Aranceles, un arma de dos filos
Donald Trump inicia su mandato con amenazas de aranceles a sus socios comerciales, al desatar tensiones geopolíticas, económicas y sociales en América del Norte y el mundo
Donald Trump regresa al poder con una agenda que promete redefinir las relaciones comerciales de Estados Unidos con el mundo. La amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos no sólo pone a prueba la solidez del T-MEC; también enciende alarmas en sectores estratégicos de América del Norte.
Si bien el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum sostiene que se dará prioridad al diálogo, destacando la relevancia que tiene el T-MEC para el desarrollo y la competitividad en toda la región, el mandatario estadounidense ha dado pasos contundentes para cumplir su advertencia.
El miércoles pasado, Trump anunció la creación del Servicio de Ingresos Exteriores, un nuevo ente gubernamental encargado de recaudar aranceles y otros ingresos provenientes de fuentes extranjeras.
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“Empezaremos a cobrar a quienes hagan dinero mediante el comercio con nosotros, y empezarán a pagar, por fin, su parte justa”, advirtió el republicano al reiterar el amago de imponer tarifas a aquellos países que, en su opinión, se han beneficiado de la economía estadounidense mediante “acuerdos comerciales blandos”.
La respuesta de la presidenta de México no se hizo esperar, y aunque reconoció que estaba en desacuerdo con la puesta en marcha de dicha agencia, sostuvo que respetan la decisión del mandatario.
De igual manera reiteró que el T-MEC “ha beneficiado mucho a Estados Unidos en empleo, producción y con el tratado nos complementamos México, Canadá y Estados Unidos. En la media que sigamos juntos podemos competir mejor con otras regiones y el objetivo es poder ampliarlo a otros países de América”, subrayó.
Ante ese escenario, el gobierno de México, junto con empresarios mexicanos y canadienses pusieron sobre la mesa la puesta en marcha del “Plan México”, una estrategia que busca fortalecer la integración económica regional y generar un frente común contra la amenaza de aranceles.
Echar a andar un proyecto con metas definidas en cada entidad del país para fomentar el desarrollo regional y la generación de empleos; reducir las importaciones e incentivar la producción para el mercado nacional y regional y que México pase de ser la 12 a la décima economía mundial, son algunas de las metas que ha trazado la mandataria con dicho plan.
En tanto, el gobierno de Canadá dio a conocer un plan estratégico con el que impondría aranceles a productos estadunidenses por un valor estimado de 105 mil millones de dólares, en caso de que el gobierno estadounidense aplicara el aumento de tarifas a los productos canadienses.
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Riesgo global
Si bien la advertencia de Trump de aumentar aranceles a las importaciones de sus principales socios comerciales podría entenderse como “tácticas iniciales ante de futuras negociaciones comerciales y de otros temas”, el propio Foro Económico Mundial advierte sobre los desafíos que esto traería a nivel global.
“Sin duda son una señal para el resto del mundo de que la profundización del proteccionismo está en la agenda”, señala en su Informe de Riesgos Globales para el 2025, que identifica a la escasez de agua; la delincuencia y actividad económica ilícita; la escasez en el suministro de energía; pobreza y desigualdad en los ingresos, e insuficiencia en los servicios públicos y protección social, como los cinco principales riesgos en el caso particular de México.
En un sentido similar, el Pronóstico Geopolítico Anual 2025 de la firma Stratfor señala que la imposición de aranceles de Estados Unidos será el origen de “un año de perturbaciones en el comercio” que obligará a que grandes economías como China y la Unión Europea implementen sus propios aranceles en represalia.
Considerando que en el corto plazo persistan los flujos de drogas e inmigración, el informe sostiene que la “amenaza arancelaria” persistirá a lo largo del año “sofocando la confianza de los inversores en América del Norte y, en particular, en México; mientras el gobierno mexicano “buscará un equilibrio entre expandir su agenda progresista y seguir siendo una ubicación atractiva para las inversiones.
