El periodista fantasma en el chat de guerra

1 de Abril de 2025

El periodista fantasma en el chat de guerra

Un reportero infiltrado accidentalmente en un chat sobre ataques a Yemen desata una crisis, mientras el presidente Trump minimiza el hecho y protege al responsable

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La inclusión de un reportero en un chat donde funcionarios estadounidenses—entre ellos J.D. Vance, vicepresidente, y Marco Antonio Rubio, secretario de Estado—discutían planes para atacar Yemen comenzó como un escándalo de seguridad nacional, pero ha evolucionado en ataques y descalificaciones contra el comunicador, además de poner en tela de juicio las capacidades de quienes gobiernan el país.

›Todo comenzó el pasado martes 11 de marzo, cuando Jeffrey Goldberg, jefe de redacción de The Atlantic—una editorial multiplataforma con sede en Washington—recibió una solicitud de conexión en Signal por parte de un usuario llamado Michael Waltz, igual que el consejero de Seguridad Nacional del país. Al principio, Goldberg desconfió de la información y, si bien aceptó la invitación, sospechaba que se trataba de un grupo dedicado a esparcir información falsa.

Con el paso de las horas, el periodista comenzó a creer que se trataba de un chat auténtico. El estilo de los mensajes, así como la información que compartían, parecían reales. La confirmación llegó el sábado 15 de marzo, cuando Pete Hegseth, secretario de Defensa, compartió detalles operativos sobre ataques contra Yemen. Poco más de dos horas después, a la 1:55, Goldberg eliminó todas sus dudas: la capital yemení comenzaba a reportar las primeras explosiones.

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Ante la confirmación de la veracidad del grupo y la seriedad del asunto tratado, Goldberg abandonó el chat, sabiendo que su movimiento sería notificado a Waltz, quien fungía como administrador. Sin embargo, en ningún momento fue contactado por un miembro del gobierno o usuario del grupo. Tanto su presencia como su abandono pasaron desapercibidos.

Excusas y desdén

La historia completa fue publicada por el propio Goldberg en The Atlantic el 24 de marzo. La primera respuesta del gobierno encabezado por Donald Trump fue minimizar el incidente.

“No sé nada al respecto. No soy muy fan de The Atlantic. Es una revista que va a la quiebra. Pero no sé nada al respecto. ¿Estás diciendo que tenían qué?”, dijo en una rueda de prensa al día siguiente.

El 26 de marzo, su postura cambió y, en vez de hablar sobre el uso de una aplicación de mensajería comercial entre miembros de su gobierno y la invitación a un contacto ajeno al círculo, prefirió descalificar al reportero y culpar a la propia aplicación y al gobierno de Joe Biden.

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“Para ser honesto, creo que Signal podría tener fallas (...) Biden debería haber llevado a cabo este ataque en Yemen (...) Da la casualidad de que sé que ese tipo (Goldberg) es un canalla. The Atlantic es una revista fallida, le va fatal”, declaró.

Sus allegados han actuado de forma similar. Hegseth aprovechó sus redes sociales para desestimar la experiencia del periodista y denostar a los medios de comunicación: “Sin nombres. Sin objetivos. Sin ubicaciones. Sin unidades. Sin rutas. Sin fuentes. Sin métodos. Y sin información clasificada (...) Seguiremos haciendo nuestro trabajo mientras los medios de comunicación hacen lo que mejor saben hacer: difundir engaños”.

Por su parte, Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, se excusó ante el Congreso y aseguró que los mensajes demostraban que ella no estuvo involucrada en compartir de los detalles del ataque.

Pero de todos los involucrados, la mira cae sobre Michael Waltz, consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, dado que fue él quien invitó por error a Goldberg al chat privado y era su administrador.

En este sentido, Waltz ha adoptado una actitud parecida a la de Trump. En una de sus más recientes apariciones en Fox News, descalificó a Goldberg y sugirió que, de alguna forma, logró ser incluido en el grupo a través de algún contacto en común.

“¿Alguna vez han visto el contacto de alguien que muestra su nombre y el número de otra persona? (...) Estamos tratando de averiguar si fue añadido al grupo deliberadamente o por algún otro medio”, dijo.

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Sin embargo, y pese a los señalamientos que ha recibido el consejero de Seguridad, es poco probable que enfrente mayores consecuencias. Incluso cuando, según información de The Wall Street Journal, Trump está furioso con Waltz, aceptar la gravedad del hecho significaría darle la razón a Goldberg, quien ha sido muy crítico con el gobierno de Trump y trabaja para una publicación considerada de izquierda.

Así lo explicó Pekka Kallioniemi, conocido analista finlandés experto en redes sociales y desinformación. “Los ecosistemas mediáticos pro-Trump presentan a las instituciones periodísticas tradicionales como corruptas, lo que fomenta una profunda desconfianza hacia ellas”, publicó la semana pasada.

Aunado a eso, penalizar de algún modo a Michael Waltz supondría perder un perfil valioso para Trump, quien valora por sobre todo la lealtad.

“Waltz puede haber cometido un error espectacular, pero su lealtad inquebrantable significa que cuenta con respaldo del jefe”, explicó Benedict Smith, corresponsal del diario The Telegraph en Washington.

Evidencia. Goldberg compartió capturas de pantalla de la reacción de los funcionarios cuando comenzaron los ataques.

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