Después de confirmarse el positivo del presidente Donald Trump a la prueba de Covid-19, inició la revisión de contactos y de eventos en los que participó el republicano y que, además, contaron con la presencia de público. Dentro de la lista se ubica la ceremonia de nominación de Amy Coney Barrett a la Suprema Corte que se realizó en la Casa Blanca.
De este evento, en el que los asistentes no guardaron la distancia recomendada y en el que pocos portaron cubrebocas, ya fueron detectados al menos seis personas que han contraído el virus SARS-CoV-2.
Melania Trump, esposa del presidente, y John I. Jenkins, presidente de la Universidad de Notre Dame, son dos de los personajes en el listado que completan los senadores republicanos Tomo Tillis (Carolina del Norte) y Mike Lee (Utah), así como Kellyanne Conway, exasesora de Trump, y Hope Hicks, actual asesora del presidente.
Cabe señalar que la residencia oficial ha sido señalada por el riesgo que implica. Las oficinas son pequeñas y están abarrotadas, hay visitantes constantemente y al jefe no le gusta que la gente use máscaras: bienvenido a la Casa Blanca, donde el presidente Donald Trump dio positivo de covid-19.
La noticia conocida durante las primeras horas del viernes de que Trump y su esposa Melania resultaron positivo al virus puso a todos los fucionarios del Ejecutivo estadounidense en una frenético labor de rastreo de contactos y pruebas de emergencia.
La Casa Blanca es zona de peligro de covid-19
¿Evitar grupos grandes, no sacarse el tapabocas y mantenerse distanciado del resto de las personas? No para el presidente Trump.
El presidente ha estado realizando un número creciente de mítines con miras a su reelección, con miles de personas muchas veces reunidas en poco espacio y en la mayoría de los casos sin cubrirse el rostro.
El último acto partidario fue en Minnesota el miércoles, donde estuvo acompañado por su asistente cercana Hope Hicks, de quien el jueves se supo tenía el virus. Otro planificado para Florida el viernes fue cancelado.
Trump tenía previsto volar el sábado a un mitin en Wisconsin, un estado donde las infecciones están aumentando. La semana que viene iba a hacer una gira por el oeste del país, incluido el crucial estado de Arizona.
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Muchos de estos eventos tienen lugar al aire libre, pero la semana pasada Trump se reunió en un lugar cerrado con cientos de simpatizantes en Florida y Georgia.
También organizó un gran acto en el jardín de rosas de la Casa Blanca el sábado pasado para anunciar a Amy Coney Barrett como su nominada a la Corte Suprema. La Casa Blanca dijo el viernes que desde entonces ella ha dado negativo.
Espacios reducidos
La Casa Blanca no tiene mucho de edificio típico de oficinas; es más bien una casa señorial adaptada para uso gubernamental, con laberintos de pequeñas oficinas y pasillos.
Incluso el famoso Salón Oval, despacho del presidente, es reducido, mientras que para los fucionarios, “oficina” a menudo significa poco más que un escritorio en un cuarto del tamaño de un armario.
El poderoso yerno de Trump, Jared Kushner, por ejemplo, trabaja en una de las oficinas más pequeñas. Pero, como le dijo a la revista Time, tiene una “buena ubicación”, justo al lado del comedor privado del presidente, uno de los lugares favoritos de Trump.
Casi 400 personas trabajan en la Casa Blanca, además de los periodistas, que se ubican en un ala aún más repleta de gente. Y aunque los periodistas cumplen rigurosamente la pauta de las máscaras, pocos empleados lo hacen.
Trump se burlaba con frecuencia de las máscaras, pero decía que estaba a salvo debido a las pruebas frecuentes. La Casa Blanca utiliza la prueba rápida de Abbott, que puede dar resultados en minutos, pero los protocolos de detección no son infalibles.
Por ejemplo, algunos periodistas son evaluados sistemáticamente, mientras que otros que aún no lo han sido todavía se acercan a Trump cuando responde a las preguntas antes de subir a su helicóptero Marine One.
Incluso no está claro cuántas veces le hacían la prueba a Trump. En julio, su portavoz, Kayleigh McEnany, dijo que era “varias veces al día”. Pero Trump la contradijo, señalando que era “en promedio, una prueba cada dos días, tres días”.
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