Proliferación de baches en la CDMX: un riesgo constante para automovilistas

A las 4:30 de la madrugada, Enrique Pérez, un automovilista habitual en la Ciudad de México, se dirigía a su trabajo a 50 kilómetros por hora, cuando se encontró con un bache en el Periférico, a la altura de Toreo. A pesar de su experiencia en la ruta, el bache, que anteriormente medía 30 centímetros, había crecido a tres veces su tamaño, lo que resultó en la ponchadura de las llantas del lado izquierdo de su vehículo. Ante la urgencia de llegar a una cita importante, optó por llamar a una grúa, incurriendo en un gasto total de 5 mil 800 pesos para la reparación y compra de nuevas llantas.

La situación de los baches en la Ciudad de México es crítica. Según el gobierno local, se han detectado 42 mil baches en la ciudad, de los cuales 15 mil están en vías principales, como el Periférico. Estos problemas no solo afectan a automovilistas como Enrique, sino que también representan un peligro para peatones y ciclistas. Mario Cruz, otro automovilista que transita diariamente por el Periférico, estima que en su recorrido se encuentra con al menos 50 baches, los cuales se han vuelto más profundos y numerosos tras las intensas lluvias de este año.

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Desde 2019, el 62% de la superficie de rodamiento de la CDMX estaba en condiciones de “severo deterioro”, lo que llevó a la implementación del programa Bachetón para atender las vialidades afectadas. Sin embargo, a pesar de las promesas de la administración, muchos automovilistas no ven mejoras significativas. “Si han hecho repavimentaciones, no se nota. Los baches persisten y la calidad del trabajo es cuestionable”, asegura Mario.

La arquitecta Miriam Téllez, de la UNAM, señala que el problema radica en el material utilizado: el asfalto. Este material, que es flexible, sufre un desgaste acelerado debido a factores ambientales como la lluvia y el calor. Téllez también enfatiza la importancia de un correcto procedimiento constructivo al reparar baches, advirtiendo que tapar grietas sin abordar el daño subyacente resulta en problemas recurrentes.

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El impacto de los baches no se limita a daños materiales. Sandra Mendoza, otra conductora, experimentó un golpe en su llanta tras evitar un bache, lo que le costó mil 500 pesos en reparaciones. “El proceso para reclamar daños por baches es engorroso y consume mucho tiempo, así que opté por no hacerlo”, comentó. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, el 72.8% de los capitalinos considera los baches como el principal problema de la ciudad, superando incluso la inseguridad.

Los baches y hundimientos son considerados riesgos en el Atlas de Riesgo de la CDMX. De acuerdo con la firma de abogados Worby Vecchio Edelman, un bache puede causar un impacto similar al de un choque a 56 kilómetros por hora, siendo los motociclistas los más vulnerables. Un caso trágico reportado en agosto involucró a un motociclista que perdió la vida tras caer en un bache previamente denunciado.

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Para enfrentar esta problemática, el 16 de octubre, la jefa de gobierno de la CDMX, Clara Brugada, anunció una nueva fase del programa Bachetón. Este programa buscará atender baches en varias colonias y arterias principales de la ciudad, con un compromiso de mantenimiento profundo en la carpeta asfáltica. El secretario de Obras, Raúl Basulto Luviano, destacó la importancia de inspeccionar cada calle para identificar y reparar los daños existentes.

A pesar de estas iniciativas, la percepción de los ciudadanos, como la de Sandra Mendoza, es que la situación sigue siendo alarmante. “La realidad es que los baches son cada vez más profundos y difíciles de evitar”, concluye. La combinación de factores como el mal estado de las calles, el uso de materiales de baja calidad y la falta de procedimientos adecuados agravan el problema, dejando a los automovilistas a merced de una situación que requiere atención urgente por parte de las autoridades.

Con información de La Lista