En la última década, cerca de 100 periodistas han desaparecido en 34 países, México concentra el 30% de los casos. Por el número de ataques, se ubica entre los países más peligrosos para ejercer el periodismo, y es el más letal en la región de América Latina.
De acuerdo con el balance de periodistas asesinados, encarcelados, secuestrados y desaparecidos en el mundo en 2024 de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), México se mantuvo en el top cinco de países más mortíferos para los periodistas, sólo por debajo de Palestina, la Franja de Gaza, Afganistán y Bangladés.
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A lo largo del año pasado, la organización documentó en el país siete periodistas asesinados, cinco de ellos a causa de su labor periodística; una víctima de secuestro y cinco comunicadores reportados como desaparecidos, pero que fueron localizados posteriormente con vida.
Balbina Flores Martínez, defensora de derechos humanos y representante de Reporteros Sin Fronteras en México, señaló en entrevista con ejecentral que fue en el sexenio de Felipe Calderón cuando se registró el mayor número de periodistas desaparecidos, y 2022 se mantiene con la mayor cifra de asesinatos, con 14 víctimas.
Para la activista, el hecho de que 30 de los 39 casos de periodistas desaparecidos en América en los últimos 10 años ocurrieron en México, sin registro de personas detenidas o sentenciadas, es muestra de que “en el 100% de los casos de desapariciones, la justicia no existe”.
›En ese sentido, señaló que, aunque en 2024 no hubo registro de periodistas desaparecidos, y en los casos que se reportaron fueron localizados con vida, es cada vez más recurrente que son asesinados y sus restos son hallados años después de su desaparición.
Es el caso de Víctor Manuel Jiménez Campos, reportero de Guanajuato, desaparecido en noviembre de 2020 cuando acudió a cubrir un partido de beisbol. Más de tres años después, sus restos fueron hallados en un pozo del municipio de Villagrán.
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Violencia e impunidad
RSF confirmó que cinco de los siete periodistas asesinados en México en 2024 lo fueron a causa de su profesión. Un reflejo de que lejos de los escenarios de guerra que se viven en Gaza o Ucrania, en varios países “en paz” siguen silenciando a la prensa y la libertad de expresión, asesinando y desapareciendo a sus reporteros.
Para Balbina Flores uno de los principales detonantes que mantienen esa situación son los contextos de violencia que prevalecen en entidades como Chiapas, Quintana Roo, Michoacán, Veracruz o Guerrero, donde “en los últimos años han registrado asesinatos de periodistas, pero también una mayor situación de violencia del crimen organizado”.
Los niveles de violencia han aumentado también el número de periodistas desplazados, como en Guerrero, “donde hay municipios donde ya no hay periodistas, es decir, ya no hay manera de conocer de manera pronta lo que ahí está ocurriendo”, refirió.
En la opinión de la activista y periodista, un factor que mantiene los altos índices de violencia contra la prensa y por tanto que sigan ocurriendo este tipo de asesinatos es la impunidad en los casos, la cual se ha vuelto “una situación sistémica que parecería no retroceder nunca”.
En la mayoría de los casos de periodistas asesinados en México, y en países como Pakistán, Sudán, Colombia u Honduras, se señala a grupos armados no identificados como los autores materiales.
Por su parte, organizaciones civiles han documentado exhaustivamente que los autores intelectuales, quienes ordenan los asesinatos o agresiones contra reporteros, son en su mayoría políticos, autoridades de seguridad y judiciales evidenciados por la prensa por corrupción o vínculos criminales.
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Más protección, menos descalificación
Bajo la premisa de que la labor periodística es incomoda por naturaleza, pues “el periodismo es informar, no agradar, felicitar o halagar a un gobierno”, Balbina Flores subrayó la urgencia de contar con una estrategia integral que proteja a los periodistas, pero también que dignifique y garantice el ejercicio de su profesión.
“En lugar de usar sus espacios para contestar lo que los periodistas publican –obviamente tienen su derecho a dar su versión de lo que ocurre–, en realidad la obligación de los gobiernos es garantizar el trabajo de las y los periodistas, garantizar su seguridad y el ejercicio de su labor con políticas públicas claras y precisas”, dijo.
Al respecto, la representante de RSF en nuestro país señaló que el inicio de un nuevo gobierno, como el de la presidenta Claudia Sheinbaum, representa una “enorme oportunidad” para cambiar esta situación y encaminarse hacia “una política que desde los altos niveles reconozca la labor periodística y no la descalifique”.
En ese sentido, señaló que, si bien los señalamientos o descalificaciones contra la prensa “han disminuido, o por lo menos no son tan agresivos, siguen existiendo”, es una situación que puede ser normalizada por los periodistas ni las organizaciones defensoras de la libertad de prensa y de información.
En mayo pasado, los tres candidatos presidenciales firmaron el compromiso en defensa de la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras, y la entonces candidata de Morena se comprometió que en caso de ganar crearía en el primer trimestre de 2025 un grupo de trabajo para tomar medidas en favor de la libertad de prensa.
“Esperamos que se pueda concretar la mesa de trabajo que prometió la presidenta con el objetivo del fortalecimiento del periodismo en México”, recordó Balbina.