La batalla por los audiolibros

7 de Enero de 2025

La batalla por los audiolibros

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Audiolibros en Spotify

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Audiolibros en Spotify

Esta app amplía su oferta de audiolibros, pero su modelo de regalías provoca críticas; autores y compositores se sienten desplazados, mientras la competencia gana terreno

En octubre pasado, Spotify amplió su oferta al mercado de los audiolibros, ofreciendo a sus suscriptores premium 15 horas de escucha gratuita por mes. Este movimiento, aunque esperado, ha generado controversia, con compositores preocupados por las regalías y autores, y editores incómodos por la reconfiguración de pagos y derechos en el sector.

Con el lanzamiento de los servicios de audiolibros en Estados Unidos, Spotify enfrentó críticas de la Asociación Nacional de Editores de Música. La asociación, que representa a compositores y editores, presentó una queja ante la Comisión Federal de Comercio, acusando al modelo de “paquete” de engañar a los consumidores y perjudicar el sistema de regalías.

El sistema permite pagar tarifas reducidas a los compositores, ya que música y audiolibros están incluidos en el mismo precio de suscripción. Esto podría reducir significativamente las regalías de los compositores. En respuesta a las críticas, la plataforma introdujo un nivel básico sin audiolibros, pero no ha logrado los resultados esperados.

Sin embargo, el lanzamiento de Spotify en el mercado de los audiolibros ha dejado en el aire la cuestión de cómo los autores recibirán compensación por su trabajo. Al igual que en el streaming de música, Spotify solo paga regalías después de que se haya escuchado al menos el 10% de un libro, lo que es motivo de preocupación para muchos escritores. El modelo de regalías de Spotify, similar al de la música, no tiene en cuenta la duración de los audiolibros, que generalmente se escuchan solo una vez, a diferencia de las canciones.

La Sociedad de Autores del Reino Unido ha expresado su preocupación de que las editoriales hayan llegado a acuerdos con Spotify sin consultar con los autores. La falta de transparencia en las negociaciones y la ausencia de consultas con los autores de pago refleja un desajuste entre los intereses de las plataformas de streaming y los creadores del contenido.

Este sentimiento se ha hecho sentir en otros lugares también. La Sociedad Australiana de Autores respondió de manera similar, exigiendo garantías de que los autores sean adecuadamente compensados por su trabajo. Las discusiones no sólo afectan a los autores, sino también a los editores, que han comenzado a temer que el modelo de streaming y las plataformas como Spotify cambien la naturaleza de la industria editorial. La transición a un sistema de streaming masivo podría tener efectos disruptivos sobre las ventas físicas de libros, un golpe que muchas editoriales aún no están preparadas para enfrentar.

Plataformas como Rakuten Kobo, que ofrece un servicio de suscripción similar, están viendo un aumento en la demanda de audiolibros. Estos servicios se presentan como alternativas al dominio de Amazon en el mercado, y son una muestra del panorama competitivo que los creadores de contenido deben navegar.

El modelo de Spotify cambió tras adquirir Findaway Voices en 2021. Pero en 2023, cerró la producción de Findaway y renombró la marca a “Findaway Voices by Spotify”. Este giro sorprendió a los autores, quienes vieron cómo sus derechos y el control sobre sus obras desaparecían.

Más preocupante fue la actualización de las condiciones de uso de Findaway en 2024, que permitió a Spotify distribuir audiolibros sin considerar los acuerdos previos con los autores.

Las alternativas comienzan a hacerse notar. Servicios como Libro.fm ofrecen un modelo de reparto de ganancias más equitativo. Esta opción propone un modelo de negocio más cercano a los valores tradicionales de la industria editorial y fomenta una cultura literaria más próspera.

En este contexto, servicios como Borrowbox y Libby permiten a los lectores acceder a audiolibros a través de bibliotecas locales, lo que ofrece una alternativa a los servicios de pago de las plataformas de streaming.

150 millones de dólares podrían perder los compositores el próximo año, por el nuevo modelo de la plataforma.