El Cártel de Sinaloa dio fentanilo a personas, conejos y hasta a gallinas para probar sus efectos, reveló el diario estadounidense The New York Times.
En un reportaje, para el cual se infiltraron hasta las llamadas “cocinas” del cártel, se muestra que la oferta era de hasta 30 dólares ($600) para quien estuviera dispuesto a inyectarse la fórmula.
Uno de los hombres, Pedro López Camacho, dijo que se ofreció voluntariamente en repetidas ocasiones.
A veces los miembros del cartel lo visitaban todos los días. En él observaron cómo la droga hacía efecto: sacaban fotos y grababan su reacción.
Pedro sobrevivió, pero dijo que vio a muchos que no lo hicieron.
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El diario NYT, el de mayor prestigio en el mundo, trata de exponer a lo que han llegado los cárteles mexicanos para dominar el negocio del fentanilo.
Esto, a unos días de que el próximo presidente de EU, Donald Trump, anunciara que va a designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
“La experimentación, dicen los miembros de los cárteles, consiste en combinar la droga con una gama más amplia de aditivos, incluidos sedantes para animales y otros anestésicos peligrosos. Para probar sus resultados, los delincuentes que fabrican el fentanilo para los cárteles, a menudo llamados cocineros, dicen que inyectan sus mezclas experimentales a humanos, así como a conejos y pollos”, revela el NYT.
“Si los conejos sobreviven más de 90 segundos, la droga se considera demasiado débil para ser vendida a los consumidores estadounidenses, según seis cocineros y dos funcionarios de la embajada de Estados Unidos que vigilan la actividad de los cárteles”, se apunta.
En ese sentido, funcionarios estadounidenses dijeron que, cuando agentes mexicanos han realizado redadas en laboratorios de fentanilo, han llegado a encontrar instalaciones plagadas de animales muertos utilizados para las pruebas.
“Experimentan estilo Dr. Muerte”, dijo Renato Sales, un excomisionado de Seguridad Nacional de México. “Es para ver la potencia de la substancia. A ver, ‘con esto se muere’, ‘con esto no’, así la podemos graduar”.
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The New York Times observó cómo se fabricaba fentanilo tanto en un laboratorio como en una casa de seguridad.
Además, pasó meses entrevistando a varias personas directamente implicadas en la producción de la droga. Entre ellas había nueve cocineros, tres estudiantes de química, dos operativos de alto nivel y un reclutador que trabajaba para el Cártel de Sinaloa, al que el gobierno estadounidense culpa de exacerbar la epidemia de opioides sintéticos.
Las personas relacionadas con el cártel hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias.
Un cocinero le dijo al medio que recientemente había empezado a mezclar fentanilo con un anestésico que a menudo se utiliza en procesos de cirugías orales. Otro dijo que el mejor aditivo que había encontrado era un sedante para perros y gatos.
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Otro cocinero mostró al NYT cómo producir fentanilo en una casa de seguridad de un cártel en el estado de Sinaloa. Él dijo que si el lote era muy débil, añadía xilacina, un tranquilizante para animales conocido en las calles como “tranq”, una combinación que las autoridades estadounidenses advierten que puede ser mortal.
“Esto ya se le inyecta a una gallina; si tarda entre minuto y minuto y medio en morir, es de que salió muy buena”, dijo el cocinero. “En caso de que no llegue a morir o tarde más tiempo, se le echa xilacina”.
Los recuentos de los cocineros coinciden con los datos del gobierno mexicano que muestran un aumento del consumo de fentanilo mezclado con xilacina y otras sustancias, especialmente en ciudades cercanas a la frontera con Estados Unidos.
El diario agrega que los opioides sintéticos que terminan en las calles estadounidenses suelen comenzar en los laboratorios de los cárteles mexicanos.
GSB.