El análisis de Stratfor señala que la amenaza de deportaciones masivas de inmigrantes que acompaña la imposición de aranceles anunciadas implicarán también un daño para diversas industrias estadounidenses, “ya que los trabajadores indocumentados son cruciales en empleos de mano de obra intensiva en sectores como la construcción y la agricultura”.
A manera de conclusión el pronóstico sostiene que “2025 será un año crucial caracterizado por perturbaciones comerciales cambios geopolíticos y desafíos internos en todo el mundo. Mientras algunos países se concentrarán en la estabilización interna después de años de turbulencia política y económica, otros enfrentarán nuevas tensiones y oportunidades geopolíticas a medida que las potencias mundiales recalibran sus estrategias”.
Balazo en el pie
Más allá de las cifras económicas, los aranceles podrían tener un impacto social significativo. Miles de empleos en sectores exportadores podrían estar en riesgo, aunado al eventual aumento en los precios de productos importados; y en el ámbito político, su implementación podría tensar aún más la relación bilateral.
Diversos expertos han reiterado que el amago arancelario de Donald Trump detonaría inflación y otra serie de consecuencias, no sólo para México sino en agravio de la economía e industria estadounidense.
La industria automotriz, por ejemplo, que en 2024 alcanzó una producción de tres millones 989 mil 403 autos, rompiendo la marca histórica de 2017, podría enfrentar costos adicionales significativos si los aranceles entran en vigor.
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Sin embargo, al tratarse de un “sector entrelazado”, es decir, que la cadena de producción automotriz es fraccionada en distintos países, Fabio Barbosa Cano, profesor-investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM consideró que el imponer aranceles “sería un absurdo, sería como darse un balazo en el pie”.
A diferencia, por ejemplo, de la producción metalúrgica, pues señaló que se trata de una industria en la que se compite con el mercado estadounidense, “y si nuestras exportaciones, sufren aranceles, recibiríamos un golpe a nuestra mano de obra, a nuestro empleo y un golpe a nuestra balanza comercial”.
La industria agroalimentaria es otro de los sectores en la cuerda floja. Productos como el aguacate, el tomate y las berries, que implican exportaciones millonarias hacia Estados Unidos, podrían ver encarecido su precio final, generando afectaciones tanto a productores mexicanos como a consumidores estadounidenses.
Por su parte, el sector manufacturero, que incluye electrónicos y maquinaria, también se vería gravemente afectado. Las cadenas de suministro integradas entre ambos países podrían sufrir interrupciones, lo que podría implicar en el aumento de los costos y tiempos de producción.
Según el Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) la inestabilidad en las exportaciones ante el amago de aranceles implicaría que para el primer trimestre de este año la macroeconomía presentará un ambiente de desaceleración, en tanto la microeconomía reflejará signos de estancamiento, aunado a las afectaciones en el gasto de los hogares y la inversión empresarial.
“Para amortiguar la desaceleración y los aranceles, se debe impulsar el mercado nacional estimulando la demanda interna (consumo, inversión y gasto del gobierno). Se debe brindar confianza al inversionista, certidumbre al empresario y seguridad al consumidor para amortiguar la reducción del PIB para 2025”, señala el análisis del laboratorio coordinado por el académico José Ignacio Martínez Cortés.
En la opinión de Fabio Barbosa, ante “el enorme desafío” que implica para México la llegada de Trump, “es necesario que se examine la situación con mucho patriotismo, con mucho cuidado, y cerrar filas en torno a nuestra presidenta”. Se pronunció por un “viraje a profundidad en el modelo de desarrollo” de nuestro país, que acentué la producción para el mercado interno para atender otras fuentes de desarrollo.
“El asunto más importante a examinar en este momento es el cambio de modelo de desarrollo, es necesario mirar hacia la agricultura, allí podríamos resolver una serie de problemas con el empleo y la alimentación, y abandonar las políticas que nos impusieron con el tratado de libre comercio que basaron todo en la producción automotriz”.