances de las medidas y las sanciones, pero hasta ahora no hay un plan de apoyo para el sector: “somos un gremio muy castigado porque está sobre verificado y sobre regulado. Somos víctimas de extorsiones por parte de la propia autoridad”.
De acuerdo con el reporte epidemiológico presentado por las autoridades sanitarias, México alcanzó 220 mil 657 casos positivos de Covid-19, y rebasó las 27 mil defunciones, mientras que otras 2 mil 55 permanecen como sospechosas. La Ciudad de México y el estado de México concentran el mayor número de casos.
Restauranteros toman medidas sanitarias para reanudar las actividades en la CDMX, después de tres meses de inactividad debido a la emergencia por Covid-19. Foto: Cuartoscuro.
Filtros sanitarios, gel, caretas, cubrebocas, pruebas Covid…
El avance de la pandemia de Covid-19 en México no sólo ha dejado más de 220 mil 657 casos positivos y 27 mil defunciones, sino una nueva política laboral que los negocios, sin importar su tamaño, deberán adoptar para operar en la “nueva normalidad”.
En la Ciudad de México, las unidades económicas deberán realizar cambios en sus instalaciones y modificar procesos para cumplir con los requisitos impuestos por las autoridades para prevenir nuevos brotes, de acuerdo con las medidas publicadas en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México.
En el caso de restaurantes y hoteles, la capacidad de operación será del 30% para espacios cerrados y del 40% para abiertos, para garantizar un metro y medio de distancia entre los huéspedes y comensales, además de que todo el personal estará obligado a portar cubrebocas y caretas.
Los administradores deben garantizar la limpieza profunda y constante de espacios comunes, elevadores e interruptores, por lo menos seis veces al día, promover el uso constante de gel antibacterial e instalar filtros sanitarios para la detección de síntomas y toma de temperatura.
Los horarios de atención están definidos por el giro comercial y los patrones deberán priorizar jornadas de 4/10, y en la medida en que sea posible, fomentar el trabajo remoto.