Debido a su afortunada posición geográfica, un poco al norte de donde el país tiene un “hombro”, los pobladores de las costas de Nayarit en la zona de Nuevo Vallarta no estaban demasiado preocupados por la llegada de Lidia.
“Todos los años es lo mismo, dicen ‘ahí viene el huracán’ pero no, no pega tanto ni tan fuerte”, dice Rodrigo Dragonetti, quien vive en la playa de San Pancho, donde todavía en esta mañana se estaban aprovechando las olas grandes para hacer surf.
Juan Manuel González, quien vive en la playa Chacala coincide: “Todos los años pegan cerca… pero no habrá grandes riesgos, ya que la posición de la bahía está escudada por los cerros”, dice en particular sobre su ubicación; pero también comenta que en la zona costera en general, entre Puerto Vallarta y San Blas, los huracanes no suelen causar grandes daños.
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Aun así, sí se instalan algunos albergues para las personas que no tienen casa o cuyas son pequeñas y están cerca en los cauces de los ríos.
Marie Laube comenta que en la mañana, en la playa de Sayulita, todo fue normal: los negocios, restaurantes y tiendas, abrieron y la gente se metió al mar. En la tarde, cuando se anunció que Lidia tenía categoría 3, algunos establecimientos pusieron tablas de protección, pero no muchos.
El último huracán categoría cuatro que llegó a Jalisco y afectó a Nayarit fue Patricia en 2015; además Willa en 2018 tenía categoría cinco, pero al acercarse a las Islas Marías, Nayarit y Sinaloa perdió fuerza y pasó a categoría tres.
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