Capotazo legal a la fiesta brava
La Ciudad de México reforma la Ley de Protección y Bienestar Animal, que prohibe la muerte de toros en la arena; la medida busca proteger a los animales sin erradicar la tauromaquia, aunque con la oposición de sectores taurinos

La tauromaquia en México enfrenta un nuevo revés con la reforma a la Ley de Protección y Bienestar Animal de la Ciudad de México, que impone corridas de toros sin sangre. La normativa prohíbe la muerte de toros, novillos y reses dentro y fuera de la plaza, y quienes incumplan enfrentarán multas de hasta 339 mil 420 pesos por animal.
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El único voto en contra de la reforma fue del diputado Pedro Haces Lago, ganadero y defensor de la tauromaquia. En tribuna, argumentó que las expresiones artísticas no son patrimonio de los partidos políticos, sino de la gente y sus raíces. La medida surgió de una iniciativa ciudadana respaldada por casi 40 mil firmas y de la propuesta de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, quien planteó conservar los empleos de la tauromaquia sin permitir el sacrificio de los animales.
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El impacto de esta regulación afecta a miles de trabajadores vinculados al espectáculo taurino. Según datos del IMSS, en 2021 más de cuatro mil personas estaban registradas en actividades relacionadas con la tauromaquia, lienzos charros y palenques. Sin embargo, se estima que pocos dependen exclusivamente de los ingresos taurinos.
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Antes de la pandemia, en la Plaza México se sacrificaban en promedio 158 bovinos al año. La reducción paulatina de estos números, junto con el avance del movimiento antitaurino, refleja un cambio en la percepción social sobre la violencia en los espectáculos. Para los defensores de la fiesta brava, estas restricciones amenazan una tradición de siglos; para sus opositores, representan un avance hacia una cultura de respeto a los animales.