Al final de su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador deja a Claudia Sheinbaum un poder militar notable, con un presupuesto y capacidades que han aumentado considerablemente. Según el ranking 2024 de Global Firepower, México ocupa el puesto 31 a nivel mundial, una mejora desde el lugar 46 en 2021, gracias a su poder adquisitivo, número de efectivos y equipamiento.
México tiene el tercer ejército más grande de América Latina, detrás de Brasil y Argentina, y el quinto en América, después de Estados Unidos y Canadá. El Inventario Nacional de lo Militarizado, elaborado por el Programa de Política de Drogas (PPD), México Unido Contra la Delincuencia (MUCD) e Intersecta, documenta al menos 103 funciones y presupuestos civiles asignados a las Fuerzas Armadas en los primeros cuatro años del gobierno de López Obrador. Estas tareas incluyen la administración de puertos y aeropuertos, obras públicas, política social, protección ambiental, reforestación, protección civil y salud.
›A unos días de concluir su sexenio, López Obrador agradeció a los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), general Luis Cresencio Sandoval, y de la Secretaría de Marina (Semar), almirante Rafael Ojeda, por su apoyo durante su administración. Claudia Sheinbaum tomará el mando el 1 de octubre, con el general Ricardo Trevilla y el almirante Raymundo Morales como sus principales colaboradores, supervisando a cerca de 318 mil elementos, incluyendo al Ejército, la Fuerza Aérea Mexicana, la Marina y la Guardia Nacional.
Presupuesto exponencial
Durante el gobierno de López Obrador, el presupuesto de la Sedena y la Semar ha aumentado significativamente. Según el informe El negocio de la militarización: opacidad, poder y dinero, de México Unido Contra la Delincuencia, entre 2019 y 2024, la Sedena recibió 821 mil 749 millones de pesos, la Semar 269 mil 152 millones y la Guardia Nacional 245 mil 948 millones.
Comparado con 2006, cuando el expresidente Felipe Calderón inició su mandato y declaró una “guerra” al crimen, el presupuesto de la Sedena creció 896%, pasando de 26 mil 31 millones de pesos a 259 mil 433 millones en 2024. La Marina también experimentó un aumento del 684%, con un presupuesto de 71 mil 888 millones este año frente a nueve mil 163 millones de 2006.
El presupuesto para la Sedena y la Semar ha aumentado con el tiempo. En 2018, al final del mandato de Enrique Peña Nieto y el inicio de López Obrador, la Sedena tenía 81 mil millones de pesos y la Semar 31 mil 305 millones. Estos gastos se han incrementado notablemente en los últimos años. El presupuesto actual de la Sedena triplica al del Poder Judicial y el de la Marina cuadruplica al del Legislativo.
Transparencia Presupuestaria revela que las Fuerzas Armadas no sólo utilizaron los recursos asignados, sino que han recibido ampliaciones. En el último año, la Sedena recibió 18 mil millones de pesos adicionales y la Semar 14 mil millones.
Más funciones civiles
Entre 2007 y 2022, se registraron al menos 267 transferencias de funciones y presupuestos civiles a las Fuerzas Armadas, 103 de ellas durante el gobierno de López Obrador. Entre las tareas asignadas están la construcción de aeropuertos, el Tren Maya, la administración de empresas, la distribución de vacunas y la gestión de aduanas.
La administración militar de aduanas ha sido significativa en la lucha contra la corrupción. En el Sexto Informe de Gobierno se destaca un aumento en la recaudación en las aduanas bajo la dirección militar. Entre septiembre de 2023 y junio de 2024, se obtuvieron mil 53.3 mil millones de pesos, con la Semar manejando 58.3% y la Sedena 41.7 por ciento.
La Sedena administra 32 aduanas con cinco mil 907 efectivos y ha asegurado armas, cartuchos, vehículos y drogas. La Semar gestiona 16 aduanas marítimas y dos interiores, con un despliegue de dos mil 946 efectivos, y ha confiscado armas, cigarrillos apócrifos y sustancias ilícitas.
Las tareas civiles también se realizan a través de convenios con entidades federativas para la construcción de infraestructura. Entre 2007 y 2022, se formalizaron 119 convenios a nivel federal, transfiriendo funciones o presupuestos civiles a las Fuerzas Armadas por un total de 27 mil 201 millones de pesos.
Empresas y negocios
En abril de 2023, el Congreso aprobó que la Sedena tuviera su propia aerolínea, administrada a través de una empresa estatal, Aerolínea del Estado Mexicano S.A. de C.V. Además, la administración militar ha creado y gestionado siete empresas, incluyendo aeropuertos y el Tren Maya, mientras que la Marina administra otras tres compañías.
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) es uno de los proyectos destacados. Aunque ha enfrentado críticas por su desempeño, López Obrador resaltó que en su primer año realizó 33 mil 674 operaciones y transportó a tres millones 633 mil 570 pasajeros. Comparado con el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México, que transportó 48.4 millones de pasajeros en 2023, el AIFA tiene una capacidad menor. Sin embargo, ha generado 13 mil 500 empleos directos y 110 mil indirectos. Los militares también administrarán hoteles de lujo en el marco del Tren Maya, con seis inmuebles ubicados en sitios arqueológicos y turísticos en la península de Yucatán.
Guardia Nacional
Una de las principales modificaciones al final del gobierno de López Obrador es la transferencia de la Guardia Nacional a la Sedena. Esta será la tercera tentativa del presidente para que la Guardia Nacional sea administrada por militares. La reforma busca fortalecer las capacidades institucionales para garantizar la seguridad y el orden público, con una estructura similar a las fuerzas castrenses.
En caso de aprobarse esta reforma, la Sedena incrementará su presupuesto, incorporando los recursos actuales de la Guardia Nacional, que ascienden a 67 mil millones de pesos. Hasta junio de 2024, la Guardia Nacional tenía 133 mil 102 elementos, de los cuales el 80% son militares.
López Obrador ha destacado que, a cinco años de su creación, la Guardia Nacional se ha consolidado como un cuerpo profesional y comprometido con la seguridad y la paz, aunque algunos críticos señalan su baja efectividad en la lucha contra el crimen.