Friedrich Merz, el hombre del traje impecable
Friedrich Merz lidera la Unión Demócrata Cristiana con audacia, desafiando las normas políticas tradicionales y polarizando a una Alemania en transformación
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En un país en plena convulsión política, donde la confianza en Europa tambalea y las alianzas tradicionales se fracturan, el nombre de Friedrich Merz resuena con fuerza entre los rincones de la política alemana. En su imponente figura de casi dos metros, un traje siempre impecable y sus gafas rectangulares, Merz parece encarnar una Alemania de antaño, de orden y estabilidad. Sin embargo, bajo esa imagen de empresario serio y convencional, se esconde una personalidad que ha desafiado más de un tabú en su ascenso a lo más alto del poder.
Los alemanes lo respaldaron de manera decisiva. Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por sus sigla en alemán), consiguió que su partido fuera el más votado con un 28.6% de los votos. Tras una década en las finanzas, donde dirigió la filial alemana de BlackRock y amasó una fortuna, su regreso a la política marca un contraste con Angela Merkel, trayendo un estilo más confrontativo y propuestas distintas.
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La pregunta ahora es si Merz, el “rebelde conservador” que alguna vez corrió carreras en motocicleta por las calles de su pequeña ciudad natal de Brilon, podrá dar forma a una coalición que no solo asegure su investidura como canciller, sino que también logre navegar el caos político que él mismo ha contribuido a agitar.
Fuera del molde
En el Bundestag, Merz es una figura que no se ajusta del todo a los moldes típicos de los políticos alemanes. Mientras que sus rivales, incluido el ahora derrotado canciller Olaf Scholz, han adoptado un perfil más reservado y tecnocrático, Merz no ha tenido reparo en mostrar ciertos signos de su riqueza. Su llegada a la boda del también político Christian Lindner en la exclusiva isla de Sylt, pilotando su propio avión privado, generó una oleada de críticas. Lejos de amedrentarse, Merz respondió con pragmatismo: “Mi pequeño avión gasta menos combustible que cualquier coche oficial”. En un país donde la ostentación suele despertar recelos, este episodio marcó una ruptura con la tradición política alemana de discreción y austeridad.
Pero Merz no es solo un hombre de negocios que se ha metido en la política; su trayectoria revela un conservadurismo robusto y una visión de la economía que aboga por menos impuestos y menos gasto social, una propuesta que ha capturado la atención de un electorado cansado del inmovilismo económico.
Incluso ha prometido, como parte de su plan de gobierno, “reactivar” la economía alemana, que según él lleva demasiado tiempo estancada bajo políticas demasiado cautelosas.
Su visión económica, no obstante, no es el único aspecto que lo diferencia de Merkel. Donde la excanciller promovía una visión de apertura hacia la inmigración, Merz ha hecho de la mano dura contra la inmigración ilegal uno de sus caballos de batalla.
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En este terreno, se ha acercado peligrosamente al discurso de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), que consiguió su mejor resultado electoral histórico con 20.8 por ciento.
Riesgo calculado
En enero, Friedrich Merz rompió un tabú posguerra al usar los votos de la AfD para endurecer las leyes migratorias. Aunque la ley no pasó, su maniobra generó indignación, incluso en su partido, pero reforzó su apoyo entre los sectores conservadores.
“El uso de los votos de la AfD no fue una colaboración”, aseguró Merz. Sin embargo, su maniobra fue interpretada como una señal de hasta dónde está dispuesto a llegar para reposicionar a la CDU. Al final, Merz ha repetido que no pactará con la AfD para formar gobierno, y ha criticado duramente la postura de ese partido hacia Rusia, uno de los temas clave que los separa ideológicamente. “No somos neutrales”, afirmó con vehemencia en un debate televisado, refiriéndose al apoyo inquebrantable que él, a diferencia de la AfD, mantiene hacia Ucrania en su conflicto con Rusia.
Con la extrema derecha descartada, surge la duda: ¿con quién formará gobierno? El SPD podría ser una opción, pero las diferencias en economía e inmigración complican una alianza. Los Verdes también son una posibilidad, aunque Merz ha mostrado desdén por ellos, y su aliado Markus Söder ha declarado que “un gobierno sin los Verdes sería mejor”.
¿Conservador de otro siglo?
Friedrich Merz se presenta como una figura de otra era. Católico practicante, casado desde hace más de 40 años con Charlotte, una jueza, representa los valores tradicionales de una Alemania que en gran parte ha cambiado. Lo fascinante de Merz es su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos, a menudo de manera sorprendente y, en algunos casos, alarmante, tanto para sus partidarios como para sus detractores.
El Friedrich Merz que hace décadas protagonizaba carreras en motocicleta y anécdotas escolares de dudosa veracidad, ha evolucionado hacia un político que sabe jugar en los márgenes del populismo sin caer del todo en él. Su inclinación por romper tabúes y desafiar normas establecidas ha desconcertado a muchos dentro de su propio partido, pero también lo ha convertido en el líder que puede aprovechar el momento de incertidumbre que vive Alemania.
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Sin embargo, persiste la duda sobre si Friedrich Merz es el líder que Alemania necesita en este momento de crisis interna y externa, o si es una figura anclada en el pasado, destinada a reavivar viejas luchas políticas que el país creía superadas.
el dato. Alternativa para Alemania ha pasado de ser un partido euroescéptico y conservador a uno más radical, con posturas nacionalistas y antimigración.