“Pelea como niña” fue una frase que por mucho tiempo se usó para hacer referencia a la supuesta falta de fuerza de las mujeres. Sin embargo, esta tarde frente al tapiado del Monumento a la Revolución y al blindaje de Palacio Nacional, las feministas demostraron que “pelear como niña” es gritar, resistir y exigir ante todas las autoridades una vida libre de violencia.
Se puso una valla para evitar la violencia, para que no haya actos de violencia y no queremos que se lastime, se dañe a nadie, no queremos heridos, no queremos que nadie se afecte, tenemos que cuidar a las mujeres”, justificó el Presidente Andrés Manuel López Obrador durante la mañana.
›Sin embargo, ocho horas después sus palabras fueron demolidas por la realidad. Las feministas querían tirar la valla: “No hay nada que nos detenga”, gritaron mientras con mazos y martillos golpeaban el metal, acto que fue respondido desde dentro por la policía con toletazos, uso de extintores y gas lacrimógeno.
En el metro se comenzaban a ver pequeños grupos de mujeres, algunas con la vestimenta del Bloque Negro, otras con la pañoleta verde, acompañadas de madres, amigas o hermanas. Con la sonrisa cómplice que otorga el propio movimiento feminista se unían unas con otras, llevaban sus pancartas en mano o cartulinas enrolladas.
Eran las 13:00 horas y todo estaba dispuesto. En el Monumento a la Revolución las mujeres se congregaron luego de un año de no tomar las calles debido a la pandemia de Covid.
Antes de partir hacia el Zócalo, el Bloque Negro comenzó a golpear las maderas del tapiado en el Monumento a la Revolución, por espacio de 40 minutos varias encapuchadas armadas con mazos y martillos insistieron en reventar las placas de madera hasta que lo lograron.
Las mujeres estallaron en alegría, no hubo tapiado que las detuviera, retiraron cerca de seis planchas y rompieron algunos vidrios. “¡Ojalá nos cuidaran como cuidan las piedras!”, gritaban, mientras agitaban el endeble tapiado que quedaba.
Rumbo al Palacio blindado
Las manifestantes avanzaron del Monumento a la Revolución hacia el Palacio de Bellas Artes, que estaba completamente cubierto por vallas metálicas de tres metros de altura. En el camino realizaron distintas consignas, destrozos e intervinieron monumentos. Antes de entrar a la calle 5 de Mayo entonaron la Canción sin Miedo de Vivir Quintana. Todas eran furia, eran fuego y en manada, como ellas mismas se nombran, nadie se quedaba atrás.
Se molestan porque se puso una valla para evitar la violencia, para que no haya actos de violencia, no queremos que se lastime, se dañe a nadie, no queremos heridos, no queremos que nadie se afecte, tenemos que cuidar a las mujeres”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en su comparecencia matutina. Sin embargo, su argumento fue arrollado por la realidad.
¿A qué suena el enojo? Hoy en Palacio Nacional la furia feminista sonó a consignas como “Mujer, escucha, esta es tu lucha” y “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, pero también a mazos y martillos golpeando la pared de hierro.
¡Sal Andrés Manuel, sal ya!”, “¿Tanto miedo nos tienen?”, “El miedo cambió de lugar, culeros”, y “ojalá así me hubieran cuidado cuando me violaron”, gritaban las mujeres que, con el enojo de su generación y de las que las antecedieron hicieron que la policía que estaba frente a la valla se pusiera detrás y derribaron cuatro paredes de la muralla metálica.
Las autoridades respondieron primero rociando un polvo que complicaba la visibilidad, luego con extintores, escalaron —y pese que el gobierno sostenga lo opuesto—, usaron gas lacrimógeno. Hacia el atardecer el enojo se transformó en ojos y rostros irritados, en gargantas cerradas y en 10 manifestantes heridas, así como 62 policías.
Entre ofensiva y ofensiva de las mujeres, unas entre otras se cuidaban, como siempre lo han hecho. “Sólo nosotras nos tenemos, se repetían”. “¡Agua, por favor!”, “Compas, al suelo y respiren por la boca”, “Aquí ocupamos ayuda”, decían quienes cuidaban a sus compañeras. Ninguna se quedó atrás.
Miguel, de Brigada Marabunta, aseguró que la policía de la Ciudad de México no respetó los protocolos, ya que lanzaban objetos como rocas y botellas, se hacían de palabras con las manifestantes e incluso hubo policías vestidos como civiles.
Al caer la noche las manifestantes comenzaron a retirarse, por hoy fue todo, el combate terminó pero volverán, porque la violencia no cesa y su furia tampoco.