Siria, la nueva fase del conflicto medio oriental
Aunque el destino del país es incierto, la posibilidad de que Reino Unido y Estados Unidos acepten al grupo encargado del fin del régimen anterior despierta sospechas
El pasado jueves 5 de diciembre, y tras una serie de conflictos armados, un grupo de combatientes islamistas liderados por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) capturaron Siria, lo que revolucionó una vez más el panorama geopolítico en Medio Oriente, actualmente asolado por los constantes ataques de Israel a sus vecinos.
En este caso, cabe tener en cuenta que HTS es una organización política y paramilitar islamista sunita ampliamente reconocida por Estados Unidos, Reino Unido, y la ONU como una organización terrorista islámica, pero su papel en la captura de Siria se perfila como una ventaja para Israel, toda vez que tras la derrota de las tropas sirias, fueron soldados israelíes los que penetraron el territorio, con la autorización de los grupos islamistas como HTS, lo que deja ver una posible alianza entre ambas fracciones.
Por otro lado, las primeras y más populares impresiones de la toma de Siria son de beneplácito por el fin del gobierno del presidente Bashar al-Assad, en funciones desde el 17 de julio de 2000 gracias a lo que académicos y analistas califican como una dictadura.
Se trata de una figura de claroscuros, que lo mismo ejerció tortura y represión contra sus opositores, que permitió la existencia de diversos grupos religiosos y mantuvo la libertad de las mujeres para estudiar, trabajar y ejercer todo tipo de actividades. Actualmente, la situación de Siria es incierta, ya que mientras diversas partes del país son bombardeadas por Israel, Mohammed al-Bashir fue designado como nuevo primer ministro interino, y ya sostuvo un encuentro con antiguos funcionarios del gobierno para ayudar a la transición de poder.
¿Un gobierno teocrático?
La toma de Siria después de 13 años de luchas contra grupos islamistas radicales ha dejado perplejos a los especialistas. No solo por la rapidez de la operación, sino por la sorpresiva retirada de las fuerzas de defensa nacional. Pero el régimen de al-Assad ya se encontraba debilitado y con una población diezmada.
“Estamos hablando de zonas del país al noreste y noroeste donde el régimen no había conseguido hacerse con el control de esas zonas. Había facciones rebeldes en el lado noroeste que tenían su propio gobierno de facto. En el lado noreste, hay fuerzas kurdas que controlan, con el apoyo de Estados Unidos, grandes franjas de territorio en la región de Jazira. Había zonas de estabilidad del régimen en el resto del país. Así que hay una fragmentación interna que le ha permitido al régimen mantenerse en el poder, pero de una manera muy frágil”, explicó Shamiran Mako , profesora adjunta de relaciones internacionales en la Escuela de Estudios Globales Frederick S. Pardee de la Universidad de Boston.
En este sentido, cabe destacar que una de las razones por las que el gobierno mantuvo control sobre Siria tanto tiempo fue el apoyo de países aliados como Irán y Rusia, pero los ataques de Israel sobre miembros iraníes de Hezbolá en Líbano y el propio Irán, así como la guerra en Ucrania los han debilitado, lo que ayudó a que las tropas de HTS se hicieran con el control y permitieran el paso de Israel.
“Vamos a ver una mayor fragmentación regional no sólo sobre cómo debería ser Siria, sino también sobre quién debería llegar al poder. Creo que vamos a ver un periodo de agitación”, opinó la experta.
›La incertidumbre se acentúa con la propia conformación de HTS. Al interior del grupo conviven diferentes facciones islamistas radicales. También existen organizaciones kurdas que no están de acuerdo con estos grupos islamistas, y en el conflicto participan elementos del Ejército Libre Sirio, más seculares e inclinados a participar en un acuerdo de reparto del poder pacífico.
Será en las siguientes semanas cuando se comience a vislumbrar el tipo de gobierno que tendrá Siria, aunque las preocupaciones por el papel de HTS no han cesado.
En el pasado, la organización fue responsable de ataques suicidas y ofensivas contra el Frente Nacional en Siria, y uno de sus líderes, Abu Muhammad al-Jawlani –quien también militó en al-Qaeda– ha dirigido atentados y masacres de limpieza sectaria contra musulmanes chiítas , drusos étnicos y alauitas.
En este sentido, tras el ataque que acabó con el gobierno de Bashar al-Assad, tanto Reino Unido como Estados Unidos informaron que podrían eliminar a HTS de su lista de grupos terroristas, con el argumento de que al-Jawlani asegura haber cortado todos los lazos con al-Qaeda, la organización responsable de atentados con bombas en la embajada de Estados Unidos en 1998 y los ataques del 11 de septiembre de 2001, entre otros.
Tal decisión ha dado pie a conjeturas sobre las verdaderas intenciones de dichos países, que cuentan con una serie de intereses en Medio Oriente que abarcan desde el control de la región hasta el acceso a sus recursos.
Mientras tanto, el control de Siria se encuentra fragmentado entre grupos de oposición, grupos afines al nuevo gobierno y zonas en conflicto, en un panorama que, si bien se definirá en las próximas semanas, puede tomar un rumbo completamente distinto en cualquier momento.