El único requisito que cumplió Rosario Piedra para ser reelecta como titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) fue haber tenido el respaldo del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Un par de senadores de la 4T consultados por ejecentral lo confirmó: la decisión no la tomaron los senadores, sino el tabasqueño, quien festejaría su cumpleaños número 71 el 13 de noviembre, el día en que se llevó a cabo la elección de la ombudsperson. “Fue un tema que no fue fácil para el Senado”, admitió un legislador que estuvo en contra de la reelección, pero que cambió el sentido de su voto, pues “así es la política; se deben llegar a acuerdos con las mayorías”, comentó.
Los legisladores optaron por guardar silencio sobre lo ocurrido en las horas cruciales, cuando Rosario Piedra no lograba los votos necesarios de la 4T para continuar cinco años más al frente de la CNDH.
Algunos senadores temen hablar del tema, considerándolo “delicado”. Niegan que Adán Augusto López, coordinador de Morena en la Cámara y cercano a López Obrador, haya instruido entregar las boletas ya marcadas a favor de Rosario Piedra para asegurar los votos. Sin embargo, esa versión sí circuló entre los asesores del Senado.
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Los legisladores admiten que hubo presión hasta el último momento para que todos votaran por la misma persona. De no hacerlo, el proceso debía repetirse y, si no se alcanzaban los votos necesarios, la terna conformada por Rosario Piedra, Nashieli Ramírez y Paulina Hernández sería descartada, algo que la 4T no podía permitirse. Adán Augusto López reconoció en el Pleno que se consideró entregar a los senadores un “sobre uninominal”, pero la idea fue descartada. Finalmente, se optó por el método tradicional: votar por cédula, marcando el nombre del candidato preferido y depositando la boleta en una urna transparente.
Algunos legisladores expresaron su inconformidad con la decisión de respaldar nuevamente a Piedra Ibarra. Sin embargo, los integrantes de la 4T terminaron acatando la disciplina partidista en el Senado y apoyaron las decisiones de sus líderes, una práctica que, aunque no escrita, es habitual en la política, especialmente en Morena.
Adán Augusto López se burló de los rumores sobre un posible fraude en la elección, pero dichas versiones lo llevaron a modificar las instrucciones. En un momento, se levantó de su curul, se dirigió a otros legisladores, los abrazó y les explicó cómo sería el procedimiento: votarían y mostrarían el sentido de su voto antes de depositar la boleta en la urna. Así se violó el principio de “voto libre y secreto”, aunque eso no pareció importar. Cabe señalar que, en otras ocasiones, los legisladores de oposición también habían mostrado su voto antes de depositarlo, pero en esos casos era una decisión personal, no una instrucción del coordinador parlamentario.
Los asesores de los morenistas revelaron que Adán Augusto López les dijo al bloque oficialista que votar por Piedra era una decisión de Estado, respaldada por Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, casi nadie creyó esa versión, ya que, desde el inicio del proceso de registro de candidatos para presidir la CNDH, políticos cercanos a Sheinbaum empezaron a difundir que Nashieli Ramírez era la favorita de la presidenta.
Muchos activistas no veían con malos ojos la opción de Nashieli Ramírez. Exconsejeros de la CNDH revelaron a ejecentral que fuentes confiables de Presidencia les aseguraron que Sheinbaum respaldaría a Ramírez Hernández, no por cercanía personal, sino por un acuerdo institucional.
Corral se tuvo que alinear
A los senadores Javier Corral, Guadalupe Chavira, Higinio Martínez, Raúl Morón, Alberto Anaya y Geovanna Bañuelos se les identificó como parte del grupo que “no quería dar su brazo a torcer”, pero al final tuvo que aceptar la decisión de la mayoría.
El caso de Corral fue el más emblemático. Al exgobernador de Chihuahua, quien dejó al PAN para unirse al equipo de trabajo de Claudia Sheinbaum durante su campaña presidencial, le correspondió organizar las comparecencias de los interesados en presidir la CNDH, así como un parlamento abierto en el que participaron los voceros de 14 organizaciones civiles.
Corral, presidente de la Comisión de Justicia del Senado, había dicho días antes de la elección que de las 66 personas inscritas, 47 cumplieron los requisitos y acudieron a las comparecencias. Presumió que estuvo presente en todas las entrevistas e incluso que hizo preguntas a 40 de los aspirantes. Dio a conocer la lista de los cinco perfiles mejor evaluados por las comisiones y, al final, tuvo que explicar al bloque opositor y a todos los contendientes que, aunque dos de los mejor evaluados quedaron en la terna, Rosario Piedra fue incluida por un acuerdo político.
En su comparecencia ante las comisiones de Justicia y Derechos Humanos, Rosario Piedra afirmó que no había una crisis de derechos humanos en México. Esta declaración fue respondida por el senador panista y excandidato presidencial, Ricardo Anaya, quien le increpó: “¿No será que usted vive en una realidad alterna?”.
Al Senado llegaron dos cartas de trabajadores y extrabajadores de la CNDH, en las cuales denunciaron presuntos desvíos de recursos públicos durante los primeros cinco años de Rosario Piedra al frente de la Comisión. Según las misivas, se habrían utilizado partidas destinadas a la adquisición de mobiliario, vehículos y pagos a servicios externos de forma indebida.
Además, señalaron un gasto anual de 30 millones de pesos en adquisiciones entregadas por adjudicación directa, el despido de mil 614 empleados, 101 juicios laborales con un costo de 391 millones de pesos, y la ocupación de áreas clave por personas que carecen del perfil académico necesario. Los integrantes de las comisiones sabían que Rosario Piedra presentó una carta supuestamente firmada por el obispo Raúl Vera, quien desmintió su autenticidad y exigió investigarla.
Los legisladores también sabían que Rosario Piedra fue una de las candidatas peor evaluadas por las comisiones. El bloque oficialista apenas le otorgó un punto por su desempeño. En contraste, Nashieli Ramírez recibió 12 puntos, mientras que Tania Ramírez y Paulina Hernández obtuvieron nueve puntos cada una. A pesar de ser la segunda mejor evaluada, Tania Ramírez, directora ejecutiva de Redim, ni siquiera fue incluida en la terna final.
Corral rechazó a Rosario Piedra de todas las formas posibles. Conocido por defender sus posturas y enfrentar liderazgos, encontró en Morena una dinámica distinta a la del PAN. El día de la elección, todos los ojos estaban en él. Los morenistas mostraron su voto antes de depositar la boleta en la urna, siguiendo la instrucción de Adán Augusto López. Sin embargo, el exgobernador de Chihuahua no lo hizo así. Tomó su papeleta, caminó hacia la tribuna, votó y escribió algo más en la boleta. Luego cerró su papeleta y la depositó en la urna, sin exhibir su sufragio.
La madrugada del 13 de septiembre, día en el que Andrés Manuel López Obrador cumplió 71 años, Rosario Piedra fue reelecta al frente de la CNDH hasta 2029, tras haber obtenido 87 de 127 votos.