El resultado en las elecciones presidenciales ha desatado preocupación entre la comunidad migrante. El triunfo de Donald Trump representa para muchos de sus integrantes una cuota de incertidumbre sobre lo que el hoy presidente electo hará una vez que asuma el cargo el próximo 20 de enero.
A continuación, te presentamos testimonios de migrantes, quienes comparten su sentir tras confirmarse que el magnate republicano regresará a la Casa Blanca.
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Leopoldo Ferman deseaba un triunfo de Kamala Harris, pero con su anhelo roto pide junto a otros migrantes a Donald Trump que abra las puertas de Estados Unidos a quienes solo buscan una vida mejor, y ponga cerrojo a los criminales.
Desde un albergue en la frontera Ciudad Juárez, este mexicano y otros migrantes latinoamericanos siguieron las elecciones que dieron ganador a Trump, quien promete realizar la mayor deportación de migrantes de la historia estadounidense.
“Estaba esperando que ganara Kamala, pues ya ve que Trump fue el que nos puso el muro”, dijo Ferman este miércoles a la AFP sobre la barrera que el republicano amplió durante su primer mandato, y que serpentea a lo largo de la frontera de casi 3 mil 200 kilómetros.
“Pero no tenemos nada contra él, simplemente esperamos que haya mejoras”, matizó Ferman, quien busca una cita para pedir asilo a través de la aplicación móvil CBP One, habilitada por el presidente demócrata Joe Biden para frenar la migración ilegal.
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Este albañil de 47 años ya tenía cita, pero le robaron el celular y tuvo que iniciar nuevamente el proceso. “No sé qué es lo que se avecina (con Trump). Muchos vamos a perder las oportunidades” y otros van a tenerlas, “pero lo más importante es que se fijen en las personas que están entrando (...) porque hay muchos de la delincuencia organizada”, añadió.
Originario de Durango , este maestro de obra sueña con un trabajo en Estados Unidos que le alcance para mantener a su familia y que pueda desempeñar tras las lesiones que le dejaron un accidente de trabajo.
Excluir a los malos
La rutina en la frontera que separa a Ciudad Juárez de El Paso (Texas) se mantenía este miércoles como en las últimas semanas, sin migrantes en el río Bravo, por donde suelen cruzar los indocumentados, y patrullajes de agentes de seguridad.
En medio de las advertencias de Trump y Harris sobre medidas más duras contra la migración ilegal, y el temor a morir en manos de “coyotes” (traficantes de personas), muchos migrantes han optado por la CBP One para ingresar legalmente a Estados Unidos. Debido a ello, los cruces ilegales bajaron de 250 mil en diciembre a casi 54.000 en septiembre pasado, según el gobierno de Biden.
Mientras espera cita, el peruano Francisco Riveros, quien salió de su país hace un mes, cree que pese a las amenazas e insultos, la elección de Trump puede ayudar a poner orden. “Me parece bien que haya ganado, que ponga orden en el país y todo lo que es América”, declaró Riveros a la AFP en el refugio La Esperanza.
Trump “dijo que iba a haber mejoras, que los inmigrantes iban a entrar selectos, ya no delincuentes, (solo) personas trabajadoras”, añadió Riveros, de 40 años.
Previo a su elección, el magnate amenazó con imponer aranceles del 25% a México si no frena la “embestida de criminales y drogas” que ingresa a Estados Unidos. Durante la campaña, además, llamó a los migrantes “asesinos” y llegó a afirmar que “envenenan la sangre” del país.
La migración no parará
El optimismo de Riveros contrasta con la tristeza de la venezolana Yuliana Gamboa, de 20 años, quien este miércoles vendía golosinas con su pareja, Daniel Córdova, y su hijo de dos años en las calles de Ciudad de Guatemala para continuar el viaje por carretera hacia Estados Unidos.
“Cuando nos enteramos que (Trump) había ganado fue como un bajón de emoción”, relató a la AFP esta joven, quien también busca cruzar la frontera legalmente luego de atravesar la peligrosa selva colombo-panameña del Darién y sufrir un asalto. “Pero con lo que él (Trump) dijo, pues no sabemos si se podrá", se lamenta.
“Que nos den la oportunidad de trabajar y pa’lante. Es lo que queremos”, apuntó a su vez Daniel, cuya familia es parte de los casi ocho millones de venezolanos que han dejado su país por la grave crisis económica.
Su compatriota Deimirys Leuche, de 21 años, quien llegó el martes a Guatemala con ocho familiares, también pide a Trump que no les “cierre la puerta”.
En Venezuela “ya no teníamos vida” y “la situación no va a mejorar”, dijo Leuche refiriéndose a la cuestionada reelección del presidente Nicolás Maduro.
De todos modos, esta joven cocinera no pierde de vista que ya en el pasado la mano dura no ha logrado contener el flujo de personas que huyen de la pobreza y la violencia. “Las fronteras siempre han estado cerradas (...) y nunca se ha detenido la migración”. GA