Por quinta vez en los poco más de tres años y medio en que María Elena Álvarez-Buylla ha estado al frente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), hoy se publica un nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), lo que para muchos investigadores puede considerarse “un exceso de improvisación en la estructuración del sistema”.
La publicación del reglamento hoy en el Diario Oficial de la Federación se produce después de que el anteproyecto estuviera en el sitio de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) para recibir comentarios desde el pasado 23 de junio; sin embargo, no hay diferencia alguna entre el anteproyecto y el reglamento que entrará en vigor mañana.
Por esta razón la Red ProCiencia, que agrupa a investigadores y académicos “que promueven una política científica efectiva que colabore en la solución de los grandes desafíos nacionales”, repite hoy lo que señaló el 25 de junio en el documento Consideraciones sobre la propuesta de Reglamento del SNI 2022: el nuevo reglamento “implica una falta de reflexión”, el citado exceso de improvisación, además de opacidad y discriminación.
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Las críticas que recibió el anteproyecto en el portal de Conamer hacen énfasis en el aspecto de la discriminación, la cual, señalan, es patente en la exclusión de la posibilidad de recibir el estímulo económico que se hace, en el Artículo 33, de los investigadores que no laboren en instituciones públicas de educación o de investigación del sector público.
Esto contrasta con que el mismo Artículo 33 establece que “las y los integrantes del SNI que asuman un cargo en la administración pública podrán seguir recibiendo el apoyo económico”, a pesar de no estar haciendo investigación.
También se considera discriminatorio que para acceder al nivel de candidato sólo se considerará a quienes hagan labor docente y de formación de recursos humanos en México, lo cual afectaría la incorporación de jóvenes investigadores recién repatriados, y que se pida que para ascender de nivel en el SNI se deban pasar dos periodos de cinco años en un nivel, lo cual “desalienta, retrasa y trunca la carrera de investigadores de alta capacidad”.
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