El ascenso de China en la geopolítica

17 de Enero de 2025

El ascenso de China en la geopolítica

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Donald Trump y Xi Jinping, figuras clave en la rivalidad entre China y Estados Unidos, cuyas decisiones impactan la economía global.

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Foto: AFP

Donald Trump y Xi Jinping, figuras clave en la rivalidad entre China y Estados Unidos, cuyas decisiones impactan la economía global.
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Aunque el gigante asiático cuenta con los recursos para aumentar su influencia en el mundo, es poco probable que se vuelva la fuerza hegemónica principal

Una alta producción, participación en los foros económicos mundiales más importantes, y acuerdos comerciales con las mayores economías son algunos de los factores que han posicionado a China como un país líder en materia mercantil, así como un importante motor de la globalización.

Asimismo, ha ejercido una notable influencia en otras instituciones de corte internacional, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sus agencias y bancos de desarrollo, y ha formado sus propias iniciativas comerciales (como el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda) y nuevas organizaciones entre las que se cuentan el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) y el NDB y el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB).

›Todo esto ha fortalecido su presencia e importancia en diversos rubros internacionales, lo que a su vez ha propiciado que este país sea visto como una potencial amenaza a los intereses occidentales, encabezados por Estados Unidos y la Unión Europea.

A pocos días de tomar posesión de la presidencia por segunda ocasión, el presidente electo, Donald Trump, ha comenzado a tomar medidas. Durante noviembre anunció que impondrá un arancel adicional de 10% a las importaciones procedentes de China, país al que considera responsable por la crisis de fentanilo y otras drogas que ha dejado miles de ciudadanos estadounidenses muertos. “Hasta que detengan esto, estaremos cobrando a China un arancel adicional del 10%, agregado a cualquier otro arancel adicional, sobre todos sus muchos productos que entren en Estados Unidos”, fueron sus palabras.

Su advertencia fue respondida casi de inmediato por el gobierno chino. En entrevista con la BBC, Liu Pengyu, portavoz de la embajada de China en Washington, señaló que “nadie ganará en una guerra comercial o arancelaria, China cree que la cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es mutuamente beneficiosa por naturaleza”.

Semanas más tarde, el gobierno del presidente Xi Jinping anunció que el próximo año se buscará flexibilizar la política monetaria del país, con lo que se espera hacer frente a las medidas anunciadas por el republicano.

Otro factor de tensión entre China y Estados Unidos es el referente a su tecnología. Con el fin de obstaculizar el desarrollo tecnológico y de inteligencia artificial, ambos países han impuesto una serie de medidas que van desde el aumento de aranceles a las importaciones de vehículos y componentes para vehículos eléctricos chinos hasta la prohibición de las exportaciones de minerales raros a Estados Unidos.

Otros países europeos tomaron medidas parecidas contra la nación asiática, que respondió declarando que protegería sus intereses con una serie de regulaciones a las exportaciones de productos de doble uso (los que tienen usos tanto militares como civiles).

De esta manera, el 2025 se perfila como un año en que las rivalidades y luchas por la hegemonía internacional se agudizarán entre China y Estados Unidos. De acuerdo con internacionalistas especializados como Michael Enright, profesor de Negocios Globales en la Universidad Northeastern, “tanto Estados Unidos como China tendrán alrededor del 22 o 23% de la economía mundial”.

Bajo este panorama, la economía mundial ha dejado de estar en manos de Occidente (representado por Estados Unidos y Europa), lo que conduce a un panorama incierto.

“No sabemos si vamos a tener un régimen unificado de inversión y comercio bajo un sistema basado en reglas o un sistema fragmentado, caótico y basado en la ley del más fuerte”, auguró el especialista, quien también puntualizó que “Estados Unidos y China serán los actores más importantes, pero serán las decisiones de la Unión Europea, India y algunos de los otros países las que realmente puedan inclinar la balanza en un sentido u otro”.

Más allá del potencial comercial de China, cabe destacar que el gigante asiático enfrenta diversos problemas que van desde sus bajos índices de natalidad, las secuelas económicas de la Covid y las tensiones con las potencias occidentales, lo cual ralentizará su hegemonía.

“Si bien China puede convertirse en la economía más grande del mundo, las tendencias actuales sugieren que China no se convertirá en la economía dominante que muchos analistas proyectaban hace apenas unos años”, vaticinó Enright.

En cuanto a los temores de que China desee replicar las prácticas colonialistas de los países occidentales, las probabilidades son bajas. Especialistas como Deborah Brautigam, de la Universidad Johns Hopkins, opina que sus intenciones no son imperiales sino transaccionales.

Así, en este 2025, China se prepara para implementar una serie de estímulos a la vez que se enfrentará a las decisiones de Donald Trump cuando vuelva a la Casa Blanca, lo que influirá en el papel que juegue en el comercio, tecnología e influencia a nivel internacional.