Hay personajes que recibieron una embajada por negociar, quizá por traicionar, pero hay otros que accedieron a una posición diplomática como pago por su lealtad, sus servicios a la causa, o como compensación.
Ninguna de esas razones implica que estuvieran capacitados para representar los intereses del Estado mexicano ante otros gobiernos. Muchas de estas designaciones, por más que se intenten justificar como un acto de justicia política o reconocimiento de antiguos favores, en realidad apuntan más hacia una red de favores y relaciones que debilita la representación de México en el extranjero. El alto costo de la lealtad política se traduce aquí en la colocación de individuos sin la preparación adecuada para la tarea que deberían desempeñar.
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A pesar de pertenecer al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), algunos de estos personajes se volvieron incómodos o de plano intransitables de forma circunstancial. Con ellos y otros menos conocidos, o de plano desconocidos pero amigos del presidente, existía una “deuda moral” que debía saldarse de alguna manera, y por ello se les premió, o compensó, con alguna posición diplomática. Esto sucedió siempre en detrimento de la calidad de la representación de México y, por supuesto, del personal profesional del Servicio Exterior que resultó desplazado ante la falta de mérito de estos nuevos diplomáticos improvisados.
El proceso de selección para embajadores, que debe ser riguroso y fundamentado en la experiencia y la capacidad, en muchos de estos casos se ha visto alterado por los intereses partidistas y las conexiones personales, lo que pone en riesgo la seriedad y efectividad de la diplomacia mexicana.
Josefa González Blanco
Este grupo de beneficiarios del lopezobradorismo es amplio. En él está la exsecretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, hija menor del exgobernador priista de Chiapas y fallido secretario de Gobernación del salinismo, Patrocinio González Blanco Garrido. Sin el perfil clásico del morenista, pues es hija y nieta del privilegio, educada en la Universidad Anáhuac, alguna relación muy importante desarrolló con López Obrador, pues al inicio del sexenio fue designada titular de Semarnat, aunque duró menos de seis meses en el cargo. Dimitió a consecuencia del escándalo que provocó al retrasar, durante 40 minutos, el despegue de un avión comercial de Aeroméxico que volaría a Mexicali, para que la esperaran porque se había retrasado. Sin embargo, en marzo de 2021 López Obrador la rescató para designarla embajadora plenipotenciara de México ante el Reino Unido, sin que tuviera ninguna experiencia, ni diplomática ni tampoco internacional, en el servicio público.
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Blanca Jiménez
Es la especialista en temas hídricos de fama internacional que encabezó la Conagua. Era uno de los muy pocos perfiles técnicos del gobierno de López Obrador, pero en 2021 dejó el cargo por motivos personales según dijo el entonces presidente, para ser designada embajadora en Francia. Versiones al interior del cuerpo diplomático sostienen que los motivos personales para renunciar a un organismo tan importante como la Conagua para incorporarse al servicio exterior eran realmente personales: su hija empezó a estudiar en Francia y la madre decidió seguirla para apoyarla, con cargo al erario y a la eficiencia administrativa, pues México perdió una, en apariencia, calificada directora de Comisión Nacional del Agua (Conagua) para ganar otra diplomática improvisada.
Romeo Ruiz Armento
Profesor normalista y originario de Chiapas, fue formado en el PRI, militando en ese partido hasta 1997. A lo largo de su carrera, desempeñó diversos cargos en el gobierno de Chiapas, destacando como secretario de Educación de 1976 a 1979. Su vinculación con la diplomacia fue limitada a su paso por la Dirección de Asuntos Internacionales de Bellas Artes. Posteriormente, dejó el PRI y se afilió a Convergencia por la Democracia, sin éxito electoral. Más tarde, se unió a Morena, y en 2019, fue propuesto por el presidente López Obrador como embajador en Guatemala, cargo que fue ratificado por el Senado. Según señaló una fuente del Servicio Exterior que solicitó permanecer en el anonimato, su principal atributo para este nombramiento fue su relación, desde hace varios años, con la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
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Eduardo Villegas Megías
Escritor y licenciado en Filosofía egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que trabajó como asistente personal de Andrés Manuel López Obrador en la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. Cuando el tabasqueño llegó a la Presidencia en 2018 lo designó coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México de la Presidencia de la República, donde permaneció hasta agosto de 2022. El 3 de agosto fue ratificado por el Senado de la República, a propuesta del presidente, como embajador de México ante la Federación Rusa. Villegas no forma parte del servicio exterior ni tampoco había estado cerca del cuerpo diplomático, pero sí es una persona muy cercana, de forma directa, a López Obrador, a quien acompañó en la formación de Morena desde su fundación, en 2014.
