Trucos para no llorar cuando se corta cebolla

Cortar cebolla es un desafío para muchos cocineros, no por su dificultad, sino por el inevitable escozor y lagrimeo que provoca. Este fenómeno molesto se debe a la liberación del sulfóxido de tiopropanal, un gas que actúa como agente lacrimógeno. Al cortar la cebolla, las enzimas llamadas alinasas se liberan y se descomponen en ácidos sulfénicos, los cuales irritan los ojos y la nariz.

Si bien existen múltiples trucos para evitar las lágrimas en la cocina, no todos son igual de efectivos. Aquí te presentamos algunos de los métodos más comunes, respaldados tanto por la tradición como por experimentos científicos, para que puedas cortar cebolla sin preocuparte por las lágrimas.

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Cortar cebolla sin llorar

Algunos consejos han pasado de generación en generación en la cocina:

• Usar un cuchillo afilado: Un corte limpio reduce la liberación de moléculas irritantes.
• Mojar la cebolla: Sumergirla en agua o mojar el cuchillo impide que los ácidos sulfénicos se liberen en el aire.
• Enfriar la cebolla: Meter la cebolla en el congelador antes de cortarla puede disminuir la emisión del gas lacrimógeno.
• Posición de corte: Cortar la cebolla de manera que la tabla no esté perpendicular a la cara, lo que permite que los gases suban sin pasar directamente por los ojos.

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¿Y qué hay de los trucos más curiosos?

Si lo que quieres es cortar cebolla sin derramar una sola lágrima, las gafas de buceo o el uso de un ventilador son, sin duda, las mejores opciones. Para quienes prefieren soluciones más sutiles, enfriar la cebolla o usar un cuchillo afilado también puede marcar la diferencia.

Afilar un cuchillo de manera casera es un proceso sencillo que puedes realizar con materiales que seguramente ya tienes en casa. Un método efectivo es utilizar una taza de cerámica: gira la taza al revés y frota el borde rugoso de la base con el filo del cuchillo en un ángulo de aproximadamente 20 grados.

Hazlo suavemente, alternando entre el lado derecho e izquierdo del cuchillo, realizando entre 5 y 10 pasadas por cada lado. Otra opción es usar una piedra de afilar: humedécela con agua o aceite y desliza el cuchillo a lo largo de la piedra en el mismo ángulo, manteniendo una presión uniforme. Con estos métodos, podrás mantener tus cuchillos en óptimas condiciones, mejorando su rendimiento y prolongando su vida útil. DJ