Normalmente se dice que el premio Nobel no se otorga por lo sorprendente o difícil que haya sido el trabajo de los científicos, sino porque haya “beneficiado a la humanidad”, como solicitó en su testamento Alfred Nobel; sin embargo, hasta el momento no se han encontrado aplicaciones para el increíble descubrimiento de los ganadores de este año.
Anne L’Huillier, Pedro Agostini y Ferenc Krausz recibirán el galardón por haber desarrollado “métodos experimentales que generan pulsos de luz de attosegundos para el estudio de la dinámica electrónica en la materia”. Los attosegundos son trillonésimas de segundo y su brevedad permite captar la actividad de los electrones.
En 1987, Anne L’Huillier (de origen francés, trabaja en la Universidad de Lund, Suecia, y formó parte del comité del Nobel hasta 2015) descubrió que surgían muchos matices de luz diferentes cuando transmitía luz láser infrarroja a través de un gas noble y sentó las bases para los avances posteriores, señaló el comité del Nobel.
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Sobre su trabajo pionero, L’Huillier comentó en entrevista al encargado de prensa del Nobel que fue “una investigación básica… era nuevo, no se esperaba ni se predijo… fue muy interesante estudiar e intentar comprender más y luego, muchos años después, buscar aplicaciones y explorar cosas nuevas con ello”.
En 2001, Pierre Agostini logró producir e investigar los efectos de una serie de pulsos de luz consecutivos que duraban sólo 250 attosegundos; mientras que Ferenc Krausz, trabajando de manera independiente y con otros métodos, creó un sistema que permitía generar un único pulso de luz de 650 attosegundos de duración.
Si bien hasta el momento no hay aplicaciones prácticas para el descubrimiento de estos tres científicos, ellos confían en que estos llegarán, y que de cualquier manera se trata de un avance importante en el conocimiento de la naturaleza.
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