Víctor Manuel Barceló
Este es un caso particular porque nació en 1936 y tiene 88 años de edad. Es Tabasqueño, paisano de López Obrador, pero fue muy cercano a Roberto Madrazo. Priista de toda la vida, ya había sido embajador de México, ante Colombia, pero durante dos años del sexenio de Luis Echeverría, entre 1971 y 1973, hace más de cinco décadas.
Después de eso hizo carrera política y partidista en México, en su natal Tabasco aunque también ocupó cargos en el gobierno federal, hasta que llegó a ser un efímero gobernador interino de su estado natal mientras Madrazo competía con Francisco Labastida por la candidatura presidencial priista. Aunque tampoco es miembro del servicio exterior, Barceló fue designado embajador en Uruguay por López Obrador en abril de 2019 y, según comentan fuentes de Morena, su nombramiento obedece a una cercanía personal con el entonces presidente, construida justo cuando Madrazo era gobernador después de derrotar, en la elección estatal, precisamente al líder moral de Morena.
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Roselia Margarita Barajas y Olea
Fue embajadora de México en Costa Rica durante la mayor parte de la gestión de López Obrador. Al ser designada ya era una mujer de edad avanzada que se desplazaba con mucha dificultad y con ayuda. Nació en 1938 y llegó al cargo en 2019, cuando tenía 81 años. Con estudios de licenciatura en Biología, carecía de antecedentes en el servicio diplomático. Cuando se presentó ante la comunidad empresarial de Costa Rica, no dudó en confesarle a quienes acudieron a la primera reunión convocada en la sede diplomática, que ella estaba en ese lugar solo porque le había conseguido muchos votos al candidato López Obrador en Veracruz durante la elección de 2018. La veracruzana no tenía más mérito que ser amiga del presidente, fundadora de Morena y antes diputada plurinominal por el PRD. Llegó al servicio diplomático como un premio a su militancia partidista y a su lealtad con López Obrador, quien para no exponerla, el 15 de abril de 2024 la relevó del cargo al designar a Víctor Sánchez Colín.
Isabel Arvide
Fue designada cónsul mexicana en Estambul a mediados de 2020 y aunque fue uno de los nombramientos más criticados, no solo por su distancia profesional de la diplomacia, también por la personalidad de la periodista, se quedó en el cargo durante el resto del sexenio y aunque ya se le pidió entregar, aún no transcurren los dos meses que tiene para hacerlo. Ave de tempestades, en abril de 2021 aparecieron en redes sociales audios de la cónsul Arvide maltratando, con lenguaje amenazante y soez, a personal del consulado. En agosto de 2022, dos mexicanos que se acercaron al consulado a pedir apoyo para regresar porque habían perdido su dinero debido a un asalto, Cielo Isamar Mojica Ruiz y Roberto Navarro Cervantes, acusaron a la cónsul Arvide de no ayudaros y además maltratarlos. Su más reciente escándalo ocurrió el 15 de septiembre pasado, cuando trató de aprovechar la ceremonia del Grito de Independencia para rendir, al estilo López Obrador, un informe de labores que impacientó a la concurrencia y provocó abucheos.
Cónsul en Estambul convierte el Grito de Independencia de México en informe de actividades y emotiva despedida que provoca protestas. Amenaza enojada con suspender el festejo. pic.twitter.com/oSuwYoLOj4
— Dolia Estévez (@DoliaEstevez) September 19, 2024
Explosiva e irascible como es, Arvide interrumpió su mensaje para amenazar a todos los invitados con suspender la ceremonia y el festejo si no calaban y le permitían concluir su discurso. Sin embargo, este patrón de nombramientos, que refleja el claro interés político detrás de muchas de estas designaciones, se ha convertido en un tema recurrente en la administración actual.
La falta de experiencia y la lealtad al presidente parecen haber primado sobre el mérito y la capacitación profesional en varios casos, lo que podría socavar la credibilidad de México ante el mundo. Las decisiones de esta índole no solo son motivo de crítica por parte de expertos y diplomáticos, sino que también podrían tener implicaciones a largo plazo para las relaciones internacionales del país. Sin duda, el equipo diplomático debe estar preparado para enfrentar los retos globales, pero, sobre todo, debe ser una representación sólida y capaz del gobierno y del pueblo mexicano.
Aunque no era perfecto, el Servicio Exterior Mexicano fue devaluado al ser convertido en el patio de recreo de aliados coyunturales, amigos desempleados, colaboradores incómodos y políticos tránsfugas que entregaron sus posiciones y secretos a cambio de impunidad y una embajada.