El auge de la extrema derecha en las nuevas generaciones está vinculado a su habilidad para dominar las plataformas digitales. A través de redes como TikTok, YouTube, Telegram y WhatsApp, han difundido ideologías polarizantes que simplifican temas complejos con memes, videos cortos y narrativas que apelan al miedo, el nacionalismo y la desconfianza hacia las políticas progresistas.
Un estudio reciente revela que, entre 2020 y 2025, la afiliación juvenil a movimientos de extrema derecha aumentó un 35 %, especialmente en países que enfrentan crisis económicas o conflictos sociales.
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Estados Unidos y Canadá: populismo y redes sociales
Grupos como Turning Point USA han posicionado la libertad de expresión como una lucha contra el “marxismo cultural” y el progresismo. Estas organizaciones promueven teorías como el “Gran Reemplazo”, que alimenta la desconfianza hacia la inmigración y las políticas progresistas.
Durante la campaña presidencial de Donald Trump, se utilizó un discurso polarizador que conectó con jóvenes frustrados por la corrección política y los cambios sociales. YouTube y pódcasts fueron herramientas clave para captar a este público, reforzando su adhesión a estas ideologías.
Europa: el nacionalismo viral
En países como Hungría, Francia y Alemania, las redes sociales han servido como un motor para la difusión de mensajes nacionalistas. TikTok y Telegram son esenciales para viralizar contenido que apela a los jóvenes, presentando narrativas simplificadas en forma de memes y videos emotivos.
Historias manipuladas sobre inmigración, inseguridad económica y pérdida cultural fortalecen el miedo y refuerzan un llamado a proteger las tradiciones nacionales frente a la globalización. Este fenómeno promueve un “renacimiento cultural” que apela a la identidad local.
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India y Filipinas: autoritarismo digital
En países asiáticos como India, Filipinas e Indonesia, los movimientos de extrema derecha movilizan a jóvenes mediante campañas digitales que exaltan figuras autoritarias como Narendra Modi o Rodrigo Duterte. Estos líderes son presentados como defensores de la nación, mientras que las minorías religiosas y voces críticas son demonizadas o censuradas.
En India, el movimiento Hindutva usa redes como TikTok y YouTube para atraer a los jóvenes con mensajes patrióticos cargados de simbolismo visual. Paralelamente, los medios alineados con el gobierno amplifican estas narrativas, bloqueando cualquier oposición.
América Latina: conservadurismo y religión
En países como Brasil, Argentina y Chile, los mensajes de extrema derecha apelan a la defensa de la familia tradicional y los valores religiosos. Estas ideas se utilizan para rechazar los derechos LGBTQ+ y las políticas feministas, vinculándolas con una supuesta “agenda comunista”.
Redes como WhatsApp y Facebook son utilizadas para difundir desinformación y desacreditar movimientos progresistas. Un ejemplo notable es el caso de Jair Bolsonaro en Brasil, quien movilizó a los jóvenes a través de mensajes religiosos y promesas de orden.
África: identidad y radicalización
En regiones como Sudáfrica, Egipto y Marruecos, las tensiones étnicas y culturales son explotadas por grupos de extrema derecha para promover ideas de exclusión y supremacía. Narrativas que presentan a la globalización como una amenaza son recurrentes, alimentando el miedo a la pérdida cultural y la inestabilidad económica.
Organizaciones como AfriForum han difundido mensajes que refuerzan la superioridad étnica afrikáner, usando el temor a la redistribución de tierras como catalizador.
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Perfil de los simpatizantes
Los movimientos de extrema derecha han encontrado su mayor base de apoyo entre jóvenes de 16 a 24 años, con Telegram, YouTube y TikTok como sus plataformas preferidas para la radicalización. Estas herramientas permiten simplificar y amplificar narrativas polarizantes, conectando emocionalmente con una audiencia vulnerable y moldeable.