La seducción de la ultraderecha
Eduardo Verástegui, actor y activista ultraconservador, logró que se validara la solicitud para su partido; pese a irregularidades continúa en la carrera por un espacio en la política mexicana

La reciente autorización del Instituto Nacional Electoral (INE) para que Eduardo Verástegui inicie el proceso de creación de su partido, Movimiento Viva México, marca un nuevo capítulo en su carrera política. El actor y activista ultraconservador, quien en 2024 no logró obtener las firmas necesarias para su candidatura presidencial independiente, ha optado ahora por fundar su propio partido con miras a las elecciones de 2027. Este paso, aunque significativo, no garantiza que su proyecto tenga éxito en un escenario político tan complejo como el mexicano.
Verástegui ha sido una figura polémica, especialmente debido a su intento fallido de acceder a la presidencia en 2024. En ese proceso, recibió una multa de 144 mil pesos por irregularidades en la recolección de firmas y enfrenta una investigación por posibles aportaciones ilegales provenientes del extranjero, lo que ha generado dudas sobre la transparencia de sus actividades.
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A esto se suma que en febrero de 2025, durante la CPAC en Estados Unidos, fue captado cuando realizaba un gesto que muchos interpretaron como un saludo nazi al finalizar su discurso, lo que desató críticas en diversos sectores.
A pesar de estos obstáculos, el actor ha decidido dar un nuevo paso en su carrera política, esta vez con el objetivo de crear una organización que represente sus ideas ultraconservadoras sobre temas como el aborto, el matrimonio igualitario y la defensa de la familia tradicional.
El INE ha dado luz verde a su solicitud, pero el camino por delante no es sencillo. Para registrar su partido y competir en las elecciones federales de 2027, Verástegui deberá reunir más de 260 mil firmas en al menos la mitad de los estados del país, un desafío significativo. Aunque el apoyo de Verástegui parece estar más en las redes sociales que en el electorado real, su capacidad para movilizar recursos a través de su asociación civil, Movimiento Restaurador Viva México A.C., ha sido destacada. En los últimos tres años, esta organización ha recibido 18.2 millones de pesos en donativos, un apoyo financiero que le ha permitido mantenerse en el radar político.
Aunque persisten los cuestionamientos sobre la procedencia de algunos de estos fondos, en particular los relacionados con presuntas aportaciones extranjeras, Verástegui ha continuado con la promoción de su discurso en favor de la vida, la familia y la libertad, con énfasis en la defensa de valores tradicionales. A través de sus redes sociales, ha convocado a quienes comparten sus ideales a unirse al Movimiento Viva México, al destacar que la creación de su partido es una forma de representar a aquellos que se sienten marginados por el panorama político actual.
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Por otro lado, Verástegui ha recibido apoyo de ciertos sectores internacionales, que incluye grupos católicos y movimientos vinculados al Partido Republicano en Estados Unidos. También se ha relacionado con figuras y organizaciones de la ultraderecha latinoamericana, como Daniel Quirós Araya, consultor costarricense, lo que subraya el carácter transnacional de su proyecto. Sin embargo, la dependencia de fondos externos podría ser vista como un factor que podría generar desconfianza dentro de su propia base de apoyo en México.
El hecho de que 59 organizaciones estén en proceso de registrarse como partidos políticos ante el INE para las elecciones de 2027 agrega más competencia y hace que el panorama electoral sea aún más incierto. Aunque Verástegui tiene la capacidad de generar titulares mediáticos y ha logrado consolidar su presencia en las redes sociales, la pregunta persiste en señalar si podrá traducir ese apoyo en una estructura política sólida y en un electorado real.
El actor que abrazó al dogma
La vida profesional de Eduardo Verástegui ha transitado un arco narrativo digno de Hollywood. De cantante juvenil en una boy band mexicana a galán de telenovelas, de actor en el circuito cristiano conservador estadounidense a activista político de la ultraderecha, su metamorfosis parece sacada de un guion de redención religiosa.
Lo que pudo haber sido un giro anecdótico en la carrera de una celebridad se convirtió en algo mucho más relevante, particularmente por su creciente interacción con figuras políticas de extrema derecha y su uso de las redes sociales, en especial Instagram, como plataforma de proselitismo ideológico, lo que aumentó su influencia en ciertos círculos y generó controversia en el ámbito público.
