El Madrid de los Austrias es el nombre que recibe la zona más antigua del centro de la ciudad. Esta remonta sus orígenes a 1561, cuando Felipe II, de la dinastía de los Habsburgo, también conocida como los Austrias, trasladó su corte a Madrid, convirtiéndola en la capital de un imperio que se extendió por Europa y América.
En este periodo, la ciudad se embelleció con la construcción de palacios, plazas y conventos.
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Los Habsburgo, quienes reinaron en España en los siglos XVI y XVII, dejaron una huella imborrable en la ciudad, con un estilo arquitectónico sobrio, pero imponente, típico del Renacimiento y del Barroco temprano. Aquí te presentamos algunos sitios que no debes perderte.
Monasterio de las Descalzas Reales
Este monasterio fue fundado en 1559 por Juana de Austria, hermana de Felipe II, fue el palacio de Carlos V. Mujeres de la casa real y aristócratas ingresaron al convento y acumularon una valiosa colección de pintura, tapices y reliquias. En los años 60, las monjas vivían en pobreza, por lo que el Papa abrió una parte como museo con el apoyo del Estado. Los boletos deben comprarse con anticipación en la página de Patrimonio Nacional.
Plaza Mayor
La Plaza Mayor es el corazón simbólico del Madrid de los Austrias. Antiguamente era llamada Plaza del Arrabal y concentraba el principal mercado. Entre 1617 y 1620, la plaza fue renovada. Ha sido escenario de eventos históricos, como autos de fe de la Inquisición, corridas de toros y partidos de futbol.
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Este gran rectángulo está rodeado de edificios con fachadas decoradas y balcones homogéneos, y destaca por su simetría y belleza. Hay 237 balcones repartidos en sus tres pisos y 10 entradas. Debajo de sus arcos se encuentran restaurantes, cafés y tiendas de souvenirs. Algunos de los arcos reflejan la actividad comercial que albergaban antiguamente, como el de Botoneros, el de la Sal y el famoso de Cuchilleros. No te pierdas la Casa de la Panadería, con sus frescos de figuras mitológicas, y, por supuesto, la imponente estatua ecuestre de Felipe III en el centro de la plaza.
Real Basílica Colegiata de San Isidro
San Isidro fue por un siglo la catedral provisional de Madrid, hasta la conclusión de la Almudena en 1993. Comenzó a construirse en 1622 con la fortuna de María de Austria, hermana de Felipe II. Originalmente dedicada a san Francisco Javier, cambió a san Isidro tras la expulsión de los jesuitas en 1767. De estilo barroco, su fachada es flanqueada por dos torres. Muchas obras de arte se perdieron en un incendio durante la Guerra Civil en 1936, pero el templo fue reconstruido al finalizar el conflicto.
Plaza de la Villa
Situada a unos pasos de la calle Mayor, la Plaza de la Villa es una de las más antiguas y pintorescas de Madrid. Fue el centro administrativo de la ciudad durante siglos, y aquí se construyeron edificios que alojaban el poder municipal y las casas de nobles.
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Destacan la Casa y Torre de los Lujanes, el edificio más antiguo de la plaza, de estilo gótico-mudéjar; la Casa de Cisneros (edificada en el siglo XVI), un palacio renacentista; y la Casa de la Villa (siglo XVII), sede del Ayuntamiento hasta 2007.
Palacio de Santa Cruz
A pocos metros de la Plaza Mayor se erige el Palacio de Santa Cruz. Este edificio no solo destaca por su belleza, sino también por su turbulenta historia.
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Aquí se encontraba la antigua cárcel de la Villa, pero en 1629 Felipe IV ordenó construir un nuevo edificio para albergar la Cárcel de Corte, la prisión principal para los nobles. En la actualidad alberga al Ministerio de Asuntos Exteriores.