Garantizar el abasto de agua potable, reducir la incidencia de delitos de alto impacto como la extorsión y los robos; mejorar el acceso a servicios básicos en salud y educación; priorizar el desarrollo económico, la movilidad, y atender fenómenos crecientes en materia ambiental y la gentrificación.
Estos son algunos de los principales desafíos que tienen por delante las nuevas alcaldesas y alcaldes de la ciudad de México que rindieron protesta el pasado 1 de octubre ante el Pleno del Congreso capitalino para el periodo 2024-2027.
Tras la elección del 2 de junio y una vez dirimidas las impugnaciones electorales, el mapa político en la capital del país se pintó de guinda.
El 69% del territorio, con un total de 11 alcaldías, quedó bajo la dirección de la coalición Sigamos Haciendo Historia, que integraron los partidos de Morena, PT y el Verde Ecologista.
Las cinco alcaldías restantes, equivalentes al 31% de la ciudad, pertenecen a gobiernos de oposición que conformaron la alianza del PAN, PRI y el hoy desparecido PRD.
En materia de competitividad, las alcaldías de Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Coyoacán, gobernadas por la oposición, se ubican como las mejores posicionadas en el Índice de Competitividad Estatal que elabora el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Dentro de dicha “Radiografía Chilanga 2024” los mayores rezagos de las condiciones para optimizar la productividad y el bienestar de sus habitantes se ubican en las alcaldías de Milpa Alta y Tláhuac, ambas administraciones morenistas.
En el marco de este arranque de gobierno, el diagnóstico del IMCO señala que la alcaldía Benito Juárez es la mejor posicionada en materia de sistema político, sociedad y medio ambiente, así como en materia de infraestructura.
Mientras que las alcaldías de Cuajimalpa y Miguel Hidalgo registraron los mejores resultaron en materia de derecho, e innovación y economía, respectivamente.
