La renovación del PAN en tiempo de derrotas

27 de Noviembre de 2024

La renovación del PAN en tiempo de derrotas

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En uno de los momentos más difíciles para el partido, los dos aspirantes a la presidencia nacional mantienen posturas encontradas

El Partido Acción Nacional (PAN) tuvo sus peores derrotas electorales en los comicios de junio pasado. Tuvo la votación más baja en los últimos 30 años en la contienda a la Presidencia de la República; pasó de gobernar 11 estados en 2018, a cuatro en este 2024; y perdió la gubernatura de Yucatán, uno de sus cuatro bastiones políticos.

En tiempos de derrotas electorales, el blanquiazul cambiará al presidente nacional del partido. La votación será el próximo 10 de noviembre.

Adriana Dávila y Jorge Romero aspiran a suceder a Marko Cortés con dos proyectos opuestos. Ella dice que para mejorar se requiere aceptar que el partido está en crisis y, luego, resurgir. Él no comparte los diagnósticos fatalistas. Ambos coinciden en que se debe fortalecer al partido para hacerle frente a la 4T y su concentración de poder.

Luchar contra quien ve al partido como negocio: Dávila

Adriana Dávila está convencida de que la competencia con Jorge Romero no es pareja. Lo ha denunciado en múltiples ocasiones y en la recta final lo sostiene: “No es un asunto de género, hay un grupo de panistas que quiere mantener el control de lo que para ellos ha significado el partido: un gran negocio electoral”.

La taxcalteca quiere convertirse en la primera mujer en dirigir al blanquiazul y restarle poder al grupo de Marko Cortés, el actual dirigente nacional, a quien señala como uno de los políticos que más daño le ha hecho al instituto político.

“Marko Cortés se ha convertido en la punta del iceberg de una camada de políticos internamente que ven al partido como un tema personal, una empresa personal, y no como un instrumento democrático de participación ciudadana en un momento tan complicado como el que hoy tenemos”, dijo en entrevista con ejecentral.

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¿Cómo hereda Marko Cortés al PAN?, se le preguntó.

La aspirante respondió de forma contundente: “El resultado y el juicio ciudadano ya está dado: Nos rechazaron enormemente en la votación”.

Dijo que no basta con el positivismo para rescatar al partido, por eso se basa en el diagnóstico para dar una cura. El diagnóstico del PAN no es alentador porque atraviesa por una crisis.

Para ella, el partido necesita recuperar credibilidad para que pueda enfrentar a Morena y para ello necesita un dirigente “de tiempo completo” que escuche a la militancia.

Así como hay políticos que no cumplen con su responsabilidad, hay empresarios que fomentan la corrupción, hay gobiernos que son intervencionistas, no somos el único partido que atraviesa una crisis, pero sí somos los que estamos obligados sobresalir (…) Hay que vencer las tentaciones de quienes perciben esto como dueños de la institución. No es un asunto menor. Yo estoy convencida de que son batallas inacabadas, pero siempre tienes que darlas.”, enfatizó.

Aunque Morena tenga el poder político y económico a consecuencia de la votación obtenida en las pasadas elecciones, Adriana Dávila no ve al partido oficialista como un “monstruo electoral”.

“El monstruo de Morena no es tan grande como se ve. Hay 40 millones de mexicanos que no votaron por ellos. Si estos hombres y mujeres con toda la fuerza que les da el apoyo del dinero público del partido, el dinero público de los gobiernos y el dinero ilícito, como ya se vio la aportación del narcotráfico para muchos de las campañas que ellos están llevando a cabo en sus estados, empezando por Sinaloa, si con todo eso no ha sido posible de convencer a 40 millones de mexicanos que no votaron en esta elección, nosotros tenemos que ser capaces de llegar a esa población”, afirmó.

Romero no comparte el diagnóstico fatal

El miércoles pasado, Adriana Dávila y Jorge Romero debatieron en las instalaciones del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. El exdelegado de Benito Juárez dijo que él no tiene “un diagnóstico de casi muerte” para el blanquiazul, pero sí consideró que necesita una renovación urgente.

