Negocios de sombras

15 de Abril de 2025

Negocios de sombras

El investigador del CIESAS ofrece a los lectores de ejecentral un primer acercamiento a su libro, una provocadora investigación llamada, “Negocios de sombras. Red de poder hegemónica, contrabando, tráfico de drogas y lavado de dinero en Nuevo León”

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Nuevo León, el emblema nacional de la industria y la devoción al trabajo. El referente norteño del progreso material a partir del tesón y el esfuerzo de su gente, que a lo largo del tiempo ha aprendido a transformar la adversidad en bonanza y progreso. Verdades parciales en un entorno de sombras, donde la memoria selectiva no logra aún desvanecer del todo las imágenes de cuerpos humanos colgados en las principales avenidas de su metrópolis, orgullosa y macrocefálica, afectada como pocas no hace tantos años, por la “guerra contra el narco”.

No cede del todo el eco de las balas y el reguero de sangre cuando los escándalos mediáticos en contexto electoral hacen eco de causas más profundas, de historias de familias donde los abolengos y los albañales se entrecruzan. Historias añejas e interminables, olvidadas a propósito en la mitología empresarial, ignoradas con deliberación por aparatos de seguridad y justicia federales y locales, que muestran que no, no toda la acumulación es sólo producto del ingenio y el esfuerzo legal. Porque el epicentro económico del noreste mexicano ha sido también el escenario secular de trasiegos ilegales junto con su vecina Tamaulipas: el contrabando de armas, electrodomésticos, textiles y, desde mediados del siglo XX, drogas. Historias que afloran en los fondos del Archivo General de la Nación, de las cortes federales estadounidenses, en Wikileaks, en la basta hemerografía generada por periodistas mexicanos y extranjeros, a veces, con consecuencias funestas, sobre todo para los primeros.

Porque escondidos en el legítimo orgullo de trabajo y ahorro de los neoleoneses, se ocultan las sombras, los integrantes de una red de poder que ha configurado circuitos institucionales del Estado –normas, instituciones, regulaciones–, para hacerlas funcionar de acuerdo a sus intereses privados y, según lo que se expone en esas fuentes de información, con frecuencia ilegales. Se entremezcla así un esquema de poder y acumulación donde semejante manipulación de las instituciones permite a sus beneficiarios integrar en la economía legal las ganancias obtenidas en actividades productivas formalmente legales, pero que se nutren también de negocios turbios, muy parecidos a aquellos que se suele caracterizar como tráficos ilícitos y/o lavado de dinero.

Una red de poder que estableció su hegemonía tras la Revolución Mexicana amparada dentro del entonces omnímodo partido de Estado. Red de generales revolucionarios y sus sucesores en la burocracia civil, que terminaron al cabo en matrimonio funcional –siempre tenso, nunca perfecto– con élites empresariales de la más acendrada derecha, surgidas desde el Porfiriato, que a su vez, nunca dejaron de apostar por opciones políticas alternativas y, finalmente, lograron participar directamente en el poder político federal a partir de la alternancia del 2000. Actores que a lo largo de los años han estado, según parece evidenciar la información obtenida en las fuentes ya descritas, operando tras bambalinas para garantizar la continuidad de tráficos ilegales trasnacionales, para brindar impunidad selectiva a sus asociados que las llevan a cabo, y para beneficiarse en sentido económico junto con ellos. Con la diferencia de que en semejante dinámica, los operadores –los delincuentes en sentido tradicional– son la pieza más endeble del andamiaje: los reemplazables, los que a pesar de los flashes mediáticos y el discurso oficial que magnifica su dimensión, son los únicos que acaban encarcelados o muertos.

›Es este trasfondo –conocido por las instituciones mexicanas e incluso por otras externas– el que permite explicar lo inalterado de los tráficos ilícitos en el noreste, a pesar del crecimiento constante de los recursos presupuestales en seguridad. O la apabullante tasa de impunidad, la volátil estabilidad y la facilidad con que se puede incendiar de nuevo el estado, para zozobra de su gente.

En la rebatiña electoral, las revelaciones a modo ponen de manifiesto que las sombras siguen afianzadas en el noreste. Jamás se han ido; y la ausencia de macroprocesos judiciales para desmantelar semejantes redes criminales, el empecinamiento en mantener una estrategia militarista enfocada a lo sumo en la contención, son garantía para su continuidad. A las sombras no se les suele detener en flagrancia, mientras empuñan un rifle de asalto. Pero las conexiones existen, pueden investigarse y documentarse. ¿Hasta cuándo se va a cansar Nuevo León, de elegir alcaldes multimillonarios artífices de “grupos rudos” vinculados a organizaciones delictivas? ¿De candidatos a gobierno de fortunas repentinas y parentescos y entorno social preocupantes? ¿Ya se olvidó su gente que la detención de uno de los traficantes tamaulipecos que aparece ahora de nuevo en las noticias fue justamente la chispa que inició la violenta disputa que ensangrentó Nuevo León, entre la organización de Osiel Cárdenas y sus entonces rivales, los Beltrán Leyva?

La amnesia colectiva, auspiciada desde los espacios de poder público y privado, es difícil de revertir, mas no imposible. ¿Quiere usted que recordemos un poco? Desde mi trinchera, desde la ahora tan vilipendiada academia y menospreciada investigación científica, yo puedo ayudarle a recordar, a encontrar las agujas en el pajar que permiten explicar esta tragedia colectiva que lo ha afectado a usted y a los suyos. Acompáñeme. Recordemos juntos. Para eso me paga usted, como investigador del CIESAS, un Centro Público de Investigación sostenido con fondos presupuestales: para generar conocimiento científico útil para la sociedad.

Si le agrada la idea, le invito a leer mi libro: Negocios de sombras. Red de poder hegemónica, contrabando, tráfico de drogas y lavado de dinero en Nuevo León. Lo puede usted adquirir en línea: https://cutt.ly/SbxH6fh. No es disfrutable lo que va a encontrar. Es triste y lamentable. Pero usted necesita saberlo. Es el primer paso para salir de esto.

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