El amargo regreso a Gaza
Miles de palestinos retornan a una zona devastada bajo un frágil alto al fuego, frente a crisis sanitarias y agresiones israelíes
Justo el día en que se conmemoraban 80 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau por parte del ejército soviético, miles de palestinos regresaron a sus hogares al norte de Gaza. El retorno forma parte del acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás, junto con el intercambio de rehenes de ambos bandos.
Sin embargo, el regreso a casa para esas decenas de miles de palestinos fue más amargo que dulce. Aunque algunos se reunieron con familiares y amigos de los que habían sido separados durante la deportación, la mayoría encontró un panorama desolador: edificios destruidos, hogares reducidos a escombros y cuerpos aún atrapados bajo los restos.
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Según las primeras estimaciones, al menos el 60% de los inmuebles del enclave palestino quedó devastado, aunque la destrucción podría ser mayor. Esto incluye hogares, escuelas, mezquitas, hospitales y edificios gubernamentales, así como gran parte de los servicios de agua y electricidad.
El camino fue largo. En condiciones normales, el recorrido toma poco más de una hora en automóvil, pero en esta ocasión, los palestinos tardaron más de 12 horas debido a la destrucción de carreteras y caminos por parte de Israel, así como al tráfico generado en los puestos de control del ejército israelí.
De acuerdo con datos de Hamás, la multitud que partió al norte de Gaza en las primeras horas fue de al menos 300 mil palestinos desplazados, mientras que una empresa estadounidense es la encargada de impedir la entrada de armas, especialmente en quienes viajan en automóvil.
A la destrucción se suma el peligro para la salud que representa la falta de agua y las condiciones insalubres, la presencia de cuerpos aún atrapados en los escombros y el escaso acceso a atención médica y artículos de primera necesidad.
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Según el acuerdo de alto al fuego, Israel debe permitir la entrada de ayuda humanitaria, lo que se traduce en 600 camiones diarios. Sin embargo, los suministros no incluyen cemento, grava ni ningún otro material para reconstruir viviendas y edificios.
Continúan los ataques
Pese a que el acuerdo de alto al fuego fue aceptado por Israel, aún persisten las agresiones armadas sin provocación. Así lo documentó la periodista palestina Bisan Owda, quien reportó la semana pasada que el auto en el que viajaba a Gaza fue atacado por francotiradores israelíes en un puesto de control.
En redes sociales se denunció que, tras permitir la entrada de camiones con alimentos, soldados israelíes abrieron fuego sin aviso previo contra los residentes de un centro de acogida para refugiados.
Los ataques de Israel han vuelto a cobrar protagonismo en Cisjordania ocupada, que no forma parte del acuerdo de alto al fuego debido a que Hamás no opera ahí. Esto no ha detenido las agresiones tanto de colonos israelíes como de las fuerzas de seguridad que los protegen, lo que deja a los palestinos residentes prácticamente desprotegidos.
Al respecto, Israel Katz, ministro de Defensa de Israel, informó que su país mantendrá presencia en el campamento de Yenín, en el norte de Cisjordania ocupada.
A los ataques en los territorios ocupados y en Gaza se suma la reciente prohibición de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) en Israel. La decisión obliga a la agencia –una de las mayores benefactoras de las víctimas palestinas– a cerrar sus oficinas y cualquier operación en Israel, y fue apoyada por el gobierno de Donald Trump.
Al respecto, Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia, declaró: “El ataque implacable contra la UNRWA está dañando las vidas y el futuro de los refugiados palestinos. La legislación de la Knesset impone restricciones masivas a las operaciones de la UNRWA. Sin embargo, estamos decididos a permanecer y cumplir hasta que ya no sea posible hacerlo”.
Por su parte, dos dirigentes de Hamás acusaron la semana pasada a Israel de retrasar la entrega de ayuda humanitaria a Gaza, una condición que quedó estipulada en el acuerdo de alto al fuego, por lo que advirtieron de que esto podría afectar la liberación de los rehenes que permanecen en el territorio palestino.
Mientras tanto, la situación para los supervivientes es crítica. Se calcula que al menos el 40% de las familias supervivientes han acogido por lo menos a un niño que no les pertenece, debido al alto número de menores huérfanos tras cerca de 15 meses de bombardeos: 40 mil, según las primeras estimaciones.
Y es que, si bien la Franja de Gaza contaba con orfanatos antes de octubre de 2017, estos tuvieron que usarse como refugios de emergencia para las víctimas y desplazados de los ataques israelíes, lo que redujo la protección a los niños sin familia. Esto explica que, en muchas ocasiones, los menores sean cuidados por otros niños, apenas unos años mayores.
Aún se espera que el alto al fuego dure al menos cuatro semanas, durante las cuales se intercambiarán los rehenes tomados por Hamás el pasado 7 de octubre de 2023 por algunos de los cientos de prisioneros tomados por Israel desde hace varios años, algunos de los cuales fueron arrestados siendo menores de edad.
❝El ataque implacable contra la UNRWA está dañando las vidas y el futuro de los refugiados palestinos. La legislación de la Knesset impone restricciones masivas a las operaciones de la UNRWA❞. Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA.
300 mil palestinos desplazados partieron al norte de Gaza en las primeras horas del acuerdo de alto al fuego.
600 camiones diarios de ayuda humanitaria debe permitir Israel según el acuerdo de alto al fuego, aunque no incluyen materiales para la reconstrucción.