Este 19 de septiembre, una fecha que ha dejado cicatrices imborrables en México, fue nuevamente conmemorada este año en una solemne ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. En el corazón del país, el Zócalo de la Ciudad de México, se rindió homenaje a las víctimas de los devastadores sismos de 1985 y 2017.
La ceremonia comenzó con la imagen del presidente, acompañado de Claudia Sheinbaum, mandataria electa, caminando desde Palacio Nacional hacia la Plaza de la Constitución. El silencio en la plaza más grande del país fue absoluto.
El acto central fue el izamiento de la bandera a media asta, un gesto cargado de simbolismo y respeto. Mientras la bandera ascendía lentamente, la banda de guerra y el coro de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entonaban el Canto a la Bandera, acompañando el momento de reflexión con un ambiente musical solemne. En silencio, los asistentes presenciaban este ritual, enmarcado por el respeto a los caídos.
El punto álgido llegó con el toque militar Silencio, un tributo en sonido que resonaba en el aire como un eco de las pérdidas que ambas tragedias trajeron consigo. A lo largo de la ceremonia, las expresiones de los presentes reflejaban no solo el luto, sino también la capacidad de recuperación y la unidad que caracteriza al pueblo mexicano frente a la adversidad.
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Tras concluir la ceremonia, López Obrador, acompañado por Sheinbaum y Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, regresó a Palacio Nacional. A su paso, se oyeron vítores y expresiones de cariño de simpatizantes que le agradecían su presencia y liderazgo. Entre los gritos de “Es un honor estar con Obrador” y “Gracias presidente”. DJ