Ampliar prisión preventiva no resuelve problemas sociales: Enrique Zúñiga

28 de Noviembre de 2024

Ampliar prisión preventiva no resuelve problemas sociales: Enrique Zúñiga

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Para el escritor Enrique Zúñiga, esta lógica de ampliar la prisión preventiva oficiosa describe a un populismo penal o populismo punitivo.

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Foto: Eje Central

Enrique Zúñiga, autor de La pelea por los infiernos
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Para el escritor Enrique Zúñiga, esta lógica de ampliar la prisión preventiva oficiosa describe a un populismo penal o populismo punitivo

La ampliación de la prisión preventiva oficiosa en México no resolverá los problemas sociales, advierte Enrique Zúñiga, autor de La pelea por los infiernos.

En entrevista para Ejecentral, subraya que esta ampliación va incluso en contra de la normatividad internacional y convenios internacionales.

Desde que empezó el gobierno anterior, de López Obrador, se tenía esta lógica de ampliar el catálogo de delitos. Cuando ellos llegaron lo primero que hicieron fue organizar esta cuestión de ampliar el catálogo de delitos y empezar esta dinámica de la prisión preventiva oficiosa”, recuerda.

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“Este gobierno (el de Claudia Sheinbaum) lo que hizo es tratar de paliar por medio de la prisión, acabar con los problemas sociales”, anota.

Para Zúñiga, esta lógica describe lo que se conoce como populismo penal o populismo punitivo.

El miércoles, el Senado de la República aprobó la reforma constitucional que redefine el tratamiento de delitos graves en México, al incluir la extorsión, el tráfico de fentanilo y drogas sintéticas, el contrabando y comprobantes fiscales falsos, aunque no se incluyó al narcomenudeo y delitos fiscales.

La prisión preventiva tiene que ver con un proceso en el cual es como un instrumento que nos permite que la persona no se fugue. La prisión preventiva oficiosa es decir que nada más por el simple hecho de que se diga que esa persona cometió un delito, está en prisión. No se puede estar a favor desde la perspectiva de los derechos humanos”, explica el investigador y ex funcionario federal.

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Al respecto, el pasado 22 de noviembre, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, manifestó su preocupación por esta reforma que entonces estaba siendo analizada por el Congreso.

“La prisión preventiva no debe ser una práctica general, sino una medida basada en una decisión individualizada por parte de una autoridad judicial de que las circunstancias de cada caso justifican dicha detención”, refiere Türk.

Para la ONU, la prisión preventiva atenta contra la presunción de inocencia, el debido proceso, el derecho a la integridad personal, la independencia judicial, la persecución eficaz de los delitos, el derecho a la libertad personal, la igualdad ante la ley, el deber de fundar y motivar la medida privativa de la libertad, el derecho a la revisión judicial, así como el enfoque de derechos humanos en la seguridad pública.

Enrique Zúñiga agrega que debido a la prisión preventiva en México se popularizó la frase “primero detenlos, luego averiguo” o hasta “primero mátalos, luego averiguo”.

Y es que “se detiene, se está en la prisión y se sigue el proceso, posteriormente puede que lo sentencien que es una persona que no cometió el delito y sale, pero ¿quién repara el tiempo que pasó en la cárcel?”.

-¿Cuánta gente inocente hay en las cárceles de México?-, se le pregunta.

“Es una cuestión incuantificable, podría decirse, porque tenemos una población de privados de la libertad que ha ido fluctuando en el paso de los años, que ha estado en su máximo apogeo en 270 mil personas privadas de la libertad. Ha ido bajando entre 20 mil personas, 30 mil personas, 240 mil, 230 mil, y con la inclusión de ciertos delitos en el catálogo había una tendencia hacia abajo en el tamaño de las poblaciones penitenciarias”.

“Es una cuestión incuantificable, no lo sé, es algo abstracto, pero lo que sí sabemos es que gran cantidad de las personas que se encuentran en prisión están sin ser sentenciados. Muchas de esas personas manifiestan que no cometieron el delito y se encuentran en prisión, aunque no implican ningún riesgo de fuga, eso nos pone frente a un sistema que sin importar si son pocos o son muchos, por sí mismo es injusto”, abunda.

Por último el escritor considera que “es paradójico que estando bajo un gobierno de izquierda se piense que la solución es la cárcel”, además de que se supondría que este tipo de gobiernos invierten en la prevención del delito.

Zúñiga concluye que la prisión preventiva “es injusta, se presentan actos de corrupción y en realidad no soluciona ningún conflicto”.