El megatsunami que (casi) nadie notó
Una ola de 200 metros de altura que se generó en septiembre de 2023 requirió de casi 70 expertos para ser detectada
Hace un año, el 16 de septiembre de 2023, los sismógrafos de todo el mundo detectaron, durante nueve días, una señal inusual que no podían explicar. Hace unos días, un equipo de 68 personas publicó la solución del misterio: en un fiordo en Groenlandia, la cima de una montaña se derrumbó en el mar y desencadenó un megatsunami de unos 200 metros de altura.
De acuerdo con el estudio hecho por un equipo de casi 70 personas encabezado por Kristian Svennevig, geólogo del Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia y autor principal del reporte publicado en la revista Science, la ola gigante se balanceó de un lado a otro dentro del estrecho fiordo durante nueve días, generando la ondas sísmicas que reverberaron a través de la corteza terrestre.
El equipo calcula que la ola se produjo porque cayeron al mar más de 25 millones de metros cúbicos de roca y hielo, un volumen equivalente a unas 10 mil piscinas olímpicas, y que ese el deslizamiento de tierra estuvo relacionado con el cambio climático, pues fue propiciado por el derretimiento del glaciar que estaba en la base de la montaña.
“El cambio climático está modificando lo que es típico en la Tierra y puede poner en marcha eventos inusuales”. Alice Gabriel, investigadora del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego y coautora del estudio.
Una onda rara
Svennevig señala, en un comunicado de prensa que al principio “nadie tenía la menor idea de qué causó la señal (sísimica). Todo lo que sabíamos era que estaba de alguna manera asociado con el deslizamiento de tierra. Solo logramos resolver este enigma a través de un enorme esfuerzo interdisciplinario e internacional”.
La señal del tsunami en los sismógrafos no se parecía en nada a las que producen los terremotos. Por un lado, era demasiado lenta, pues oscilaba con un intervalo de 92 segundos entre sus picos, mientras que las ondas sísmicas oscilan entre una y cien veces por segundo; además, la señal se mantuvo fuerte durante nueve días seguidos, mientras que los terremotos se debilitan rápidamente.
Para entender la señal, el equipo de 68 científicos de 41 instituciones combinó registros sísmicos de todo el mundo, mediciones de campo, imágenes satelitales y terrestres para documentar el enorme volumen de roca y hielo que desencadenó el tsunami, y realizaron simulaciones por computadora a partir de los datos.
Salvo por los sismólogos, el enorme tsunami no fue percibido por nadie ni afectó a persona alguna; aunque las olas destruyeron la infraestructura de una estación de investigación desocupada en la isla Ella.
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