“Y quiero dirigir al PAN no en una época de gloria o de fanfarrias, al contrario, en una época en donde todos coincidimos que estamos viviendo uno de los momentos más difíciles para el país, con un régimen autoritario, con un régimen que tuvo una elección de Estado, con un régimen que persigue opositores, con un régimen que silencia a periodistas, con un régimen que no pudo con la ola de violencia”, declaró.

Entre los panistas no hay duda, Romero es el “delfín” de Marko Cortés, pero él se defiende.

Adriana, yo sé que prácticamente tu columna vertebral es decir que yo soy un clon de Marko Cortés (…) ¡Yo soy otro liderazgo!”, le dijo a Dávila en el debate.

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Resaltó que si llega a la dirigencia nacional va a ser un férreo defensor de los gobiernos panistas. Antes de prejuzgarlos, los va a defender, dijo.

Para él, lo que requiere el PAN es la afiliación inmediata, sin trabas burocráticas; elecciones primarias para elegir a los candidatos y que el presidente nacional del partido no pueda aspirar a un cargo de elección para que se concentre en su puesto.

Si llego a ser presidente, yo quisiera hacer un catálogo de las mejores políticas públicas de todos nuestros gobiernos, estatales y municipales, para exportar esas mejores políticas públicas a todos nuestros demás gobiernos. Que la gente vea y diferencie cómo gobierna Morena y cómo gobierna el PAN”, comentó.

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Mapa sobre la renovación del PAN / EjeCentral

La “onda grupera” predomina: Ruffo

Si alguien puede hablar de las glorias y las derrotas históricas del PAN, es Ernesto Ruffo, el primer gobernador que tuvo el blanquiazul y uno de los primeros en señalar las cúpulas de poder en el partido.

La herencia de Marko Cortés es catastrófica”, con esas palabras resume el momento por el que atraviesa el principal partido de oposición en México.

Yo he sido aspirante y he competido en varias de las contiendas internas para ser presidente nacional del PAN, pero siempre me ha ganado lo que yo digo coloquialmente: la onda grupera”, dijo en entrevista con ejecentral.

El primer gobernador de oposición que tuvo México recuerda que al llegar a la gubernatura de Baja California, en 1989, vivió “una chispa de emoción y de convivencia por el interés público, por la institucionalidad, por la democracia”, pero admite que los primeros problemas políticos que tuvo no fueron por enfrentar la hegemonía del PRI.

“Los primeros problemas políticos que yo tuve no fueron los retos que me impuso la realidad de la competencia abierta y pública contra el PRI y los fenómenos que se daban en el estado. No. Mis primeros problemas políticos fueron internos, en el PAN. ¿Por qué? Porque se me hacían grupos que querían verse beneficiados con posiciones más importantes, con una nómina más grande (…) Los movió la ambición. Sí, todas esas personas empezaron a hacer grupitos en torno a quienes ellos creían que podía ser el que seguía”, confesó.

Para él, la “onda grupera” le ha hecho daño al partido, al igual que Marko Cortés, a quien desconoció como presidente nacional de su partido desde el día uno de su dirigencia.

No era para menos, si Ruffo había señalado a Cortés de haber solapado los “moches” en la Cámara de Diputados.

En 2018, como miembro de la Comisión Anticorrupción de su partido, el exgobernador de Baja California, investigó las quejas que presentaron presidentes municipales por tener que pagar comisiones a los diputados federales para que les etiquetaran recursos de obra pública. Ruffo comprobó el esquema de corrupción.

El panista considera que el PAN debe retomar el interés público, dejar que el partido sea una herramienta política de la ciudadanía y seleccionar a los mejores candidatos a puestos de elección popular para hacerle frente a Morena, a “ese populismo que lo único que le interesa es tener el control político”.

Por ello, busca que Adriana Dávila y Jorge Romero acepten tres propuestas: que los candidatos que impulse el blanquiazul pasen primero por una elección abierta a la ciudadanía, que se cree un “mini INE en el PAN” que se encargue de los comicios de forma independiente y que se prohíban los candidatos designados de forma directa por el Comité Ejecutivo Nacional.