En una pequeña esquina de la colonia Los Héroes II, en el Valle de Toluca, se escucha el inconfundible sonido metálico de herramientas contra un motor. Aquí, Mane Paredes desafía las normas no escritas que, durante generaciones, han mantenido a las mujeres alejadas de la mecánica automotriz. Su taller, pequeño y lleno de vida, es mucho más que un lugar donde los autos se reparan: es un espacio donde las mujeres aprenden a dominar el mundo del automóvil y, con ello, a ganar control sobre un ámbito que históricamente les ha sido ajeno.
Mane nunca imaginó que cambiar llantas junto a su padre marcaría el inicio de un proyecto tan ambicioso. Lo que para otros es un mero trabajo técnico, para ella es una herramienta de empoderamiento.
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En su taller no sólo se enseña a las mujeres a manejar los aspectos prácticos de un auto —cómo revisar el aceite, cambiar bujías o aflojar birlos—, sino que se les ofrece una plataforma para romper barreras internas y externas. “La vida exige más, y las mujeres debemos atrevernos a ir más allá de lo que creemos que podemos saber”, dice Mane con convicción. Este principio ha sido la piedra angular de su proyecto desde el día en que decidió abrir su taller en el modesto patio de su casa.
⚪ @ManeMecanica desafía estereotipos de género con su #tallermecánico, al enseñar y fomentar autoconfianza en un espacio seguro y de apoyo 🔧🧰🩷
— EjeCentral (@EjeCentral) October 14, 2024
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Espacio de apoyo y sororidad mecánica
Lo que empezó como un espacio para compartir su amor por la mecánica, pronto se convirtió en un refugio para mujeres que, como ella, buscaban más que habilidades técnicas. El ambiente en el taller es de apoyo mutuo, una especie de sororidad mecánica donde cada mujer, ya sea joven o mayor, encuentra una comunidad que le permite crecer.
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Mane destaca la importancia de que las mujeres se sientan seguras en un entorno que históricamente ha sido masculino. “Aquí, las mujeres no sólo aprenden a reparar autos, sino que también se sienten seguras y capacitadas para manejar cualquier situación que se les presente”, explica.
Cada mes, organiza talleres donde un grupo de mujeres se reúne para aprender los aspectos más básicos del mantenimiento de un vehículo: cómo cambiar una llanta, reconocer los niveles de aceite, anticongelante y líquido de frenos, o incluso cómo identificar problemas en el motor.
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Pero lo que sucede en esos cursos va más allá de lo que las manos pueden lograr. El verdadero cambio ocurre en la mente de las participantes cuando, por primera vez, aflojan un birlo con sus propias manos. “Cuando lo logran, dicen: ‘¡Wow, sí puedo!’”, cuenta Mane. Ese instante de descubrimiento personal es uno de los momentos más gratificantes para ella, porque sabe que esa sensación de logro trasciende el mundo automotriz y se refleja en la vida cotidiana de cada mujer que pasa por su taller.
Legado de confianza
El proyecto de Mane no se detiene ahí. Al observar la creciente necesidad de asistencia automotriz para mujeres que se encuentran en situaciones de emergencia, decidió crear “Mane Móvil”, un servicio que brinda atención a vehículos en problemas en cualquier lugar del Valle de Toluca. Este servicio, que ofrece desde la reparación de llantas hasta la solución de fallas mecánicas menores, ha sido un éxito rotundo, no sólo porque cubre una necesidad evidente, sino porque refuerza su mensaje de que la mecánica es accesible para todas, independientemente del género.
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Para Mane, su taller es más que un negocio: es una misión de vida. Además de enseñar a otras mujeres sobre neumáticos, balatas y aceites, su verdadera intención es crear un cambio de mentalidad. En un mundo donde las mujeres aún enfrentan barreras para acceder a campos como la mecánica, Mane ha decidido ser una excepción y, en el proceso, abrir la puerta para que muchas más sigan sus pasos. Como ella misma expresa: “Cuando una mujer cree en otra mujer, el resultado es increíble”.
Su impacto es palpable en cada curso, donde se fomenta una dinámica de apoyo mutuo y crecimiento colectivo. Las alumnas que entran temerosas al taller, salen con una nueva perspectiva de sí mismas, cargadas de confianza y con el conocimiento necesario para enfrentar cualquier eventualidad automotriz.
Mane insiste en que el conocimiento que imparte no se limita a hacer de ellas mecánicas, sino que ofrece una seguridad práctica que, en última instancia, puede salvar vidas. “El conocimiento no es sólo para que seas mecánica”, dice, “sino un conocimiento básico que te permitirá tener la capacidad de responder si algo sucede, asegurando que puedas ponerte a salvo”.
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El legado que Mane Paredes está construyendo se extiende mucho más allá de su taller. Al empoderar a otras mujeres, está generando una transformación social silenciosa, una que comienza en el motor de un coche, pero que tiene repercusiones en la autoestima, la independencia y la seguridad de quienes participan. Su taller es el reflejo de una sociedad que avanza hacia la equidad, un cambio tangible que ocurre cada vez que una mujer aprende a valerse por sí misma.
Mane, siempre vestida con su overol azul y una flor rosa en el cabello, sigue avanzando, con la sonrisa de quien sabe que está haciendo la diferencia. Su taller, además de ser un espacio de trabajo, es un símbolo de lo que significa creer en una misma y en las demás. Y cada día, con cada nueva alumna que cruza las puertas de su taller, Mane sigue demostrando que el conocimiento, la valentía y la autoconfianza son herramientas esenciales en la lucha por la igualdad.