Casi 48 horas después de que se diera a conocer la propuesta de decreto para el cierre del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a vuelos de carga, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que se buscará un consenso, que no será una imposición.
El pasado martes y ante la saturación del AICM, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) presentó ante la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, una propuesta de decreto para cerrar el mismo a las “operaciones de los concesionarios y permisionarios que proporcionan el servicio al público de transporte aéreo nacional e internacional regular y no regular exclusivo de carga”.
La propuesta inmediatamente causó opiniones divididas, como en la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) que expresó su preocupación sobre los impactos económicos y sociales que tendrá esta decisión, pero advirtió que para lograrlo se requiere un plazo mínimo de 360 días naturales.
Sin embargo, en la conferencia matutina de este jueves, lo que parecía ser una orden pasó a ser una posibilidad. El mandatario mexicano aseguró que se encuentra en una etapa de convencimiento, porque siempre aplica la máxima del presidente Benito Juárez: “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”. De acuerdo con López Obrador, lo que se pretende es llegar a un acuerdo tanto con agencias aduanales como quienes se dedican a este rubro, para que los aviones de carga utilicen el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”.
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El Presidente explicó que existe una saturación del actual aeropuerto, mientras que en el AIFA, una de las obras emblemáticas de esta administración, se cuenta con espacio, condiciones de seguridad y agilidad en trámites, para que se mejore el servicio de transporte aéreo de carga.
“Y se está llegando a este acuerdo con los directores de los dos aeropuertos, con aduanas, con todo, y va a ser —yo creo— por consenso, no queremos imponer nada”, afirmó.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) señaló que será todo un reto, ya que no sólo se trata de la llegada de vuelos a un aeropuerto distinto, sino trasladar las operaciones de su cadena de suministro, que generarán costos ocultos, como el traslado de empleos y oficinas, por lo que debe analizarse el impacto real de esta propuesta.
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