Nacido en 1974, en Ciudad Mante, Tamaulipas, Verástegui fue criado en una familia vinculada a la agricultura y posteriormente a la política. A los 18 años, se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en el Centro de Educación Artística de Televisa; para 1994 se unió al grupo musical Kairo y en poco tiempo empezó a protagonizar telenovelas que lo colocaron como una de las figuras más conocidas de finales de los años 90.
Pero en el año 2003, Verástegui dio el salto a Hollywood con la película Chasing Papi, aunque sin el éxito esperado. De acuerdo con una entrevista publicada en el medio digital Enlace judío, fue en ese momento cuando comenzó a cuestionarse sobre su vida y los valores que ha defendido en su carrera.
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Este proceso de reflexión lo llevó a fundar, en 2004, su productora Metanoia Films, con la que se comprometió a realizar proyectos con un fuerte mensaje moral y social. Bella, su primer gran éxito en este sentido, le permitió consolidarse como una figura influyente en el cine independiente, mientras sus posturas conservadoras comenzaban a tomar forma más explícita.
Basado en esos principios, en 2007, fundó la organización Manto de Guadalupe, que inicialmente surgió con el propósito de brindar ayuda humanitaria, pero que con el tiempo se transformó en un espacio para difundir sus ideales políticos y religiosos.
La fabricación de un liderazgo
Su salto a la política no es un experimento pasajero. En 2024 anunció la creación de un partido en México con la intención de “llenar un vacío” en la oposición conservadora. En sus discursos, el otrora actor insiste en mencionar que su proyecto no es un partido tradicional, sino un movimiento provida, profamilia y proDios.
Llegó 2024 y con ello las elecciones presidenciales. Así, Verástegui intentó ser el abanderado de la ultraderecha mexicana por la vía independiente con la promesa de rescatar a la patria de las garras del “socialismo” y con la fe puesta en que el voto conservador lo llevaría a las boletas presidenciales. Pero el 29 de febrero de 2024, el INE le cerró el paso: no logró reunir las firmas necesarias para registrarse como candidato. Su cruzada pareció naufragar antes de zarpar. Pero los fracasos en la ultraderecha rara vez son finales; suelen ser ensayos para la siguiente batalla.
Seis meses después regresó con bríos renovados a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), un foro que ha servido como plataforma para la ultraderecha global. Desde un escenario en Ciudad de México, rodeado por banderas y crucifijos, el excandidato fallido anunció la creación de un nuevo partido político para 2025. Su eslogan: “Verás que sí” (un juego de palabras con su apellido). En su discurso, cargado de referencias religiosas y llamados a la moral católica, pintó un panorama apocalíptico de la política mexicana: “En México no hay un partido de derecha real. Tenemos un gobierno de zurdos corruptos y una oposición que no es más que una ‘opo-ficción’.”
La CPAC, celebrada en febrero de 2024, no fue sólo un encuentro de afines, sino una declaración de intenciones. A lo largo de 12 horas de discursos ininterrumpidos, se sucedieron las denuncias contra el globalismo, el cambio climático, el feminismo, el aborto y la comunidad LGBTQ+. Se proyectaron videos generados con inteligencia artificial de Hernán Cortés y Ronald Reagan, y en las pantallas aparecieron los rostros de los líderes favoritos de la audiencia: el entonces expresidente de Estados Unidos Donald Trump, el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro; la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni y el presidente del partido VOX, Santiago Abascal. Trump envió un mensaje en video en el que saludó a Verástegui y en el que prometió que, si ganaba la presidencia de Estados Unidos, fortalecería la seguridad fronteriza y el “imperio de la ley” en ambos países.
En febrero de ese año, fue invitado a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington, donde compartió escenario con figuras como el presidente del partido VOX, Santiago Abascal, y el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro. En su discurso, Verástegui afirmó: “Latinoamérica necesita líderes que entiendan que Dios, patria y familia son los pilares de nuestra civilización”. Durante la misma conferencia tuvo reunio- nes privadas con Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente de Brasil, y con figuras de la derecha polaca y húngara, quienes han promovido políticas nacionalistas y antiinmigración en Europa.
