907 millones, es el número de publicaciones que hay en Tiktok relacionadas con la búsqueda “Funny Animal Memes” (Memes divertidos de animales). El número va en aumento, por lo que puede que, cuando lean estas líneas, haya mil millones.
En general, las cifras de otro tipo de búsquedas relacionadas también son enormes. Y es que, en definitiva, los vídeos graciosos o adorables protagonizados por mascotas, son una tendencia de fácil viralización. Es por eso que, en un mundo donde los “influencers” tienen tanto peso, se empieza hablar del término “petfluencers”.
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Animales que son celebridades
Según Statistica, los perfiles de Instagram de las mascotas más populares superaban los 35 millones de seguidores, un dato que ha ido en aumento. En la actualidad, las cuentas más seguidas suman 42.4 millones de usuarios.
Algunas de estas cuentas son las de la gatita Nala Cat (4,5 millones de seguidores), los perros Tucker Budzyn (3.8 millones) e Its Doug The Pug (3.6 millones), el gato “That Little Puff” (2.6 millones) o la perrita Tunameltsmyhear (1.9 millones de seguidores), entre otros.
Uno de los más seguidos era el pomerania JiffPom (9.1, millones de seguidores), aunque la ausencia de publicaciones en mucho tiempo hace pensar en los internautas que lamentablemente el pequeño perrito ha fallecido, como también sucedió con el famoso Grumpy Cat (2.6 millones) o el perrito meme Marutaro (2.4 millones).
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Una de las claves de esta popularidad es la sensación de alegría que provocan los “petfluencers”. De acuerdo con el estudio, ‘The secret life of pet Instagram accounts: Joy, resistance, and commodification in the Internet’s cute economy’, las publicaciones divertidas o adorables de mascotas en redes sociales generan felicidad en quienes las ven.
Además, algunas de estas tendencias han derivado en estudios sobre la inteligencia animal. La Universidad de California en San Diego, en un informe publicado por Science Alert, ha demostrado que aquellos perros que vemos en redes sociales pulsando botones que emiten palabras humanas (por ejemplo, para pedir comida) son capaces de entenderlas.
De acuerdo con cifras publicadas en El Periódico, los ‘petfluencers’ pueden llegar a ganar más de 3 mil dólares por subir un post en Instagram. Un dinero que, evidentemente, ganan los tutores o dueños de estos animales... Y esto puede tener más de una lectura y consecuencias.
La cara oscura de la moneda
No es oro todo lo que reluce. La tendencia de animales que se vuelven virales y de cuentas protagonizadas por ellos, ha derivado también a la explotación por parte de los propietarios de mascotas y, también, al uso de animales que no están adaptados al medio doméstico.
Un informe de la AfA Social Media Animal Cruelty Coalition (SMACC), ha señalado que animales silvestres como tigres, monos, serpientes o nutrias, están teniéndose como mascotas y recibiendo tortura “física y psicológica” a cambio de conseguir unos cuantos “me gusta” o seguidores.
Gilbert Sape, director global de campañas de vida silvestre de World Animal Protection, lo explicó en el sitio web de la organización que “los gigantes de las redes sociales facilitan la publicación, promoción y monetización de contenido con crueldad animal, porque da como resultado un número astronómico de vistas, me gusta y seguidores”.
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No solo eso, sino que “las redes sociales están normalizando y aumentando la demanda de mascotas exóticas… Pero los animales silvestres no son accesorios ni entretenimiento, son seres sintientes que están sufriendo la crueldad y abuso para el beneficio humano. Además, no tienen cabida en los hogares humanos: tienen derecho a una vida silvestre”.
Por eso, desde World Animal Protection aconsejan no fomentar este tipo de publicaciones con “likes” o comentarios, ni compartirlas; y en su lugar piden reportarlas a través de las herramientas de cada plataforma.
Esto no solo se limita al contenido de animales silvestres (que, dado que es ilegal su tenencia como mascotas, pueden denunciarse por crueldad animal ya de base), sino a aquellos animales domésticos de los que se está abusando para generar contenidos crueles o llamativos, a través de la explotación o la crueldad.
Sin embargo, cuando se trata de animales domésticos que no están siendo explotados y cuyo contenido no incluye situaciones de crueldad, la situación es distinta y, en este caso, los “memes” y las publicaciones adorables están servidas y a disposición de la viralidad.
MAAZ