Las melodías de videojuegos eran limitadas a sus respectivas consolas en 1980; ahora, varias plataformas han reinterpretado estas piezas
Daniel Krauze
Más que ambiental, la música de los videojuegos de los años 80 era motriz. En Mario Bros, por ejemplo, la partitura sigue (o pone) el ritmo al que el famoso plomero brinca y corre. Claro que también cumplía un papel atmosférico: el ambiente rudimentario de los primeros títulos de The Legend of Zelda adquiere un cariz mítico gracias a las melodías de Koji Kondo, dignas de John Williams; los calabozos de Castlevania, acompañados de ritmos ágiles que contrastaban con la lentitud del sprite, inquietan sobre todo gracias a la música.
A pesar de su funcionalidad, las melodías estaban limitadas por la magra capacidad de sus respectivas consolas. Quizás eso explica por qué, a más de 30 años del estreno del primer Nintendo, plataformas como YouTube y Spotify, y sitios como OC ReMix, aún mezclan y depuran esos temas con resultados muy distintos entre sí. Partiendo de las mismas notas, diversos compositores en línea crean canciones que se insertan en todo tipo de géneros.
Es como si la música de aquellos juegos fuera solo el plano con el que un compositor puede armar lo que quiera.
La página ocremix.org (u OverClocked ReMix) alberga una comunidad en línea donde músicos suben y comparten sus remixes de los primeros Final Fantasy, Zelda, Ninja Gaiden y muchos otros títulos de la década de 1980. No es necesario suscribirse para escuchar la biblioteca y cada pieza es descargable con solo apretar un botón. Tim Sheehy, alias Kaijin, es capaz de hacer emocionantes piezas de guitarra eléctrica compuestas a partir de Terra’s Theme, una de las tonadas más agradables de las antiguas consolas, mientras que Jordan Aguirre, alias bLiNd, ensambla beats bailables con la música de Metroid y Top Gear.
Adaptar esas melodías a elaborados requintos y música techno quizás era de esperarse. Para guitarra o piano basta saber qué nota usaron los compositores del primer Nintendo y reproducirla en trastes o teclas. Pero los experimentos no se quedan ahí. Como prueba está el popular canal de YouTube de Smooth McGroove, quien compone remezclas a capella sin ayuda de ningún instrumento, usando hasta 12 pistas y emitiendo distintos sonidos en cada una hasta que juntos imitan las versiones originales que escuchábamos en el Nintendo. Parte del encanto de sus videos, que acumulan millones y millones de vistas, es que McGroove (sospecho que no es su apellido) nos muestra las grabaciones de cada una de las pistas: ver uno de sus videos implica escuchar la mezcla final y observar sus diversos componentes.Spotify abrió la puerta a una cantidad inmensa de variaciones. 8-Bit Baby, por ejemplo, se dedica a mezclar las melodías de esos juegos para convertirlas en canciones de cuna (me consta que sirven).
TPR es un artista que las ha adaptado a composiciones suaves y melancólicas, cuyos mejores resultados suenan como si el magnífico compositor islandés Ólafur Arnalds hiciera su versión de las partituras de Chrono Trigger o Final Fantasy VI. Schala’s Theme y Cyan’s Theme, me parecen canciones breves pero notables, que mantienen el esqueleto de las primeras versiones pero sin duda las mejoran.
Para ver cómo estas tonadas pueden transformarse en melodías interesantes sugiero entrar a la cuenta de YouTube de Rey187, un pianista que ha tomado la música de Castlevania para convertirla en piezas complejas, imposibles en manos que no sean expertas. Su cover de Bloody Tears, uno de los tracks más famosos del primer Nintendo, es de veras espectacular. Aún más impresionante es escuchar la canción original después de ver la interpretación de Rey187. Se trata de las mismas notas, pero la intención y la ejecución del pianista la llevan a un nivel impensable para un videojuego, de la década de 1980 o cualquier otra década. Oír para creer.