El encuentro fue un festival de retórica incendiaria. En medio de la algarabía, se escuchaban coros de “¡Presidente! ¡Presidente!” dirigidos a Verástegui, quien cerró el encuentro con un momento casi distópico: un intercambio con la imagen de Reagan generada de manera artificial. “Gracias por tu legado”, le dijo el mexicano. El holograma del expresidente le respondió: “Te pido un último favor: nunca dejes de luchar por la vida de los no nacidos, por la familia”. El público estalló en aplausos.
El acercamiento a la figura de Trump no dejó de ser un motivo de noticia. El 22 de octubre de 2024, en la Cumbre Latina de Doral, Florida, Verástegui entregó una imagen de la Virgen de Guadalupe a Donald Trump, como parte de su apoyo al exmandatario republicano.
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En aquel encuentro, Verástegui acusó a la entonces vicepresidenta Kamala Harris y al expresidente Joe Biden de ser “responsables del tráfico” de más de 300 mil niños migrantes, tras alinearse con la retórica conservadora que apoya políticas migratorias estrictas.
Este gesto, más allá de lo religioso, fue un acto político que reforzó los lazos entre Estados Unidos y México bajo un enfoque conservador para movilizar el voto latino a favor de Trump.
Incluso en una visita a España para asistir a un foro organizado por VOX, Verástegui advirtió que “la izquierda radical busca acabar con la soberanía de las naciones” y elogió a Abascal como “un guerrero de la libertad”. En este evento, titulado “Europa Viva 24”, departió con Giorgia Meloni, y con el eurodiputado polaco Ryszard Legutko, reconocido por su retórica contra la Unión Europea y los derechos LGBTQ+. En entrevistas posteriores, Verástegui reforzó su mensaje de unidad entre los movimientos de derecha en Occidente, al apelar a la defensa de la civilización cristiana como un deber moral.
La investigación
En la tarde del 19 de febrero de 2024, el Consejo General del INE pronunció una resolución que despertó el interés de la opinión pública: Eduardo Verástegui sería investigado por el presunto financiamiento ilegal de su fallida candidatura. La cifra en cuestión: 390 mil dólares, equivalentes a 6.9 millones de pesos, transferidos desde el extranjero.
La decisión del INE no fue un hecho aislado, pues la investigación, que involucra a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y al Sistema de Administración Tributaria (SAT), también buscaba esclarecer el presunto apoyo de una organización religiosa, Mundo Católico TV, en favor de Verástegui, un gesto que podría constituir propaganda ilegal.
Al revisar los informes de ingresos y gastos de los aspirantes independientes a la presidencia, el INE detectó irregularidades que no podían pasar desapercibidas.
EL DATO. El activista ha presumido su cercanía con el presidente Donald Trump en varias ocasiones.
Según el informe de la Comisión de Fiscalización, Verástegui omitió reportar más de 13.2 millones de pesos en gastos o ingresos, lo que le valió una multa de 144,094.86 pesos. Pero la historia tomó un giro más serio cuando el consejero del INE, Martín Faz Mora, advirtió sobre las transferencias provenientes del extranjero.
Los documentos obtenidos por el instituto muestran que en diciembre de 2023, Verástegui recibió una transferencia de 75 mil dólares de una consultora política con sede en Miami, Partner 305 LLC. Posteriormente, esos fondos fueron enviados a su cuenta personal en Estados Unidos y luego transferidos a una organización civil que creó en México, utilizada para la recolección de firmas.
El patrón se repitió en octubre de 2023, cuando la misma consultora depositó 450 mil dólares en la cuenta de Verástegui. De ese monto, 340 mil dólares fueron dirigidos, en el mismo día, a su asociación civil en México. El INE determinó que, en ninguno de los dos casos, el aspirante contaba con fondos iniciales suficientes para realizar las transferencias, y según su capacidad socioeconómica declarada, habría tenido que aportar el equivalente a más de un año de ingresos.
Verástegui argumentó que los fondos eran propios, pero su documentación bancaria fue presentada con amplios tachones, al referir razones de seguridad. La falta de claridad generó dudas sobre el verdadero origen del dinero, lo que condujo a la decisión del INE de abrir una investigación formal.