Es hora de ahorrar, pero sin apretar demasiado el cinturón

Ahorrar es un excelente hábito que permite tener un colchón para enfrentar adversidades y o situaciones imprevistas, de las que nadie está exento. Sin embargo, muy pocas personas tienen la costumbre de guardar al menos un poco de lo que ganan.

Si bien a veces los ingresos que percibimos se nos van en los gastos cotidianos, lo que se llama “vivir al día”, es recomendable hacer un esfuerzo por ahorrar aunque sea poquito, pues las eventualidades y las necesidades repentinas de recursos extra no avisan.

Sigue estos sencillos consejos que te permitirán ir creando un colchón financiero, aunque sea como se dice coloquialmente “poco a poquito”, sin que te aprietes demasiado el cinturón.

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1 Durante tres meses anota cada día todo lo que compres, desde una simple caja de cerillos hasta las tortillas, un bolillo, los tanques del gas o la despensa. Debes anotar absolutamente todo, con su precio. Luego sumas todo lo gastado en el periodo y lo divides entre tres. Así sabrás a cuánto ascienden tus gastos por mes en promedio.

2 Una vez agotados los tres meses, revisa día con día cada cosa que compraste. Te sorprenderá que adquiriste cosas que no necesitabas o que en realidad estaban muy caras y que las pudiste haber conseguido más baratas. Y seguramente compraste fritangas y golosinas, que no te alimentan y sí te hacen gastar de más. Y usaste taxi cuando podías usar transporte público.

3 Para eliminar gastos superfluos, ya que revisaste toda tus compras de tres meses, apunta todo lo que pudiste haber evitado adquirir en ese lapso por no ser artículos de primera necesidad. Créelo, saldrán varias cosas de las cuales podrás prescindir en adelante.

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4 Procura llevar comida de tu casa al trabajo, pues comer afuera representa un gasto enorme. Y eso que gastabas en restaurantes o fondas te lo puedes ahorrar. Al final de la quincena sentirás un respiro al ver que ya te va sobrando dinero.

5 Con familiares o amigos forma una especie de club de consumidores para que en conjunto adquieran productos de primera necesidad a medio mayoreo o a mayoreo a más bajo precio, como por ejemplo, azúcar, arroz y frijol por costal o aceite en cajas, etcétera.

6 Revisa tu consumo de luz, pues aunque se trata de un gasto fijo e imprescindible, ahí también se puede lograr una reducción importante de recursos. Desconecta por completo los aparatos que no utilices y checa que no queden encendidas luces que no se ocupan. El recibo llegará más bajo que de costumbre.

7 Ya que te convenciste de que sí es posible que te sobre dinero para ahorrar y que no necesariamente irás “al día” como antes, empieza a hacerlo con cierto orden. Establece una cantidad que guardarás disciplinadamente cada mes.

8 Lo más recomendable es abrir una cuenta bancaria para darle más formalidad y seguridad al ahorro y de paso para obtener un rendimiento que, aunque suele ser pequeño, es algo que no te dará tu colchón o el cajón de tu buró. Si tienes una cuenta de nómina, no será necesario abrir otra, pues al reducir tus gastos, el dinero no erogado permanecerá en esa cuenta en la que te depositan tu salario.

9 Fíjate una meta de ahorro anual realista, con base en lo que decidiste destinar a tu ahorro mensual. Quizá esto implique algunos pequeños sacrificios, como dejar de comer tantas chucherías, bajarle un poco a las chelas y al uso de taxis, pero al cumplir con la meta que te fijaste sentirás una gran satisfacción. Y lo más importante: por fin tendrás disponible un colchón financiero que antes no tenías.

10 A medida que incrementes tu ahorro, en el supuesto -muy recomendable- de que no te gastarás de un tajo lo que juntaste, debes pensar en hacer uso de algún instrumento que te permita tener un mejor rendimiento de tus recursos, como las cuentas de inversión a plazo fijo, que por un lado te dan mejores rendimientos y por otro te garantizan que no tocarás tu ahorro en cierto plazo, aunque quieras.